Cuidado con tu oído: a veces, puede engañarte.

Hay palabras que creerás que son incorrectas, porque no te suenan bien.

Por ejemplo, una mujer que reparte cartas, ¿qué es? ¿Una cartero o una cartera?

Es probable que hayas escogido la primera: la cartero; la segunda, simplemente, te suena mal. Además, pensarás que las carteras son las que se cuelgan del hombro.

No confíes en lo que te dice tu oído, porque lo correcto es decir… ‘la cartera’.

¡¿La cartera?!

Sí, la cartera.

De igual forma, el femenino de médico es médica, y el de ingeniero es ingeniera, y el de bombero es bombera, y el músico es música y el de árbitro es árbitra.

¡¿Médica, ingeniera, bombera, música y árbitra?!

Sí, médica, ingeniera, bombera, música y árbitra.

La regla es sencilla: los nombres de las profesiones que terminan en ‘o’ en masculino, terminan en ‘a’ en femenino.

Es así de sencillo.

Hay algunas excepciones, sin embargo. Por ejemplo, el femenino de ‘el modelo’ es ‘la modelo’ (no ‘la modela’) y el de ‘piloto’ es ‘la piloto’. También hay excepciones con los rangos militares; se dice ‘la sargento’, ‘la cabo’, ‘la soldado’.

Si tienes duda sobre lo que te estoy diciendo, entra a www.dle.rae.es (la página del ‘Diccionario de la lengua española’ de la Real Academia Española) y escribe cualquiera de las profesiones que terminan en ‘o’ en masculino. Verás cómo te presentan la versión en masculino y en femenino. Por ejemplo, si buscas ‘cartero’ vas a ver que te presentan la versión en femenino (cartero, ra).

¿Por qué nos resulta difícil creer esto? Una teoría es que, en el pasado, era muy poco común ver médicas, ingenieras, bomberas, músicas y árbitras, entre otros oficios y profesiones que han sido ocupados, tradicionalmente, por hombres. Sin embargo, nos resulta normal escuchar que el femenino de maestro es maestra, porque ha habido muchas que, a través de las décadas, han fungido como tal.

La realidad, hoy día, es diferente: hay un creciente número de mujeres que trabajan en prácticamente todos los campos laborales. Por lo tanto, tenemos que acostumbrar el oído a esta nueva realidad.

¿Qué sucede con las profesiones y oficios que tienen otras terminaciones?

Las que terminan en ‘a’ comparten el género: el/la publicista, el/la policía.

Las que terminan en ‘e’, también lo comparten: el/la conserje, el/la gerente.

En este último caso, la gramática ha permitido excepciones como en el caso de ‘la presidenta’, que, aunque por su terminación pudiese también usarse como común en cuanto a género (el/la presidente), se reconoce la forma terminada en ‘a’, ya que refleja el uso y costumbre de la gran mayoría de los que hablamos español.

Por otro lado, están las profesiones con femeninos irregulares:

héroe-heroína

actor-actriz

poeta-poetisa (también se acepta ‘la poeta’)

En muchas ocasiones me preguntan cuál es el femenino de ‘juez’. La respuesta es que es correcto decir ‘la juez’ y ‘la jueza’.

El usar el femenino correcto, en el caso de las profesiones, debe formar parte también de las luchas a favor del lenguaje inclusivo. Siempre se escuchan reclamos con el uso del plural (los/las alumnos/as, todes, amig@s), lo cual es gramaticalmente incorrecto, ya que, de por sí, el plural masculino incluye el femenino; sin embargo, no escucho a nadie hablar del uso inclusivo del femenino en las profesiones, lo cual sí es gramaticalmente correcto.

Así que, a partir de ahora, digamos la cartera y la música cuando nos refiramos a una mujer que ejerce estos oficios, y corrijamos a aquellos que lo siguen utilizando incorrectamente. La lucha por el uso del lenguaje inclusivo comienza ahí.