Jayuya. Nilda Méndez Mercado se cuestiona a diario por qué sigue viva. Llegó hace poco más de un mes a Puerto Rico, desde el estado de Nueva Jersey, para estar “tranquila”. Pero el huracán María le cambió los planes.

El ciclón destruyó su casa en el sector Alturas Pisá del barrio Collores, en este municipio. Ni una pared quedó intacta. La vivienda se había construido con los ahorros “de toda una vida”.

Méndez Mercado quería regresar con su esposo, Francisco Soto Zamora, a quien había dejado en las montañas jayuyanas mientras atendía su salud en los Estados Unidos; es paciente de cáncer, diabética y le dio un derrame cerebral que paralizó la mitad de su cuerpo.

“Pero ahora tengo depresión. Estoy mala de los nervios. Pasé el huracán aquí y fue terrible. Se llevó todo lo que me quedaba. Todo era nuevo y se lo llevó”, dijo llorosa la mujer de 70 años. 

Desde el pasado 20 de septiembre, cuando María tocó suelo boricua, Méndez Mercado está “refugiada en un cuarto” en la casa de su suegra, de cemento. Sus problemas de movilidad le impiden salir a buscar ayuda. Tampoco ha llegado nadie a ofrecérsela.

“No he recibido ninguna ayuda, ni agua siquiera. Pasan y siguen. No nos han dado nada. No existimos en este lado. Todo se queda en el pueblo. Vienen los helicópteros con comida y agua, pero como yo no puedo ir… Necesito pañales, medicamentos y, cuanto antes, una vivienda, porque yo no puedo vivir así”, esbozó.

Méndez Mercado contó que pasa los días “llorando y llorando”, y que varias noches –en las últimas semanas– “me he acostado a dormir con hambre porque no nos han dado nada”.

“Me voy a volver loca aquí metida. Yo he sido pobre toda mi vida, pero nada como esto. Nunca había visto a mi Puerto Rico tan destruido”, agregó.

Wanda Sepúlveda Torres y Belinda Maldonado Medina, de 53 y 27 años, respectivamente, son vecinas de Méndez Mercado y también se expresaron deprimidas. 

Además, denunciaron que ninguna agencia municipal, estatal o federal ha visitado el sector Alturas Pisá para ofrecer servicios de salud mental.