El micoplasma, una infección bacteriana y contagiosa que suele resolverse por sí sola, está siendo mal diagnosticada en la isla, utilizando como principal recurso pruebas reactivas de sangre que miden solo anticuerpos.

Ello ha llevado a un consumo desmedido de antibióticos en pacientes con resultados “falsos positivos” que pudieran crear en un periodo de cinco años un problema de resistencia a este tipo de fármacos.

Así lo denunciaron a Primera Hora varios médicos que están preocupados por las consecuencias que pudiera tener en la seguridad de la población el uso excesivo -y sin justificación clínica- de antibióticos como azitromicina (conocida comercialmente como Zythromax), un fármaco utilizado para tratar diferentes tipos de infecciones causadas por bacterias, como infecciones respiratorias, de piel, de oídos o enfermedades transmitidas mediante el sexo.

“La preocupación principal es con las pruebas que se hacen para detectar el micoplasma en la comunidad porque son análisis de IgM o IgG que miden la cantidad de inmunoglobulinas en la sangre, que también se conocen como anticuerpos. Estas pruebas no son cuantitativas, sino cualitativas. Lo que quiero decir es que si te da micoplasma hoy y vas a un médico con catarro en ocho meses y te manda a hacer una prueba de IgM vas a dar reactiva y eso no quiere decir que tengas de nuevo micoplasma, sino que tienes los anticuerpos. Por eso, la prueba se lee como reactiva y no como positiva”, explicó el doctor Diego Sainz De la Peña, jefe del Departamento de Pediatría del Hospital Auxilio Mutuo, al añadir que también le preocupa el hecho de que enfermeras escolares de muchos planteles están exigiendo la prueba a alumnos con síntomas catarrales.

“Lo interesante es que hay una prueba respiratoria PCR que sí es efectiva en diagnóstico. Pero esto se ha ido fuera de control porque todo el mundo (médicos) están mandando a hacer las de IgM y lo que vemos es que hay 20 mil pacientes con un micoplasma que, realmente, no tienen. Los médicos que digan que hay brotes, probablemente, están haciendo las pruebas que no son”, agregó al explicar que, aunque en años anteriores no había laboratorios ofreciendo la prueba PCR, ahora es común que sí la tengan y los resultados están en 24 horas.

Por su parte, la infectóloga Patricia Rodríguez puntualizó que el problema de un mal diagnóstico es que hay un abuso en el consumo de azitromicina -un tratamiento que, por lo general, se extiende por cinco días- para combatir una enfermedad que el paciente realmente no tiene.

“La mayoría de los casos se pueden diagnosticar clínicamente. En comparación con la influenza, los síntomas en micoplasma son gradual e incluyen tos seca, dolor de cabeza, de garganta y algo de congestión. La mayoría de los pacientes (se estima que 8 de cada 10) tienen un curso en el que ellos mismos combaten la bacteria, aunque se han visto complicaciones en pacientes que tienen otras condiciones de riesgo”, explicó Rodríguez quien realiza consultas diarias en hospitales y no recuerda la última vez que la llamaron por un caso de micoplasma.

Por su parte, la Primera Oficial Médico del Departamento de Salud, Iris Cardona, subrayó que el riesgo de un mal diagnóstico y el uso inapropiado de antibióticos puede llevar al desarrollo de bacterias multirresistentes, que harían difícil tratar futuras infecciones que sí requieran fármacos como el azitromicina.

“Eso se ha visto en otros países en el oriente en donde circulan otros tipos de micoplasma y se ha creado un 85% de resistencia a estos antibióticos y hay que ir en busca de otras alternativas. Y, precisamente, eso es lo que se quiere evitar”, precisó Cardona al recordar a la comunidad médica que “la recomendación oficial es no depender de las pruebas ni tomar decisiones con esas pruebas”, sino a través de otros criterios clínicos.

Asimismo, hizo hincapié en que ninguna escuela o colegio debe exigir pruebas negativas de micoplasma a sus estudiantes pues “no es necesario y va en contra de las mejores prácticas y estándares de la medicina”.