Solos y felices, ¿por qué no?

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Solteros y felices.
A cuántos, justo cuando comenzaban a pisar los treinta -a algunos de seguro les sucedió antes- les advirtieron: “Nena, se te está haciendo tarde”, “¿cuándo te vas a casar?”, “apúrate que si no, te vas a quedar a vestir santos”.
A ellos: “Mijo y qué, ¿no tienes una noviecita en el trabajo o en la universidad?”.
De seguro, fueron muchos los que pasaron por ese trago amargo y que sintieron ganas de cantarle dos o tres verdades a esa persona que quiere tomar el control de tu vida.
No hay duda alguna de que, décadas atrás, llegar a los 25 años y no tener, al menos, un novio, era preocupante. Bueno, realmente, era una desgracia, un total desprestigio para la mujer o el hombre, al igual que para la familia.
En los pueblos pequeños era peor. Pues, todo el mundo sabía que la hija de fulanito aún no se había casado. Así que casi el pueblo completo comenzaba a buscar los posibles prospectos.
Sin embargo, las cosas han cambiado. En el 2008, la soltería, más que un estigma, se ha tornado en un privilegio, coincidieron expertos abordados al respecto por PRIMERA HORA.
Es un modo de vida que es capaz de hacer tan o igualmente feliz que lo es aquella persona que decidió casarse, tener hijos y asumir miles de otras preocupaciones. “El soltero es una persona que disfruta de la vida, que goza de la vida, de lo que tiene y que no se queja de lo que no tiene”, indicó la terapista de pareja Griselle López.
Eso sí, la especialista en relaciones reconoce que no es un estilo de vida que cualquier persona pueda llevar. Sólo aquellos emocionalmente estables pueden vivir solos y disfrutarlo. “Las personas con vacíos existenciales, que no tienen amor propio o esa esencia de conocerse bien... la necesidad de tener una pareja es apremiante”, comentó.
López indicó que parte de la transformación que ha experimentado la soltería se debe a los cambios que ha sufrido la sociedad, que ha dejado de ser represiva, cuando el matrimonio era prácticamente el único estilo de vida posible y a través del cual se podía ser feliz. Ahora está la convivencia.
También la sociedad nos ha llevado a ser mas egoístas, indicó. Ahora lo más importante es hacerse de una carrera, de una propiedad y de una estabilidad económica que nos permita llevar un estilo cómodo de vida. Los hijos han pasado a segundo plano.
“Antes era: terminaste de estudiar, al año te casas, al año siguiente tienes el primer hijo y luego el segundo”, comentó.
Entre los “beneficios” de la soltería podrían estar: menos responsabilidad, más libertad económica, oportunidades de viajes sin la preocupación de que el dinero no te va a dar y no tener que rendir cuenta de tus actos a nadie.
Más cambios
Para el sociólogo José Rodríguez, el cambio va mucho más allá. También han sufrido una transformación los estándares con que la sociedad trataba a las mujeres versus al sexo masculino.
Ahora, no sólo al hombre le está permitido sostener relaciones sexuales sin estar casado, sino también a la mujer.
“Antes la soltería se veía en una perspectiva donde el celibato y la virginidad se trataba de mantener, ahora no”, dijo.
Aunque, reconoció que dentro de ciertos grupos religiosos esa transformación no ha ocurrido y el celibato y la virginidad aún guardan un rol importante.
Para Rodríguez, esa prolongación en el estado de soltería está a tenor con las condiciones económicas y sociales. Ahora, lo más importante es completar una carrera universitaria “para que no tengas que depender de nadie”, coincidió con López.
Su experiencia, dijo, es que entre el 80 y 85% de su estudiantado son mujeres y la mayoría son solteras. Estudios realizados han demostrado que el 90% de los solteros han tenido o mantienen relaciones sexuales, dijo. “Eso te dice que se mantienen solteras, porque pueden tener la misma libertad sin tener ciertas responsabilidades. Esto hace que haya una construcción diferente de cómo se ve el estatus de soltero”, señaló.
Obviamente, hemos permitido que ciertos mitos asuman un rol principal que también han repercutido en la soltería, aunque no necesariamente de forma positiva. Por ejemplo, está esa famosa creencia de que por cada hombre hay siete mujeres. Eso no es cierto, aseguró. “El asunto es que el mito se da a conocer, se propaga y eso crea una ansiedad”, sostuvo.