Humacao. Una madre con un recién nacido de 11 días. Una turista colombiana refugiada ante lo desconocido. Un joven sin poder celebrar su cumpleaños.

Estas historias se cruzaron el martes en el Humacao Arena, instalación que se usó por primera vez como albergue ante el inminente paso del huracán María, un monstruo de categoría 5, por Puerto Rico.

El coliseo, que apenas cumple un lustro en operaciones, habilitó 200 catres para los humacaeños que abandonaron sus hogares por un lugar seguro. Hasta la noche del martes, 137 personas se habían registrado, la mayoría de los sectores costeros de Verde Mar y Punta Santiago.  

Entre los presentes, se encontraban familias con sus hijos y mascotas, además de encamados y un señor de 105 años que ya se había entregado al sueño. 

En un cuarto aparte estaba sentada en un catre Kaila Ocasio, de 21 años. En sus brazos, la joven tímida de cabello rizado tenía en sus brazos a Leonardo, varón que dio a luz hace menos de dos semanas. Del paradero del padre de la criatura y de su familia no tenía conocimiento.

Kaila Ocasio y su bebé Leonardo. (andre.kang@gfrmedia.com)
Kaila Ocasio y su bebé Leonardo. (andre.kang@gfrmedia.com)

“Lo que me trajo por aquí fue la preocupación de que pasara algún desastre por casa (Villa Universitaria) y no pudiera conseguir fórmulas para el bebé. Llamé a una amistad y me trajo para acá. Primero me llevaron a una escuela, pero me transportaron mejor acá porque es más seguro y hay aire acondicionado, para el bebé”, dijo. 

“Es la primera vez que pasó un huracán así. Me imagino que habrá desastres allá afuera. Lo mejor que hice fue venir aquí”, agregó. 

Vacaciones arruinadas

En una esquina del Humacao Arena esta acostada y arropada de pies a cabeza Carolina Cardoso Santander, abogada de 44 años y vecina de Bucaramanga, Colombia, calmada de los nervios y con el rostro hinchado por llorar después de llegar al agigantado refugio.

Carolina Cardoso Santander, abogada de 44 años y vecina de Bucaramanga, Colombia. (andre.kang@gfrmedia.com)
Carolina Cardoso Santander, abogada de 44 años y vecina de Bucaramanga, Colombia. (andre.kang@gfrmedia.com)

Cardoso Santander llegó a Puerto Rico de vacaciones con cuatro amigas y se hospedaron en el hotel de Palmas del Mar. A su llegada a la Isla, María era un huracán de categoría 1. 

“Nos enteramos en inmigración que venía un huracán”, comenzó a relatar. 

“En hotel donde nos estamos quedando nos dijeron que estuviéramos tranquilas. Ayer (lunes) estuvimos de compra y la pasamos bien. Esta mañana (martes) comenzó el pánico, el nerviosismo, el miedo, que ya estaba en categoría cinco. Cada una pensando y decidiendo que iba a ser. Mi esposo está en Medellín y me dijo que me fuera a un refugio. El gerente del hotel dijo que nos podíamos quedar, pero los techos son de madera y está cerca del mar, con el ojo pasando cerca”, continuó. 

Las amistades de Cardoso Santander decidieron permanecer en el parador. Un empleado chofer la trajo hasta el Humacao Arena.

“Desde que llegué me acogieron súper bien. Los puertorriqueños se han portado súper lindo. Tengo una señora que se llama Aracelis y ella está con su familia al otro lado del coliseo y llevó su camilla al lado mío y no se ha movido en ningún segundo de mi lado. Todas las personas han estado muy pendientes. Estuvo muy nerviosa pero ahora estoy tranquila”, indicó. 

Coincidir con un huracán es algo nuevo para Cardoso Santander, con pasaje para regresarse el sábado, y no ve la situación que se suponía fuera un escape relajante como un golpe de mala suerte. 

“Nosotros no vivimos esto. No sé qué más pueda pasar. Son cosas de la vida. Si dios quiso que vinera para acá a vivir esto, para algo sería, para sensibilizarme en algo, no sé, para algo. No siento que sea ni buena ni mala suerte”, opinó. 

Cumpleaños con María

En los catres centrales en la instalación, Ivelisse Mendoza, de 44 años, perseguía a su nieta inquieta Joarylisse. 

Ivelisse Mendoza y su nieta Joarylisse. (andre.kang@gfrmedia.com)
Ivelisse Mendoza y su nieta Joarylisse. (andre.kang@gfrmedia.com)

La mujer pudo abandonar su hogar en Verde Mar luego de convencer a su hijo Luis Joel de ir al albergue durante su cumpleaños número 22. 

“Tiene el sentimiento de no poder celebrar sus cumpleañitos y tiene que estar refugiándose”, lamentó. 

Después de pasar malos ratos en su residencia por los huracanes Hugo y Georges, decidió que María no la iba a tomar desprevenida. En el Humacao Arena, entiende, ni escuchará los aguaceros. 

“No creo que aquí se escuche nada. Le digo a la nena mía que aquí vamos a descansar bien porque no se siente nada”, expresó con alivio. 

“Se la comerieron”

José Rodríguez, administrador de operaciones del Humacao Arena, informó que la instalación tiene capacidad para recibir cerca de 1,000 personas. 

“Es completamente segura para el evento que se aproxima en la Isla. Pienso que estamos preparados. Las personas están tranquilas, están comiendo. Hay agua, tengo preparativos, enfermeras, tengo la planta eléctrica, pienso que estamos seguros. De boca, puede decir que no hay mejor lugar seguro en Humacao que este. Se la comieron (el municipio)”, recalcó. 

En otros refugios, la escuela Juan Ponce de León estaba a capacidad con 120 personas. Una tercera localización, la escuela Luciano Ríos, tenía ocho presentes.