En estos días de crisis económica, muchos apuntan que la isla debió haber presentado una transición de un estado paternalista, con injerencias en todo, a un estado donde la empresa privada asumiera un rol más protagónico. Por años se alimentó, entre la ciudadanía, el deseo de ingresar a trabajar en el gobierno “donde se hacía poco y se acumulaba una pensión que te permitía jubilarte joven”. 

Con esa premisa se desalentaba a buscar trabajo en la empresa privada donde los beneficios “no eran tan buenos” y donde se trabajaba fuerte. El bipartidismo alimentó esa subcultura y así nació el batatal. Muchos empleados de excelencia, entregados al deseo del servicio, veían cómo más de una batata le pasaba por encima con mejor salario y mejor acomodo. Así se fueron desalentando los mejores, era el triunfo de la mediocridad. Así, poco a poco llegamos a este hoyo profundo. 

Hoy día estamos quebrados. Con niveles alarmantes de precariedades sociales. Con una emigración que no para, provocando despoblación, particularmente, en los pueblos de la montaña. En fin, la receta perfecta para el desastre. Estamos otra vez tarde para realizar el cambio. En vez de actuar de manera proactiva y con visión de futuro, lo hacemos ahora como reacción a nuestros problemas. 

Ahora no es viable el panorama para que la empresa privada salga en nuestro auxilio. Eso me preocupa. Analicen lo siguiente: la quiebra gubernamental provocó inestabilidad general. La primera víctima fue la banca. La otrora robusta banca comercial que atrajo, incluso, importantes bancos extranjeros se ha ido transformando. La consolidación impera. Unos por problemas económicos, otros porque, simplemente, ya no somos atractivos. La última fusión que se está cocinando sacará de nuestro 100x35 al banco de capital Canadiense Scotiabank que se fusionará con Oriental Bank.

Las telecomunicaciones también han seguido la misma línea, aunque por determinaciones de mercado en los Estados Unidos. Así Sprint y T-Mobile van en vías de fusionarse al igual que Liberty y AT&T. Lo que antes eran cinco - recuerden que Sprint se había fusionado con Open Mobile- ahora serán dos. Esto va a representar recortes en plazas que se duplican y cierre de facilidades en lugares donde coinciden dos. 

En la industria de gas también vemos acercamientos entre Puma y Empire Gas. De dos quedará una. En la zona portuaria vemos cómo dos compañías se van a repartir el tráfico de carga que llega y sale de nuestra isla. 

Incluso, Amazon nos ha dado dolores de cabeza, pues su efectiva manera de hacer negocios a través del internet, ha afectado comercios tradicionales y cadenas conocidas. Esto ha provocado cierres y quiebras en los Estados Unidos y de rebote nos afecta. El que tengamos estos problemas económicos ha evitado o retrasado la entrada de firmas comerciales que estaban decididas a llegar a la “Isla del Consumismo”. Perdón, a la “Isla del Encanto”. 

Cómo se habrá dado cuenta, el paisaje no luce tan alentador para crecer y crear nuestros anhelados empleos privados. Queda mucho camino por recorrer. El próximo año traerá de nuevo la jarana electoral. Exijamos a esos líderes ideas con sustancia. No volvamos a la quincalla. Vamos a recordarles que ya no tienen nada que dar. Así sabrán que tendrán que hablar de frente con la verdad para poder pescar su voto. Veremos a ver qué hacen.