Los investigadores estadounidenses que calcularon que el huracán María dejó casi 3,000 muertos en Puerto Rico, ahora investigan los decesos que se pudieron pasar por alto y estarían vinculadas con los daños a la infraestructura provocados por el huracán que tocó tierra boricua como categoría 4.

El Instituto Milken de Salud Pública de la Universidad George Washington recibió un contrato de casi 1 millón de dólares del Instituto Nacional de Patrones y Tecnología para realizar la investigación. Según funcionarios de la universidad, el proyecto intenta mejorar el proceso de certificación de las defunciones y los estándares de construcción de cara a futuras tormentas en colaboración con la Universidad de Puerto Rico y otras entidades.

También intenta identificar todas las muertes vinculadas directa o indirectamente con los defectos de construcción e infraestructura en las dos semanas siguientes al paso del huracán el 20 de septiembre de 2017. Varios focos de muertes se vincularon a instalaciones cruciales como escuelas y hospitales.

Yaritsa Santiago, cuya madre murió después que la trasladaron en avión de Puerto Rico a Miami poco después del paso de María, elogió la investigación, porque así las muertes relacionadas con la tormenta no habrán sido en vano. Su madre debía ser operada en octubre por trastornos cardíacos, pero el huracán obligó a aplazar la operación.

“Me parece fantástico que están creando ‘awareness’ (conciencia)”, dijo Santiago, residente en Tampa, vía telefónica. “Mucha gente tuvo que salir de Puerto Rico y fallecer fuera de la isla. ‘Following up’ (el seguimiento) es muy importante para evitar que esto no pase en el futuro”.

Carlos Santos Burgoa, profesor del Instituto Milken que encabezará el proyecto, expresó en un comunicado la esperanza de que ayude a los expertos a contar rápidamente y con precisión las muertes provocadas por un desastre natural.

El gobierno de Puerto Rico de esa época recibió fuertes críticas por minimizar las muertes relacionadas con María, que destruyó la red eléctrica y provocó daños estimados en más de 100,000 millones de dólares.

El gobierno elevó la cifra oficial de muertes de 64 a 2,975 tras un informe independiente de la Universidad George Washington, según el cual hubo muchos decesos como secuela del huracán y los médicos no estaban capacitados para clasificar los fallecimientos después de un desastre.