Las dificultades laborales que enfrentan decenas de trabajadores del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) fueron confiadas a los Santos Reyes Magos, a través de una promesa que nació hace más de ocho años.

Aunque la tradición inició frente a la Casa Wiechers Villaronga, estructura que se transformó en recipiente del imponente altar, los aguinaldos ahora se entonan en la sede del Centro Cultural Carmen Solá de Pereira, ubicado en la calle Cristina #70 de Ponce.

Allí se realizará la octava edición de esta Promesa a los Reyes Magos, convocada para el viernes, 25 de enero a partir de las 7:00 de la noche.

“Esta promesa se inicia en el Instituto de Cultura Puertorriqueña auspiciada por compañeros trabajadores del instituto en la región sur, y después de varios años de haberse realizado, el ICP deja de auspiciarla y nuestra organización sindical la rescata, pero empezamos a hacerla en colaboración con el Centro Cultural de Ponce hasta el día de hoy”, recordó Luis Pedraza Leduc, coordinador del Programa de Solidaridad de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Prosol-UTIER).

“Para los trabajadores, esta promesa se convirtió en un grito de resistencia, tanto para defender la expresión cultural como también defender los derechos de los trabajadores. En estos momentos se ha constituido como una de las promesas de mayor asistencia”, dijo por su parte José Francisco Sáez Cintrón, cofundador del evento.

Una de las particularidades de esta promesa es que sus dedicatorias están enmarcadas a las situaciones sociales que vive el País, esto unido a la manifestación de la fe.

“Hay muchos testimonios como el de una muchacha que se arrodilló frente al altar juntos a sus niños y muy triste hizo su petición, lo cual nosotros no sabemos porque eso es una comunión entre la persona, los Reyes y la divinidad”, reveló Sáez Cintrón, exempleado del ICP.

“Al otro año llegó la misma joven con sus hijos, esta vez con un semblante de mucha alegría, y nos dio su testimonio con los Reyes, que no era otro que tener un hogar para criar a sus hijos y una fuente de ingresos para llevarles alimento”, agregó el gestor cultural.

Por años, el aspecto musical está a cargo del promesero Tato Torres y su grupo Chivo Loco, el cual expone un canto antiguo, unido a la percusión caracterizada por el género de la bomba puertorriqueña.

“Esa interacción entre la música jíbara y la bomba le dan un sentido mucho más solemne a la promesa, porque el tipo de cántico que se utiliza es el de esta zona sur de Puerto Rico, de Guayanilla, Peñuelas, Yauco y el mismo Ponce. Es un tipo de cantata más antigua de lo que usualmente escuchamos por ahí”, enfatizó Sáez Cintrón.

Durante el evento religioso cultural se reparten trozos de papel entre los asistentes, quienes escriben en ellos sus respectivas peticiones.

Estos papeles se insertan en una urna, se queman, y el humo simboliza ese deseo del corazón elevado hacia el cielo como interacción entre los Reyes y Dios.