Suicidio es el término utilizado para describir el acto de quitarse la vida, provocando la muerte de forma intencional. Esta conducta es poco frecuente antes de los 8 años y se asocia principalmente a la adolescencia, entre los 15 y los 19 años. Los padres, los médicos, los profesores y los amigos son figuras clave para identificar a los niños y a los jóvenes propensos a intentar el suicidio.

Factores de riesgo

Si bien los pensamientos suicidas no siempre conducen a la conducta suicida, son un factor de riesgo. Con frecuencia, existe un problema de salud mental subyacente; y un acontecimiento que lo desencadena.

Buscar ayuda

Quienes expresan pensamientos como: “Ojalá no hubiera nacido” o “Quisiera dormir y no despertar” representan un riesgo. De la misma manera, existen signos más sutiles, como: retraimiento social, retroceso en el nivel escolar o acciones de desprendimiento de posesiones favoritas, entre otras.

Los niños y los jóvenes que expresan pensamientos relacionados con el deseo de hacerse daño a sí mismos o que intentan suicidarse necesitan una evaluación urgente con un profesional de la salud mental. Para ayuda profesional 24/7, llama al Hospital Menonita CIMA al 787-714-2462.

Estrategias que también pueden funcionar:

  • Obtener atención médica eficaz para los trastornos mentales y físicos.
  • Ser capaz de acceder fácilmente a los servicios de salud mental.
  • Conseguir el apoyo de la familia y de la comunidad.
  • Aprender formas de resolver pacíficamente los conflictos.
  • Limitar el acceso a los medios de comunicación con contenido relacionado al suicidio.
  • Programas de Prevención del Suicidio. Son más efectivos los que aseguran que el niño posea: ambiente de crianza alentador y escuela u otra institución social que promueva el respeto por las diferencias individuales, raciales y culturales.

La autora es psicóloga clínica especialista en niños, adolescentes y perito forense del Hospital Menonita CIMA Aibonito.