Jacqueline Pérez Torres es una ingeniera civil de profesión que se ha dedicado a transformar la vida de decenas de caficultoras desde la Fundación Bucarabón, una organización sin fines de lucro creada en 2018 en el barrio Bucarabones de Maricao junto con otras cuatro mujeres.

Su centro de operaciones es la escuela Segunda Unidad Francisco Vincenty, un plantel que cerró el Departamento de Educación por baja matrícula y que fue rescatado para convertirse en sede del proyecto comunitario que pretende reactivar la economía de la zona cafetalera que tanto fruto rindió en el pasado.

De hecho, esa fue la escuela donde Pérez Torres cursó el nivel elemental e intermedio y donde ahora pone su esfuerzo y conocimiento con el propósito de ayudar a su gente y de hacerle justicia a las féminas que laboran la producción del café, tanto en Maricao como en pueblos adyacentes comoLares, Yauco, Las Marías y Adjuntas.

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Aunque sus padres fueron agricultores, Jacqueline se preparó académicamente en otro campo y, tras 20 años ejerciendo su profesión, las circunstancias la llevaron a establecer un “coffee shop”, donde desarrolló su propia marca: Maricao Coffee, producto que estuvo activo hasta “el año pasado.

“Soy de este barrio. Esta iniciativa surge a raíz de la preocupación de actuar ante el cierre de esta escuela. Luego del huracán María (2017), estuvo activa un semestre e inmediatamente la cerraron por baja matrícula. Empezaron a llegar investigadores, entre ellos el doctor Ramón Borges, que es uno de mis colaboradores y él estaba investigando sobre la mujer en el cafetal. Le hablé de este plantel”, manifestó la fémina de 45 años.

“Esta escuela comprende 25 salones y 30 cuerdas de terreno. Fue una escuela agrícola. Hablamos sobre la posibilidad de rescatarla para hacer un proyecto comunitario. Luego de mucho esfuerzo la obtuvimos para el 2019 y comenzamos a trabajarla con diferentes fondos, pero en 2020 llegan los terremotos y ni siquiera habíamos inaugurado”, recordó la egresada del Colegio de Mayagüez.

Aunque la misión es trabajar con los agricultores para ofrecerles ayuda, según Pérez Torres, el énfasis del proyecto es dirigido hacia la mujer.

“Cuando comenzamos a trabajar con las mujeres fue un poco complicado, porque a veces el machismo va por encima de otras cosas. Al principio fue difícil, pero hoy día estamos trabajando con un grupo grande de mujeres que llegan aquí a buscar ayuda, porque saben que aquí tienen un espacio donde no van a ser discriminadas”, acotó.

“Trabajamos con hombres y mujeres, pero si es una mujer tenemos unos programas más específicos para ellas. Dentro de esos programas tenemos el programa de café, que empezó en 2023. Soy barista, catadora de café”, expresó.

Así nació el Café Bucarabón con el propósito de comprarle el producto a las mujeres de la zona, “ya sea en uva o pergamino, que significa que ya está procesado”.

“En la zona hay muchas mujeres caficultoras trabajando y, lamentablemente, no tienen posiciones de liderazgo en la finca. Veo tanta mujer que ayuda a su esposo o mujeres solas que trabajan en la finca, pero son discriminadas porque la finca es un trabajo que por lo general es dominado por hombres”, confesó.

Otro de los objetivos es incentivar a las féminas a que se inserten en el mundo del café. “Bajo este proyecto, los fondos que recaudemos con el café van a ser destinados a talleres. Además de la primera cooperativa de mujeres, que es otro de los proyectos que estamos comenzando. Estamos trabajando con el Instituto de Cooperativismo de la UPR de Río Piedras y estamos empezando con la primera cooperativa de mujeres caficultoras de Puerto Rico”.

“Hay muchas mujeres trabajando en la caficultura. Tenemos aproximadamente a 30 mujeres en el grupo. Estamos organizando la cooperativa y dentro de los fondos, hace un año que empezamos y ya tenemos casi $150 mil, entre los donantes y subvenciones que nos han dado para la cooperativa”, apuntó.

Pérez Torres estima que el proyecto cooperativista deberá estar listo para el verano, antes de la próxima cosecha.

“Es el primer café en Puerto Rico cultivado y cosechado por mujeres. En esta primera edición, estamos comprando café a una caficultora de Maricao. Es un café seleccionado, maduro y se le sacan los defectos. Va a tener un sabor por encima de los demás y va a catar por encima de los demás”, aseguró.

En el lugar cuentan con una cocina comunitaria y se ofrecen talleres de barismo y mercadeo, entre otros, además de ayudar a los agricultores en la solicitud de subvenciones, entre otras colaboraciones. Actualmente, la iniciativa genera unos 20 empleos, principalmente mujeres y jóvenes residentes en Maricao.

“Estamos en el barrio con menor población de Maricao y en el segundo pueblo con menor población en la Isla; el segundo más pobre. Lo que pretendemos es el desarrollo económico de la zona en muchas fases”, auguró.

Para detalles: 939-299-4166.