Tardará unos tres años levantar la industria del café en el país ante el desastre ocasionado por el huracán María, que arrancó hasta el 90% de las siembras. Sin embargo, a pesar de que la cosecha para esta temporada es poca, hay que recoger hasta el último grano. 

Es la meta del Departamento de Agricultura, que además pretende sembrar cerca de 10 millones de arbolitos para contrarrestar la pérdida y eventualmente minimizar la importación. 

Para empezar, la agencia se insertará en la Hacienda San Pedro de Jayuya el miércoles, 17 de octubre junto a un grupo de voluntarios, incluyendo al secretario Carlos Flores Ortega, con el objetivo de recolectar café. Además de paliar el déficit en la mano de obra que enfrentan los caficultores.

“Estamos en la época de cosecha que está un poco atrasada, pero tampoco hay muchísimo café. También tenemos otro problema y es que no hay mucha mano de obra para recoger el café y precisamente vamos a estar en Jayuya a donde la directora regional, Noelia López identificó unas fincas que tienen café y nosotros vamos a ir como voluntarios a recogerlo”, manifestó el secretario de Agricultura.

“La idea es concientizar e invitar a las personas que tengan el tiempo para colaborar y nos acompañen junto a un grupo de empleados del Departamento de Agricultura, que vamos a prestar nuestras manos para ir a coger café con el lema de Que no se pierda ni un grano, no importa que este año no tengamos unas grandes cosechas, pero cada grano cuenta”, afirmó Flores Ortega.

El secretario recalcó que levantar una cosecha de café tarda cuatro años. Es por eso, que la agencia se propone entregar semillas a los agricultores para cumplir con la expectativa de sembrar hasta 10 millones de arbolitos.

“Va a tomar por lo menos dos o tres años en que se levante la industria cafetalera a lo que estuvo antes del huracán, pero queremos hacerlo ahora con más resiliencia, queremos aumentar las siembras de café. Tenemos que reponer por lo menos nueve a diez mil cuerdas de café, que son entre 9 a 10 millones de arbolitos que tenemos que reponer en los próximos tres años”, asintió.

“La expectativa antes de María era que íbamos a tener entre 50 a 60 mil quintales de café y eso era bueno, porque el año anterior habíamos cosechado menos de 40, o sea que estábamos aumentando unos 10 a 15 mil quintales más. Desafortunadamente lo único que pudimos levantar fue el 10 porciento de la cosecha de lo que cogimos en agosto, porque en septiembre llegó el huracán”, resaltó.

Flores indicó que la pérdida total en el renglón del café sobrepasa los $25 millones. Mientras que para esta temporada hay en operación unos 2,000 caficultores, 44 beneficiadores y 76 torrefactores.

“Nosotros creemos que se puede levantar cerca de unos 20 mil quintales de café este año y eso es levantar la mitad del café que había antes del huracán. Hay cerca de 1,900 a 2,000 caficultores en operación con unas cantidades bien limitadas de café”, señaló.

“Los tostadores son los menos problemas que tienen porque el Gobierno trae café importado y se los vende a ellos para que puedan mantener su operación. Los que tienen problemas son el productor porque tiene poca cosecha y el beneficiador que le compra el café para despulparlo y secarlo para luego vendérselo al torrefactor”, explicó.

El secretario de Agricultura señaló que luego del huracán se importaron hasta 1,000 quintales provenientes de Méjico y República Dominicana.

“Lo que pasa es que cuando uno compra café a quien se está beneficiando al país de origen y eso no genera economía en Puerto Rico. Lo que nos conviene es aumentar la producción local porque todo ese eslabón de inversiones y valor añadido se queda aquí”, sostuvo.

De otra parte, Flores Ortega confesó que la recolección de café depende de otros factores sociales que amenazan la disponibilidad en la mano de obra, entre estas las condiciones de vivienda, servicios médicos, educación y empleo fuera del tiempo de cosecha. 

“Todos estos factores hacen que muchas personas se hayan desplazado de las zonas rurales a otras áreas. Tenemos que volver a llevar todos esos recursos a las zonas rurales, aquí no hay una panacea y no significa que porque haya café va a llegar gente, que se van a llenar las montañas de colectores de café, porque son muchas cosas que hay que trabajar aquí”, dijo.

Entretanto, Flores reiteró que en Jayuya “vamos a recolectar café arábico en variedades de limaní, frontón y caturra, en cortes que van de medianos a bajos de alta calidad”.

“La idea es que las personas vayan allí y colaboren, pasen la experiencia, vean lo que está ocurriendo y que le demos la mano a ese caficultor. Además, que recojamos el café también”, concluyó.