Los síntomas del cáncer pueden variar dependiendo del tipo y la localización de la enfermedad, en muchas ocasiones incluso se puede ser asintomáticos hasta etapas muy avanzadas.

Sin embargo, hay algunas señales que se hacen evidentes en la mayoría de los casos, como fatiga, fiebre, inapetencia, malestar general, pérdida de peso inexplicable, dolor, hemorragias, bultos inusuales y sudores, como describe Sanitas en un artículo.

El sudor y los calores nocturnos son uno de los signos más ignorados, pues es la manera en que el cuerpo baja su temperatura y ocurre por diferentes causas como cuando se está expuesto al calor, después del ejercicio, por cambios hormonales o cuando las personas se sienten ansiosas y estresadas.

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Normalmente, la sudoración se presenta cuando hay fiebre, una respuesta del cuerpo ante las enfermedades. En las personas con cáncer, también puede ser causada por fiebre, por el tumor o durante el tratamiento contra la enfermedad.

Según la Sociedad Americana contra el Cáncer, hay una diferencia entre sudoración, sofocos y sudores nocturnos.

La sudoración, que también se conoce como transpiración, es el líquido creado por las glándulas sudoríparas en el cuerpo cuando se libera calor por medio de la piel, mientras que los sofocos pueden causar sudoración que puede variar de leve a excesiva. A veces se les llama bochornos.

Hay algunas señales que se hacen evidentes en la mayoría de los casos, como fatiga, fiebre, inapetencia, malestar general, pérdida de peso inexplicable, dolor, hemorragias, bultos inusuales y sudores.
Hay algunas señales que se hacen evidentes en la mayoría de los casos, como fatiga, fiebre, inapetencia, malestar general, pérdida de peso inexplicable, dolor, hemorragias, bultos inusuales y sudores. (Archivo)

Los sudores nocturnos son sudoraciones y sofocos que ocurren cuando la persona está durmiendo y pueden dejar empapada la ropa y las sábanas.

Al ser el sudor una respuesta frecuente del cuerpo, relacionada con las hormonas o con otros factores diferentes al cáncer, la organización mencionada recomienda estar atentos de los siguientes cambios:

  • Sentir un calor inusual en una o más áreas del cuerpo.
  • Tener la piel húmeda o mojada en cualquier momento del día, incluso durante la noche o despertarse encontrando las sábanas mojadas.
  • Fiebre seguida por una sudoración abundante conforme baja la temperatura corporal.
  • Tener escalofríos o temblores.
  • Sudoración que empapa incluso cuando no hay fiebre o el área a su alrededor no parece estar demasiado calurosa.

Además de ser un síntoma de cáncer, los sofocos y los sudores nocturnos pueden aparecer en los sobrevivientes de cáncer, en especial, en las mujeres, pero también se presentan en los hombres.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, los sofocos se presentan en alrededor de dos tercios de las mujeres posmenopáusicas con antecedentes de cáncer de mama y se relacionan con sudores nocturnos en un 44 % de los casos.

Lo más inconveniente de los sofocos es que causan dificultades para dormir, mayor intensidad del dolor y funcionamiento psicológico precario.

En estos casos, las opciones de tratamiento son amplias y pueden incluir productos hormonales, farmacoterapias no hormonales y diversas modalidades de medicina integral.

También se aconseja tomar medidas prácticas en casa para ayudar a aliviar la sudoración nocturna, como abrir ventanas y mantener ventiladores encendidos, usar ropa holgada de algodón e incorporar técnicas de relajación y respiración.

Tipos de cáncer que causan sudoración

Por su parte, la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia menciona que los tipos de cáncer en los que este síntoma es frecuente son:

  1. Linfoma de Hodgkin
  2. Linfoma no Hodgkin
  3. Tumores carcinoides
  4. Leucemia
  5. Mesotelioma
  6. Cáncer de hueso
  7. Cáncer de próstata
  8. Cáncer de riñón
  9. Tumores de células germinales
  10. Cáncer medular de tiroides avanzado

Hay que tener presente que cada tipo de cáncer produce diferentes síntomas y signos específicos.

Ante cualquier síntoma o cambio en su cuerpo, debe acudir al médico para que lo valore y determine las causas de la anomalía.