Alexandra Franco O’Connell la menor de 14 años que iniciará una carrera en el Recinto de Ciencias de la Universidad de Puerto Rico edad, se cataloga como una persona regular y que es capaz de maximizar sus talentos, a la vez que hace lo que las demás chicas de su edad disfrutan.

“Soy una joven alegre que escucha pop, trap, rock y hasta música clásica. Me encanta janguear con amistades, bailar y cantar en el kareoke. Yo no soy un número, ni un IQ ni una nota. Yo soy una joven como cualquier otra. Dios me dio un talento y lo agradezco; como cualquier otro joven que maximiza sus talentos”, dijo la chica en declaraciones escritas.

Alexandra celebrará su graduación de escuela superior el 24 de mayo y, su graduación de Bachillerato en Ciencias Naturales con un “minor” en psicología de la Universidad de Sagrado Corazón siete días después.

Desde edad infante Alexandra demostró una curiosidad particular por la ciencia y los estudios. A los 2 meses de nacida, según un comunicado, ya pronunciaba “pa, pa, pa”; a los 18 meses una prueba psicométrica adaptada determinó que su capacidad intelectual era de una niña de cinco años. Pero sus padres, Alejandro y Rosemarie determinaron que Alexandra tendría una infancia como cualquier niño; estudió desde kínder hasta sexto grado en la corriente normal. A sus once años, una nueva prueba psicométrica determinaba que contaba con los requerimientos intelectuales para ingresar directamente en la Universidad. Se recomendaba que el grado mínimo en el que debía estar era noveno, según se detalló en el comunicado enviado por Ciencias Médicas.        

“Mis padres y yo determinamos que lo mejor sería no ingresar directamente a la Universidad para que pudiera seguir en contacto con mis amigos. Así que permanecí en mi escuela, tomé unos exámenes y, en vez de ir a séptimo grado fui directo a noveno a los doce años. Luego pasé de noveno a undécimo, gracias a que aprobé exámenes AP y PNA. Además comencé a estudiar cursos básicos nocturnos en Sagrado. Por el día continuaba tomando cursos de duodécimo y en la Universidad del Sagrado Corazón simultáneamente. Esa fue la mejor decisión que tomamos en familia”, expuso la joven en declaraciones escritas.      

“Yo no le pregunto a mi hija qué notas sacó o si estudió. Lo que siempre le pregunto a mi hija es, ¿cómo te sientes?  Si ella se siente feliz y está tranquila con la decisión que desea tomar, nuestro trabajo como padres es apoyarla”, dijo el licenciado Franco, su orgulloso padre.

Sobre los retos que le ha representado ingresar en la universidad, Alexandra sostuvo que “es retante, como cualquier cosa que uno se propone. Hay que estudiar y tener un balance. A mí me gusta aprender cosas nuevas, mi mayor pasión es la ciencia. Yo disfruto estudiar porque disfruto aprender. Yo tuve una infancia muy bonita, yo me disfruto cada etapa de mi vida. Desde chiquita siempre quise ser doctora, me gusta cuidar a la gente”.

Con relación a sus expectativas al ingresar a la Escuela de Medicina del RCM, Alexandra se siente tranquila y feliz. “Yo estoy tomando un paso a la vez. Aún no sé en qué área me deseo especializar. Eso lo determinaré más adelante. Por el momento, estoy enfocada en graduarme y celebrar estos logros, e iniciar los estudios en medicina”, sostuvo la joven, quien es nieta de los doctores Alejandro E. Franco y Sonia Fernández-Franco, catedrática jubilada del RCM.

“Tuve la oportunidad de ser mentor de Alexandra en Sala de Operaciones. Pude observar la gran madurez que tiene esta joven a pesar de su corta edad. Su relación interpersonal con nuestros residentes ha sido fabulosa al igual con los pacientes y personal del hospital. Alexandra nos ha impresionado desde todos los aspectos, no solamente en lo académico, sino en sus relaciones interpersonales. Me alegra que haya sido seleccionada en la Escuela de Medicina. Estamos seguros que tiene mucho que aportar a la profesión. Estamos en la mejor disposición de continuar apoyándola y guiándola durante el proceso”, expresó el doctor Segundo Rodríguez Quilichini, rector interino del RCM.