Villalba. - Para ser un pueblo donde en la historia se ha mencionado, más de boca en boca que con datos, como el primer lugar con luz eléctrica en Puerto Rico a principios del siglo pasado, la noche de miércoles dejó a todos los villareños a oscuras. 

Después de las 8:00 p.m., la energía eléctrica que abastece a los cerca de 26,000 habitantes en más de 13,000 residencias de los denominados “avancinos” colapsó. 

No había explicación inmediata. Las bandas de lluvias por el paso del huracán Irma no fueron de mayor impacto y las ráfagas no eran de cuidado. 

Empero, la copiosidad de ambas variables resultó en la caída de árboles que derrumbaron cables de alta intensidad, obstruyendo el paso en las carreteras montañosas.

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Al filo de la noche, era imposible para las brigadas de Villalba ir a talar y limpiar los troncos debido a la lobreguez que arropó la zona. Había que esperar a la luz del día. 

“En estos momentos yo no tengo una información clara de por qué esto ocurrió en todo el municipio”, dijo Pedro Bonilla, director del manejo de emergencia en Villalba, puesto que ocupa hace 16 años. 

Bonilla, ataviado con un abrigo amarillo fosforescente, se encontraba el Cuartel de la Policía Municipal de Villalba que, a no ser por la planta eléctrica que le daba energía a un foco a las afueras de la edificación, parecía abandonada.

Contó que ha experimentado situaciones de mayor riesgo como la tormenta Jean en el 2004, además del apagón en la Isla hace casi un año, pero ninguno que haya dejado a Villalba completamente a ciegas. 

GFR Media llegó hasta el municipio por la carretera 143. Desde el inicio, los postes no emanaban luz y se tenía que encender las luces largas del vehículo para tener mejor visibilidad. Solo los negocios como gasolineras, y algunas residencias, daban señales de vida con plantas. 

Irma escupió un aguacero repentino y ventoso camino al único refugio abierto en Villalba, la escuela vocacional Cristina Martínez Martínez. Allí arribó este diario en la Jeep de cuatro puertas con de Bonilla, bajando una cuesta desde el cuartel municipal. 

El plantel operaba con plantas que el manejo de emergencia municipal prestó, ya que las originales se averiaron.. La entrada era alumbrada solo con una bombilla vertical blanca. Los más de 40 refugiados que se encontraban en la instalación se vieron obligados a acostarse a dormir debido a la falta de energía, como cuando en las cárceles dicen “luces apagadas”. 

A la escuela llegó minutos más tarde el alcalde Luis Javier ‘Javi’ Hernández, quien se vio atrasado al caer un árbol en la carretera segundos antes de que la transitara. 

Ya en la escuela, explicó que el director regional de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), Rafael Rodríguez, tampoco pudo dar razones de inmediato de por qué Villalba estaba “100 por ciento” sin luz. 

Agregó que el barrio El Chichón está incomunicado y había que permanecer inmóviles hasta que los primeros rayos del Sol atravesaran la nubosidad durante la mañana del jueves para atender el sector. 

“Hasta ahora, no creo que los trabajos sean significativos. Cortes de árboles. Inspeccionamos el área del río Jacaguas, que era un área que me preocupaba, propensa a que se vaya por encima de su causa, hasta ahora los niveles están normales. Básicamente, todo está bajo control”, indicó el joven mandatario. 

Después de dar su informe, Hernández saludos a los encargados del albergue y luego intercambió palabras con el refugiado Manuel Olivieri Mercado, personaje del pueblo a quien apodan “El Rayo Kid”. 

“El Rayo”, de barba blanca y larga, y que vestía una gorra, camisa de botones y ropa interior pegada que le llegaba a los muslos, acostumbra a exhibir un cinturón de campeón por el casco urbano. 

“! ¡Ay, gracias a Dios que pasó lo peor!”, exclamó “El Rayo” cuando Hernández le dio detalles sobre la ubicación de Irma, a la misma vez que le dijo que bajara la voz para no despertar a los demás que buscaban el sueño en la escuela. 

Su grito de victoria, quizá, sea el único rayo de electricidad que Villalba vea por un tiempo.