El día de la entrevista, Enrique (Kike) Renta se había levantado contento. Era la semana de su cumpleaños y su intención principal podía resumirse en disfrutar. La gratitud es por partida doble, pues desde septiembre del año en curso, el cáncer —diagnosticado en 2019— está en remisión total.

Luego de una larga temporada de tratamientos, que incluyó radioterapia y quimioterapia simultáneas en preparación para la cirugía en 2020, ha emprendido un periplo muy íntimo: reconocerse en esta nueva versión de su ser.

“La actitud que tengo ahora es una de atención a lo que tengo enfrente, no dejar pasar oportunidades”, exclamó Enrique. “Cuando tienes una segunda y una tercera oportunidad, ya no lo puedes posponer”.

Y es que el cáncer lo trastoca todo: la rutina diaria, el trabajo y hasta los pasatiempos. “Mi mundo creativo se limitó a la visualización creativa de mi salud”, narró el publicista, socio fundador de Eje Sociedad Publicitaria.

Cuando le diagnosticaron adenocarcinoma en el esófago, pasó de la incredulidad a pensar cómo informar a su familia y qué hacer para que no les afectara; una clara muestra de lo que es el amor.

“Me han apoyado; siempre han estado incondicionalmente”, afirmó para destacar los gestos cotidianos de acompañamiento por parte de familiares y amistades.

Del mismo modo que se abrió a los cuidados, Enrique protege su espacio a solas; ese momento en el que se reencuentra consigo mismo para leer de su biblioteca personal textos de Leonardo Padura, de historia de Puerto Rico, de narradores boricuas. También ocupa tiempo en meditar, descansar y atender sus bonsáis y orquídeas.

Hacerse cargo de su enfermedad ha implicado conocer todo lo relacionado con ella, aunque recomendó que la búsqueda de información se haga con mesura para evitar abrumarse. A su vez, compartió la relevancia de crear una bitácora o un registro desde el inicio para tener un mapa claro de todas las etapas del proceso. “Es como un trabajo a tiempo completo; es parte del éxito”, mencionó.

Actualmente, está en el proceso de reincorporarse a sus funciones laborales y ha retomado sus intereses personales como la escritura —que había desatendido por la dificultad para concentrarse y la niebla mental, producto de los tratamientos. Sin duda, también reflexiona sobre proyectos futuros y cómo aportar a la comunidad.

“Una vez eres paciente de cáncer, es una condición para toda la vida. Hay un monitoreo constante”, sostuvo. “Se vuelve lo más natural del planeta”.

En la complejidad multidimensional que representa el cáncer, mantiene su creencia en los milagros y la manifestación. Así, ha podido abrazar los cambios y adentrarse con respeto y atención reflexiva a las profundidades de su ser.

“Cada quien se enfrenta al cáncer como puede”, señaló. Para Enrique, el cáncer no se trata de valentía ni de perder o ganar una batalla.

“Tú peleas por tu vida; no peleas contra el cáncer”, concluyó.