Guadalajara, Jalisco. Mofongo, tostones, bistec encebollado, arroz con gandules, guineítos en escabeche y hasta lechón asado con cuerito tostado… como el de Guavate. La oferta es de la Guagüita del Sabor para los estudiantes puertorriqueños que echan el resto en esta ciudad mexicana por obtener una carrera en medicina.

El simpático negocio es de Jeremy Villanueva Cortés, otro Boricua en la Luna, que también fue a la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) a estudiar medicina, se graduó, se casó con una tapatía y se quedó en aquellas tierras. Aunque tiene en Guadalajara dos consultorios de medicina familiar y medicina preventiva, el puertorriqueño de 40 años, natural de Bayamón, saca tiempo para ganarse un dinero extra, a la vez que lleva “un rinconcito” de Puerto Rico a los boricuas que extrañan la cocina de sus casas.

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“Cuando estudié aquí siempre me decía: ‘debería haber un sitio que venda comida puertorriqueña’, porque uno la extraña y mucho”, dijo Jeremy, quien ha adoptado el acento mexicano, pues reside en Guadalajara desde 2003.

Ese mismo año, en la Escuela de Medicina conoció a su esposa, Mónica Paola Tecuanhuehue Reyes, a quien su mamá en una visita que les hizo a Guadalajara, le enseñó a hacer el sofrito y ahora cocinan entre los dos.

El matrimonio llegó al mediodía a los predios de la UAG con su hijita de cuatro años, María Charbel, en una Dodge Caravan de 1998 repleta con comida para entregar. Se estacionaron cerca de una de las entradas del Instituto de Ciencias Biológicas y enseguida comenzaron a llegar los estudiantes a recoger los pedidos.

“Usualmente, vengo a este spot y me quedo desde el mediodía hasta las 3:00 de la tarde para entregar los pedidos. Tenemos una página de Internet que se llama La Guagüita del Sabor en Facebook ,y tenemos un chat en whatsapp y yo pongo el menú del día, los muchachos ven y si quieren me hacen los pedidos. Ayer hicimos lechón asado, estilo Guavate, con arroz con gandules y guineítos en escabeche”, detalló el galeno.

Fuimos con la profesora de medicina, la también boricua Frances Avilés Chan, a la guagüita a comprar el menú del día. Había arroz blanco, habichuelas rosadas, bistec encebollado y tostones. Al día siguiente, habría mofongo con pincho de pollo, y mofongo con camarones a la criolla, “por la Cuaresma”. También habría burrito con marlin guisado, camarones y queso. Además de sándwiches, tripleta, pastrami, bistec encebollado y pernil asado, “para que haya opciones”.

“Como todo boricua, extrañamos esa sazón al estar tan lejos de nuestras casas. Esta comida nos hace sentir un poquito más cerca. Estamos aquí cumpliendo un sueño, lejos de nuestra familia y de nuestra tierra”, comentó, por su parte, el estudiante Héctor Alicea Colón, mientras recogía su plato.

Dijo que el arroz con gandules es uno de sus favoritos de la Guagüita del Sabor. “El lechón asado estaba riquísimo, jugosito, en su punto”, expresó el joven, natural de Barranquitas.

¿Te sentías como en Navidades en Puerto Rico?, le preguntó Primera Hora.

“Literal”, dijo el universitario.

Melanie Cabán Rivera, otra estudiante de Aguada, dijo que lo más que extraña de la comida de su casa son los tostones, “pero Jeremy nos resuelve”. Para el día siguiente, la joven encargó 25 tostones para congelarlos. “Cuando no tenemos tiempo para cocinar, los tostones nos resuelven”, sostuvo.

“Lo más que me gusta de la Guagüita del Sabor es que tiene un menú bastante variado y siempre nos piden sugerencias de qué es lo que queremos. Jeremy es bien servicial, siempre está ahí para nosotros”, agregó Melanie, quien está en su último semestre de Medicina.

“No estudié gastronomía, pero se me da lo de la cocina”, dijo Jeremy para contarnos que a los 17 años se fue a estudiar al Recinto Universitario de Mayagüez, donde hizo un bachillerato en Biología y Microbiología, además de un grado asociado en Psicología y en Biotecnología.

“Viviendo solo tuve que aprender a cocinar a las buenas o a las malas y ahí empecé a aprender. Y como estudiante trabajé en diferentes restaurantes en Mayagüez y creo que ahí fue que desarrollé las habilidades”, indicó.

¿Qué es lo más que te piden acá?

“El jugo de parcha, las alcapurrias, los pastelillitos y sobre todo, el arroz con gandules, el lechón asado y guineítos en escabeche”, dijo el medico-cocinero.

Sostuvo que ni en Guadalajara ni el estado de Jalisco “ahorita” hay un restaurante de comida puertorriqueña.

Para que el lechón le quedara sabroso confesó que llamó a “unas amistades en Guavate” y le pasaron la receta. “Lo empecé a hacer con el cuerito bien doradito”, detalló, quien cuenta con el apoyo de su esposa.

“Ella me ayuda a hacer el arroz blanco, las habichuelas guisadas, el sofrito, el mayokétchup…”, indicó Jeremy. También dijo que ella prepara los postres, como flanes y pastelillos de guayaba.

La mayoría de los clientes de la Guagüita del Sabor son boricuas, pero también cuentan con comensales mexicanos y de otras nacionalidades latinas. “Por ejemplo, en Panamá se utiliza el tostón, pero ellos le dicen patacón”.

Los precios varían por plato. “Normalmente, empiezan en 100 pesos mexicanos ($5) y pueden llegar a 150 y 180 pesos mexicanos, dependiendo el plato, pero cuando lo sacas en dólares no gastas más de $10”, precisó.

No obstante, dijo que los productos puertorriqueños no se consiguen fácilmente en Guadalajara. “Tengo que ir a casas de importación. Ahí es donde consigo el adobo, la sazón (Goya con achiote) y el plátano verde y guineo verde me los traen de la costa de Vallarta, porque aquí no se consiguen verdes. Es un poquito difícil, pero se consigue casi todo, como la yautía, la malanga. Lo que no he podido conseguir es el panapén. Todo el mundo me pide el tostón de panapén y hasta yo lo extraño, pero no se consigue”, abundó.

“Me hace feliz traer un rinconcito de Puerto Rico a los estudiantes en Guadalajara, ya que aquí no hay ningún negocio de comida puertorriqueña. Se han abierto varios, pero cierran porque se concentran en los estudiantes y cuando éstos se van en vacaciones, los negocios se caen. Como esto es un ingreso extra para mí, es un placer traerles comida a los estudiantes y esa nostalgia de Puerto Rico; que cada bocado les sepa a Puerto Rico y los transporte a nuestra tierra”, expresó el Boricua en la Luna.

“La recompensa es cuando me dicen: ‘sabe como el de mi abuela o el de mi mamá’”, agregó Jeremy.