Por José R. Nadal Power / Senador

La creación de buenos empleos en Puerto Rico es fundamental para evitar que nuestros hijos y nietos se vayan del país para encontrar un futuro mejor. Ahora que en medio de una crisis epidemiológica se ha comenzado a discutir la necesidad de unirnos tras la idea de impulsar en el Congreso incentivos que atraigan nuevas industrias de farmacéutica (y empleos) a Puerto Rico, debemos recordar que la autonomía fiscal que provee el Estado Libre Asociado (ELA) es clave para lograrlo.

La razón por la cual el Congreso podría legislar un trato contributivo distinto para incentivar que nuevas industrias se establezcan en Puerto Rico se debe a que tenemos autonomía fiscal. Aquí no se pagan, en general, los impuestos federales sobre ingresos. Un cambio de estatus político, ya sea hacia la estadidad, o como ahora proponen Thomas Rivera Schatz y Jenniffer González, hacia un territorio incorporado, elimina la posibilidad de crear esos empleos en la isla, ya que se imposibilita un trato contributivo particular para Puerto Rico.

En el otro lado de la ecuación, otra razón por la cual con esos incentivos se le haría atractivo a muchas empresas establecerse en nuestra jurisdicción es porque simultáneamente a ese trato tributario distinto, ellas estarían operando dentro de la zona aduanera y del marco constitucional y jurídico de los Estados Unidos. Al estar la isla dentro de dicha zona aduanera, los productos manufacturados en Puerto Rico técnicamente pueden considerarse “hechos en Estados Unidos” y no pagan aranceles al entrar al mercado norteamericano, y además se facilitan otros procesos burocráticos como los de inspección y compras. Un cambio de estatus político hacia una soberanía fuera de la Constitución de los Estados Unidos también elimina el atractivo de los incentivos, ya que colocaría a la isla fuera de la zona aduanera y constitucional estadounidense.

Esta realidad pone el foco sobre quienes viven de denigrar y sabotear al Estado Libre Asociado, ya que demuestra que sus acciones y posturas obstaculizan que utilicemos las herramientas que tenemos para desarrollarnos. No hay nada malo en proponer y defender otras alternativas de estatus; sí es malo erosionar las posibilidades que Puerto Rico tiene hoy de desarrollar su economía y mejorar la calidad de vida de todos sus ciudadanos, todo bajo el pretexto de que no se le puede dar vida a “la colonia”.

La Resolución Concurrente de Rivera Schatz, aprobada por los Senadores del PNP el pasado 24 de marzo es ejemplo de eso. En dicha Resolución el Presidente del Senado y la delegación PNP solicitan al Congreso que nos imponga contribuciones federales a los puertorriqueños y que no nos apruebe beneficios económicos bajo el ELA. Esto ilustra cómo el fanatismo y la mezquindad nos pueden limitar y hundir como país. Buscan crear el problema para luego decir que la culpa es de “la colonia”.

Es hora de aceptar que la creación de empleos en Puerto Rico es buena para todos, sin importar ideologías, y que es fundamental para que los jóvenes se queden aquí. Además, sin una economía sólida es casi imposible plantearse una transición hacia otro estatus debido a los altos costos que Puerto Rico tendría que asumir. El uso sabio de la autonomía fiscal bajo el ELA es clave para lograr esa economía robusta que a todos nos conviene.

Recuerdo palabras de Rafael Hernández Colón en un mensaje que difundió en abril de 2017, “no somos colonialistas, ni queremos vivir en el pasado, queremos progresar y evolucionar, pero no permitiremos que echen a un lado la plataforma autonomista sobre la cual se debe construir el estatus del futuro”. El ELA y sus herramientas son la realidad con la cual podemos mejorar la calidad de vida desde ahora, y en su evolución están muchas de las respuestas para construir el Puerto Rico de excelencia que anhelamos.