De pie sobre escombros, que hace 15 días conformaban su hogar en el barrio Juan Domingo de Guaynabo, Edubige Mata Checo lamentaba el azote del huracán María. Lo hacía con resentimiento, quizás con más fuerzas que muchas otras personas por estar desprotegida de casi todas las garantías de supervivencia. 

Edubige llegó a Puerto Rico en yola desde República Dominicana y edificó su hogar limpiándole las residencias a los demás. Ahora, su vida está en el suelo junto a colchones, televisores, pedazos de madera, árboles caídos, radio, cocina, baño; todo está destruido. 

“Aquí duré 13 años trabajando duro y enferma de diabetes”, expresó. “Esta experiencia no se la deseo a nadie. Este fue un fenómeno más hijo de yo no sé qué”. 

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El día del huracán, la mujer se refugió en casa de su vecina y desde allí observó, detenidamente, cómo se desprendían una por una las planchas de zinc y las paredes. 

Pero su vecina se fue del País y habló con los dueños para que Edubige pudiera vivir en la residencia con su madre Ángela Checo, de 76 años, mientras encuentran dónde mudarse. Pero no hay muchas garantías. 

“Estoy ahí, pero un día nos echan a la calle”, lamentó.

Tras la catástrofe, se quedó sin trabajo. Dice que a quienes le limpiaba las residencias tomaron un avión y huyeron despavoridos del desastre que ocasionaron los vientos de más de 150 millas por hora. “Esa gente vinieron y se fueron a Miami donde tienen otras residencias”. 

“Yo sufro de un coraje. Después que estás estable en un lugar y de la noche a la mañana: nada”, soltó alterada. 

Días posteriores al huracán, llegó hasta su residencia el alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez. “Entró, hablamos, se tomaron fotos conmigo, hicieron vídeos. Se fue y no ha vuelto más”, criticó. 

Hoy, fue a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) con la esperanza de obtener alguna ayuda para su sustento, pero no la consiguió. En medio del proceso de hacerse residente de Estados Unidos dos huracanes han paralizado el trámite. 

Su madre, aunque es residente, ha tenido problemas con su tarjeta de seguro social. Por tanto, no han sido elegibles para ninguna ayuda federal. 

“¿El que es indocumentado, sin papeles, va a morir?”, cuestionó molesta.

Edubige y su madre están en estos momentos viviendo de la providencia y solidaridad de sus vecinos y de su hermana, quien reside en Caguas y cuando sube a Guaynabo le lleva algunos alimentos no perecederos.