El fallecimiento de una adolescente de 13 años -a quien se le diagnosticó COVID-19 en un proceso postmortem- lanza un mensaje importante a la ciudadanía de que el coronavirus puede contagiar de gravedad a personas de todas las edades.

Así lo advirtió el neumólogo Luis Nieves Garrastegui al explicar que “esta enfermedad no discrimina y todos debemos estar alertas”.

En entrevista con Primera Hora el especialista dijo que, aunque no se conoce de algún otro caso pediátrico con síntomas severos de la enfermedad, este es un escenario que está presente y que ya ha sido constatado en jurisdicciones de Estados Unidos y otros países.

“Hemos visto casos de gente joven, de veintipico de años, de cuarentaipico de años, gente que no tenían condiciones crónicas y han muerto de COVID en Puerto Rico. Hemos visto en la literatura que esto depende mucho del ‘host’, o sea de la persona (paciente), y su constitución genética. Y cuando hablamos de constitución genética es de la habilidad que tiene cada individuo -incluidos los menores- para batallar con los viruses e infecciones. Y eso tiene mucho que ver con las respuestas que tiene cada cual a los tratamientos”, sostuvo.

Según cifras oficiales del Departamento de Salud, en Puerto Rico se han confirmado 199 casos de COVID-19 en menores de 19 años. De estos, 66 son niños entre 0 a 9 años, y 133 entre 10 a 19 años. En términos generales, la agencia ha registrado 2,235 contagios confirmados (prueba molecular) y 6,627 casos probables (prueba rápida de anticuerpos).

De otra parte, unas 159 personas han fallecido en Puerto Rico por la enfermedad hasta la fecha. En cambio, el deceso de la adolescente es el primer registro de muerte de un menor en la isla. El caso pertenece a la región de Caguas.

Luego que Primera Hora publicara que el Departamento de Salud investigaba el fallecimiento de la niña como uno probable a ser positivo a COVID-19, el secretario de la agencia, Lorenzo González, confirmó la información mediante declaraciones escritas.

“Tenemos conocimiento del fallecimiento de una joven de 13 años. La información preliminar recibida establece que el médico certificó COVID-19 como la causa de muerte de la joven. En este momento, estamos en espera de recibir el Certificado de Defunción en las oficinas del Registro Demográfico para confirmar la información”, indicó el funcionario.

“Advierto lo siguiente: no me cabe duda de que esto se va a poner peor”

-Dr. Luis Nieves Garrastegui

“Una vez la documentación esté completa, emitiremos la información oficial a todos los medios de comunicación”, agregó el secretario.

Primera Hora procuró información sobre resultados de autopsia o alguna otra gestión realizada con el cuerpo de la menor en el Negociado de Ciencias Forenses (NCF). Al momento, se espera respuesta de portavoces de la agencia.

Lo que supo este diario es que todos los patólogos y personal que trabajaron el caso (de la niña) fue sometido a pruebas moleculares de COVID-19, pues cuando intervinieron en la agencia con el cadáver desconocían que el mismo se trataba de una paciente con un diagnóstico a la enfermedad contagiosa. Los resultados de las pruebas arrojaron negativo para todos los empleados.

Una fuente de este diario explicó que la adolescente, quien padecía condiciones respiratorias crónicas desde su nacimiento, tuvo una crisis gastrointestinal que la llevó a ser recluida en el hospital.

Inicialmente, el fallecimiento se vinculó a otra condición médica, sin embargo, no fue hasta que el cuerpo de la menor -quien era candidata a donación de órganos- fue sometido a unas pruebas de cernimiento que surge la información sobre el aparente contagio del coronavirus.

Primera Hora se comunicó con Maresa Boneta Dueña, directora de Asuntos Públicos de Life Link, para confirmar la versión ofrecida por la fuente de este diario.

Boneta Dueña dijo que, como parte de las políticas de confidencialidad de este tipo de proceso de donación, “no estamos autorizados a dar información de ningún caso a menos que los familiares hayan firmado alguna autorización”.

A preguntas de Primera Hora, la directora confirmó que se están realizando pruebas de COVID-19 a todo potencial donante. “Como parte del protocolo se revisa el historial médico de la persona y de ahí se hace un ‘screening’ para determinar qué pruebas se van a realizar; la del COVID-19 está incluida desde los pasados meses. No queremos llevar un órgano de un paciente que tuvo una enfermedad infecciosa a una persona que necesita trasplante y cuyo sistema inmunológico está comprometido”, explicó.

Preocupante alza de hospitalizaciones

La muerte de la adolescente, así como el brote del virus en un hogar de ancianos en Carolina -donde se han detectado cinco casos confirmados a la enfermedad, incluido el fallecimiento de uno de sus residentes- surge en momentos en que las cifras de hospitalizaciones de personas con COVID-19 se eleva a 147, de los cuales 12 están conectados a un ventilador.

Aunque esta no es la cifra más alta de hospitalizaciones registradas en la isla, la situación se mantiene bajo el radar del gobierno, que ha advertido que no se descarta recomendar que se impongan mayores restricciones a la ciudadanía. Mientras, la clase médica advierte que el paso acelerado de los contagios de los últimos días auguran un futuro complicado en términos de salubridad y el manejo de casos en los hospitales.

El más reciente informe de Salud reveló que había 147 personas ingresadas con coronavirus en alguna institución hospitalaria de la isla, un alza de 20 en comparación con los casos informados ayer y más del doble de lo reportado hace dos semanas, cuando para el 22 de junio solo se reportaban 70.

El 30 de abril, con 201 personas hospitalizadas, ha sido el día de mayor casos reportados por Salud.

Un análisis realizado por la agencia sostiene que de los números actuales del total de pacientes hospitalizados en Puerto Rico, un 3.5% son por COVID-19. Del mismo modo, hay disponible un 53.3% de capacidad hospitalaria.

“Continuamos observando con cautela los números que recibimos y continuamos recibiendo el insumo de los expertos”, dijo el secretario de Salud.

En cambio, el neumólogo Nieves Garrastegui -quien a diario atiende casos de pacientes hospitalizados con la enfermedad- dice que la preocupación entre los galenos es que, a diferencia de los meses de marzo, abril y mayo, ahora mismo los hospitales acogieron una apertura que aumentó la cantidad de pacientes en cuidados intensivos por condiciones variadas.

“Al inicio dejamos de hacer cirugías electivas y se prepararon carpas o áreas para pacientes de COVID… pero ahora los hospitales se abrieron a nuevos diagnósticos y tenemos en intensivo a pacientes con diversas condiciones, o que pasaron por algún procedimiento quirúrgico. Entonces, si nos siguen llegando pacientes de COVID, como está pasando en estos días, se nos llenarán los hospitales en esas áreas y eso creará una mella, porque ya hay unas reservas hechas ya en esas unidades de cuidados intensivo”, explicó.

“Advierto lo siguiente: no me cabe duda de que esto se va a poner peor”, puntualizó.

El aviso de Nieves Garrastegui surge con la exhortación a la ciudadanía de que debe tener control del uso de mascarilla y del distanciamiento social en el que tanto énfasis han hecho los científicos.

El aviso de Nieves Garrastegui surge con la exhortación a la ciudadanía de que debe tener control del uso de mascarilla y del distanciamiento social en el que tanto énfasis han hecho los científicos.

Lo que estamos viendo ahora, ese aumento en casos y hospitalizaciones, nada tiene que ver con lo que pasó el 4 de julio y esas aglomeraciones que se han dado en Iglesias, en chinchorros y en juntes familiares… esos casos todavía no han llegado. Por eso digo que esto va a empeorar y de eso no tengo duda. Así que el llamado es a que hay que ponerse las mascarillas”, manifestó.

Por su parte, Víctor Ramos, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos, coincidió en que el alza en hospitalizaciones es “preocupante”.

“Ciertamente, este aumento y el comportamiento de las personas debe llevar al gobierno a evaluar los próximos pasos… estamos viendo a la gente en los restaurantes y en el supermercado con mascarillas, pero van a una fiesta o a actividades y están algarete. Ahí es que se está contagiando la gente y te lo digo yo que estamos viendo eso a diario”, explicó Ramos.

“El gobierno tiene que reevaluar las decisiones que va a tomar. Yo, por ejemplo, recomiendo que piensen bien lo de los casinos, la apertura a turistas de afuera y el horario de establecimientos que operan nocturnos. Porque en esos sitios la gente bebe y no se pone la mascarilla”, acotó.

El Departamento de Salud, a través de sus portavoces, aseguran que se mantienen monitoreando constantemente la utilización de recursos hospitalarios, así como las muertes, y toda la información estadística. También se celebran reuniones periódicas con infectólogos y el equipo de epidemiología de la agencia para evaluar el comportamiento del virus y tomar decisiones salubristas.

“Nuestro llamado es a que la población sea más rigurosa en las medidas de distanciamiento social, así como el uso de mascarillas, en todo momento. No debemos ver personas aglomeradas y sin la protección de las mascarillas. Estamos en una tercera fase de reapertura, la misma continuará si todos ponemos de nuestra parte y somos responsables con las medidas que nos protegerán para evitar la propagación desmedida del virus. De lo contrario, no dudaremos en recomendar cualquier medida adicional, incluyendo la imposición de mayores restricciones. Puerto Rico lo ha hecho bien, pero no debemos bajar la guardia”, dijo el secretario.

La más reciente orden ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez Garced flexibilizó diversos sectores económicos y sociales y dispone que el próximo 15 de julio podrían iniciar actividades, como eventos deportivos y se abre las puertas al turismo externo.