“Fuera la Marina de Vieques ya”.

Así lee un mural pintado en letras negras sobre fondo amarillo, remanente de la lucha librada por los viequenses y los puertorriqueños para que la Marina de Guerra de Estados Unidos suspendiera las prácticas militares en la isla de Vieques y se marchara definitivamente.

Desde su llegada a la Isla Nena, como cariñosamente se le conoce al municipio, en la década de 1940, la Marina fue rechazada por un sector de la población.

En los años 70, la desobediencia civil y las protestas, tanto de viequenses como de culebrenses y del sector independentista del país lograron sacar la Marina de la isla de Culebra y forjar la conciencia en muchos viequenses que se levantaron contra la Marina a finales de los 90.

En la tarde del 19 de abril de 1999, una bomba de la Marina cayó sobre el Observation Point (OP) donde trabajaba como guardia de seguridad el viequense David Sanes Rodríguez, quien falleció en el acto.

Esa misma noche un grupo de viequenses y líderes comunitarios entraron al área de tiro.

A pesar del creciente descontento de los viequenses con la presencia de la Marina en sus tierras no fue hasta la muerte de Sanes Rodríguez que la lucha se recrudeció.

La muerte de este guardia de seguridad fue el detonante de más de 60 años de bombardeo, contaminación y enfermedades tales como el cáncer, cuya incidencia se disparó vertiginosamente entre los viequenses.

En la mañana de ayer se conmemoró el décimo aniversario de la muerte de Sanes Rodríguez, quien  se convirtió en un mártir para los residentes viequenses y su lucha.

A pesar de que centenares de miles de personas se manifestaron durante la pasada década a favor de la salida de la Marina, el décimo aniversario del fallecimiento de Sanes contó esta vez con un pequeño grupo de personas que participó de una serie de actividades conmemorativas.

A las 10:00 de la mañana se izaron las banderas de Puerto Rico y de Vieques junto a dos pancartas en la entrada del antiguo campamento García, tierras que ahora están bajo la administración del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Estados Unidos.

Allí, Norma Torres, maestra retirada y prima de Sanes, leyó el poema La lucha continúa.

También se dirigió a los presentes el líder comunitario y ex vicealcalde bajo la administración de Dámaso Serrano, Víctor Emeric.
El grupo de cerca de 30 personas estuvo vigilado en todo momento por dos policías estatales y por un policía estadounidense del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Estados Unidos, quien retrató a los manifestantes y no permitió que se les repartieran hojas sueltas a los turistas en los predios de la reserva.

Al mediodía los manifestantes se trasladaron en caravana al Cementerio Nuevo de Vieques donde está enterrado Sanes, para colocar una ofrenda floral en su tumba.

Un pequeño nicho de cristal con la foto de Sanes con su uniforme de guardia y flores plásticas fueron testigos de la actividad celebrada en su honor.

Norma Torres, su prima, narró que el primer contacto que tuvo con los militares fue a través de David, a quien describió como “un muchacho bien bueno y humilde”.

A lo lejos, llamaba la atención una tumba en forma en casa de muñecas, color rosa y violeta, que estaba llena de ángeles y juguetes.

Allí descansa la pequeña Milivy Marie Adams Calderón, quien murió de cáncer a los cinco años luego de una larga lucha por su vida.

Tanto Sanes como Milivy son ejemplos de los cientos de viequenses que han sufrido los daños provocados por los bombardeos de la Marina y la contaminación producto de los mismos.

En la tarde se presentó el libro Isla Nena: Queda mucho por hacer, del profesor Julio Muriente, quien copreside el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH). La presentación de este libro en el Museo Fortín Conde de Mirasol formó parte del Festival Cultural de Vieques y de las actividades que conmemoraron el décimo aniversario de la muerte de David Sanes.

A pesar de que las prácticas militares cesaron en Vieques el 1 de mayo de 2003, y que la Marina salió de gran parte de los terrenos que ocupaba, la situación de los viequenses continúa siendo incierta.

Existe especulación con los precios de los terrenos y las propiedades son cada vez más caras, no se ha terminado la limpieza de las zonas afectadas por los bombardeos y la salud de los viequenses sigue deteriorándose por la contaminación, además de los ya cotidianos problemas de transportación hacia la isla grande.

No obstante, este pueblo no ha perdido en ningún momento la esperanza de mejorar su calidad de vida.