La pesadilla y agonía sigue latente para los residentes en Hacienda Las Lomas, urbanización que en el 2015 sufrió un derrumbe de terreno en el cual varias casas estuvieron a pocos metros de irse cuesta abajo provocando terror en esa comunidad.

Han pasado más de tres años cuando ocurrió el primero de los incidentes que socavó gran parte de las estructuras en la calle #2.

Desde entonces, los vecinos viven atormentados pues deslizamientos de terreno amenazaron luego a familias que residen en otras calles colindantes, por lo que casi una veintena de familias tuvo que ser desalojada.

Para colmo, después del huracán María en el 2017, la angustia acrecentó con una nueva amenaza: la montaña detrás de las propiedades de las últimas calles, que estaba supuestamente fuera de peligro, amenaza con ceder y sepultar las viviendas con cualquier otro evento atmosférico o ciclo de lluvia torrencial.

El gran problema en Las Lomas, según análisis hechos por ingenieros y geólogos, es que el lugar se desarrolló sin una planificación conforme a las leyes estatales y federales.

Tampoco hubo un estudio de suelo para certificar si el lugar estaba apto para la edificación de las 105 casas que componen la urbanización.

Además de los problemas de suelo, se identificaron otras irregularidades con los permisos de construcción y utilidades, y obras incluidas que se quedaron a medias.

Ante este escenario, los residentes entablaron una demanda civil contra los desarrolladores en el Tribunal de Primera Instancia en Caguas.

También buscan auxilio legal para que instituciones como el Banco Popular de Puerto Rico (BPPR), que financió el 90% de las hipotecas de titulares, adopte acuerdos con los residentes que tienen un préstamo que no les permite comprar en otro lugar.

El BPPR optó por darles moratorias de pagos cada seis meses a los residentes, lo que alivia la carga, pero no resuelve el problema, según los residentes en Las Lomas.

“Mientras no nos condonen esas cuentas (hipotecarias) no tenemos oportunidad de comprar en otro lugar a menos que se haga como segunda propiedad con todo lo que eso implica. Estamos con las manos atadas”, dijo Iralys Sanabria, quien compró una casa hace 10 años en Las Lomas, donde reside con su esposo y dos hijos, de 9 y 11 años.

Otros bancos, como Scotiabank, resolvieron el asunto con sus clientes otorgándoles el título de propiedad por el valor de $1, lo que los liberó de la hipoteca y les dio la oportunidad de comprar en otro lugar.

Sanabria reconoció que su hogar no enfrenta un riesgo de deslizamiento, pero le preocupa pasar allí una próxima temporada de huracanes pues podría cambiar el panorama.

Otro problema es que en Las Lomas no hay sistema de alcantarillado porque no lo autorizó la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, y los desagües que existen se han deteriorado, dijo Sanabria.

Juan McKenzie y su esposa Iris Maciel, parte del grupo de familias desalojadas, denunciaron que se sienten abandonados por los gobiernos estatal y municipal.

“Después del huracán María no han vuelto a mirar hacia la comunidad. Las ayudas, desde entonces, se enfocaron en los damnificados y se olvidaron de nosotros. De hecho, en febrero de 2018, nos quitaron el voucher de alquiler que nos otorgaron. Todo esto ha sido una pesadilla que me ha afectado los nervios”, dijo McKenzie, quien no ha regresado a su hogar desde hace un año porque la vez anterior “fue decepcionante”, pues los vándalos robaron cosas de su hogar.

La pareja explicó que por ello tuvieron que comprar una segunda propiedad.

“Seguimos teniendo en nuestro crédito la otra hipoteca porque el banco no ha logrado negociar con nosotros”, dijo McKenzie.