Ellos viajaron más de 2,405 millas para ayudar a una desconocida que perdió su casa tras el azote del huracán María.

Hasta costearon sus respectivos pasajes con tal de dibujar una sonrisa en alguien que ya no tenía esperanza.

La sorpresa la recibió Maribel Martínez Rosado cuando 24 estudiantes y su profesora de Arquitectura de Dunwoody College of Technology en Minneapolis, Minnesota, llegaron a la comunidad Las 80 en Salinas para culminar la construcción de su hogar.

Sin conocer la ruta, Laura Cayere-King, una puertorriqueña radicada en la ciudad estadounidense desde 1988, llevó a sus pupilos para darle la mano a la mujer, de 48 años, quien se quedó sin techo, pero no cualificó para recibir asistencia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).

Cayere sostuvo que supo del caso a través de Ponce Neigborhood Housing Services (PNHS), una organización sin fines de lucro que consiguió el dinero para levantar la casita de Maribel.

“Conocimos del caso en noviembre pasado y pensamos que era algo que los estudiantes podían hacer y ellos mismos decidieron entrar en la competencia ‘Freedom by design’ y empezaron a buscar fondos para que los ayudaran con este proyecto. Así recaudaron $6,000 para terminar la casa de Maribel, porque ellos costearon sus propios pasajes y algunos de ellos tienen esposa e hijos”, reveló Cayere-King en compañía de sus alumnos.

“Pintamos la casa completa adentro y afuera y le construimos una terraza, porque después del huracán el dinero que ella recibió de Ponce Neighborhood fueron $14,000, pero le dio solamente para la mitad de la casa. Así que se la construyeron en la plataforma de casa original, y nosotros hicimos un poquito más”, resaltó la profesora de origen puertorriqueño.

Era la primera vez que muchos de estos buenos samaritanos visitaban Puerto Rico.

De los 24 estudiantes, solo seis eran féminas, además de cuatro maestros que le acompañaron en el viaje que se efectuó durante la segunda semana de marzo.

“Ellos están bien contentos, porque les resulta increíble que nos hayan recibido con tanta hospitalidad. Maribel nos hizo almuerzo todos los días y para ellos fue algo especial, porque vinimos sin esperar nada a cambio”, confesó Cayere.

En tanto, la salinense se mostró feliz porque no esperaba que la ayuda llegara de tan lejos.

“Yo me encontraba en unas situaciones de salud con operaciones y cuando me informó una de mis hijas que perdí la casita, pues no fue fácil porque fue una lucha para que mis hijos tuvieran un sitio propio, y yo luché por mi título de propiedad. Eso me dio depresión, pero como les decía a mis hijos que esto se levantará poco a poco”, confesó Martínez Rosado, quien es madre de tres hijos ya adultos. 

Aún llorosa por la emoción de recibir una mano amiga en medio del doloroso proceso, Maribel señaló que estuvo viviendo en las casas de sus retoños mientras esperaba por el milagro.

“FEMA no me ayudó; fue Ponce Neighborhood que consiguió los fondos para ayudarme a levantar mi casita, pero nunca imaginé que estos muchachos llegaran de tan lejos para pintarla por dentro y por fuera y hacerme una terraza”, dijo Maribel.

“La pusieron bien bonita, yo nunca había tenido mi casita así. Estoy feliz; estoy viviendo ahora en un palacio”, agregó esta vecina de la comunidad Las 80.

Cayere-King y sus estudiantes estadounidenses prometieron regresar, ya que formarán parte de un proyecto para ayudar a una comunidad de Adjuntas.