Cuando están lejos de casa, lo que más extrañan es la cotidianidad. El corre y corre diario para llevar a los niños a la escuela, los intercambios a la hora del desayuno y las veladas dedicadas a maratones de películas tirados todos en la cama son experiencias que comparten como madres las sargentos de la Reserva del Ejército de Estados Unidos Miriam Quiñones y Milagros Torres, una de vuelta con su familia en Puerto Rico y la otra destacada en Kuwait.

“Difícil” es la palabra que ambas utilizan para describir la separación de sus pequeños para cumplir con la milicia. Pero coinciden también en que la tarea de criar a los hijos es compartida y distribuida entre los demás miembros de la familia extendida. 

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“Es difícil cuando tomamos la decisión de servir, pero es algo que hacemos en familia. Aunque no es fácil a veces dividir el tiempo para poder compartir tanto con los hijos como con las responsabilidades del ejército, no se trata tan solo de la cantidad, sino de la calidad”, comenta Quiñones en la Base Buchanan, acompañada por su esposo, el policía Javier Silva, y por sus hijos, Lester, de 14 años, y Saira, de 10. 

Quiñones lleva seis años sirviendo en la milicia. Su movilización más reciente fue en 2012 a Afganistán, donde se desempeñó como técnico de manejo de finanzas. Este domingo celebrará su segundo Día de Madres en casa, luego de ese último destaque.

“Cuando me fui, dejé a este nene chiquito y cuando llegué estaba más alto que yo”, dice mirando al mayor de sus hijos.

“Cuando tú lo ves de frente, dices, ‘wow, ¿cuándo pasó esto? ¿en un año?’”, exclama al abordar todas las fechas importantes en que madres e hijos se extrañan cuando se está distante. Pero, reitera, fueron los pequeños acontecimientos de cada día los que más añoraba cuando estaba en Kuwait, cosas que quizás son las más sencillas del mundo, pero son las que quizás le dan significado a la vida de uno y especialmente a la vida de familia”.

Los niños, por su parte, tuvieron que adaptarse a ver a su papá asumir tareas a las que se dedicaba la mamá y aprender a lidiar con su carácter estricto. Incluso, los cuentos que le leía a Saira en las noches carecían de la dulzura de la voz maternal a la que estaba acostumbrada, según ella misma les contó, asunto que remediaron parcialmente con comunicaciones telefónicas que transcurrían con narraciones desde otro lado del mundo.

La experiencia ha significado que los hijos admiren más a su mamá. 

“Ha sido fuerte”, destaca Lester. 

“Gracias al esfuerzo de mi mamá tuve la oportunidad de hacer muchas cosas”, añade Saira sobre la experiencia de tener una mamá militar. “Pero tampoco fue fácil porque ella es mi mamá y la extrañaba”, precisó.

Este domingo, volverán a hacer esas pequeñas cosas que dejaron de hacer tantos días: dormir juntos hasta tarde, preparar con calma un desayuno especial y aprovechar la ocasión para visitar a las abuelas.

Mientras, la sargento Milagros Torres Álvarez, vía telefónica desde Kuwait, agradece el apoyo de su propia madre y del resto de su familia extendida para cuidar de sus cuatro hijos, Joseph, Layla, Joshua y Josuan, de 15, 12, 11 y 6 años, respectivamente. 

Cada vez que puede, habla con ellos y se cuentan sobre el quehacer diario. Pero cada conversación, destaca, es una oportunidad en la distancia para que aprendan de ella valores de responsabilidad, lealtad y respeto.

“Yo quiero que ellos sepan lo importante que es amarse y estar unidos siempre, sobre todo en momentos difíciles. Eso es lo que nos va a mantener”, apunta.

No es la primera movilización de Torres. En 2007 estuvo en Iraq, pero el Día de las Madres para ella no dejará de ser triste debido a la distancia que la separa de sus niños. Al menos, la certeza de que están bien cuidados y de que compartirán con el resto de su familia le da tranquilidad. 

La consuela, además, el saber que pronto estará con ellos. 

“Quiero que sepan que los amo mucho. Siempre se los he dicho, que yo estoy aquí porque este es mi deber y es mi responsabilidad, pero eso no significa que los ame menos. Quiero verlos y estar con ellos. Cuando los vea, me los voy a comer a los cuatro a besos y vamos a hacer lo que hacíamos antes, sentarnos a comer helados juntos y a ver películas”, aseguró al tiempo que concluyó la llamada. 

Cmq gc

del tiempo que uno pasa con la familia y lo que hemos tratado de hacer es de conseguir cosas que todos disfrutemos para poder hacerlos y estar todos juntos. Vemos películas que a todos nos gusten. Ahora todos entrenamos juntos y compartimos ese tiempo pues al máximo.

Cuando estuve movilizada, las llamadas telefónicas eran sumamente importantes. Poder saber que mis hijos están en buenas manos porque su papá, yo creo que es el mejor papá que puedan tener.

-la relación sufre por cambios. Porque cuando tú te vas, estás prácticamente un año lejos de tu familia. Tu esposo aprende a hacer roles que son quizás los tuyos y empieza a hacerlos todos él. Cuando nuevamente la familia se reúne pasamos por un proceso de ajuste porque tenemos cada cuál que volver a tomar su lugar. Pasa tiempo. No es algo que surge de la noche a la mañana. 

Dentro de todo el ejército siempre nos apoya y pasamos por retiros.

Saber que están en buenas manos es lo único que te da tranquilidad para seguir hacia adelante y vas contando los días. Me falta tanto para regresar. 

Los compañeros de unidad también se vuelven parte de tu familia y todos cuando estamos movilizados tenemos días que estamos más decaídos, pero entre nosotros mismo nos damos apoyo.

-javier Silva, las dinámicas cambiaron totalmente. Por ejemplo, a la hora de preparar los alimentos, mi esposa es muy complaciente con ellos y yo no tenía mucho tiempo. Así que ellos aprendieron a comer lo que yo les hacía. No había menú como con mamá. Eso es solo un ejemplo de todas las cosas que ocurren, cómo cambia todo.

A la nena le gustaba escuchar cuentos y su papá le leía cuentos y un día le dijo: ‘papá, a mí me gusta que tú me leas cuentos porque tú tienes una voz fuerte, pero a mí me hace falta la dulce voz de mi mamá. Lo que hicimos fue que desde Afganistán yo me conectaba con ellos y les leía cuentos. Estábamos rato haciendo 

Lester: “Ha sido fuerte, ha estado por allá. Que no importa, ella sigue apoyándonos y aunque estuvo mucho tiempo por allá, estuvo un poco diferente, como que ya se acostumbró. 

No tenía mucha paciencia. A veces nosotros molestábamos y ella se molestaba de nada y ya volvió a lo normal.

Saira

Ella aunque pasó mucho tiempo, yo no noté el cambio, pero siempre intenta estar con nosotros y nos intenta ayudar.

Lester: No fueron muy difíciles, pero tampoco fueron fáciles. Papi es estricto, pero intentó ayudarnos y nos intentaba distraer. Mami estaba lejos y no en el mejor lugar, pero él nos intentaba distraer.

Saira: Gracias al esfuerzo de mi mamá tuve la oportunidad de hacer muchas cosas, pero tampoco fue fácil porque ella es mi mama y la extrañaba.

Mi papá nos trataba de distraer. Gracias a Dios lo pasamos no muy mal que digamos.

El anterior no.

Los nenes nos preparan desayuno, nos levantamos tarde, después que se metan en la cama, nos damos un baño, visitamos a la familia, las abuelas, las hermanas. Pasarla juntos.

“Increíblemente, cuando me tocó de venir de vacacions 15 d

Las cosas cotidianas, lo usual, lo más simple es lo que más que se extraña

Yo espero que a través de mi sacrificio yo les pueda dar a ellos el mejor futuro que yo les pueda dar y el apoyo que ellos necesitan. Hasta el momento yo soy una madres súper orgullosa. Me han tocado los dos mejores hijos y quiero seguir dándoles apoyo para que se conviertan en adultos maravillosos y que aporten cosas buenas a este país.