La receta para una ley inútil, aquí la tenemos perfeccionada. Consiste en asignarle una nueva tarea a una agencia de gobierno, en plena quiebra y con poco personal; no se le asigna el presupuesto ni los medios para adquirir el “expertise” necesario. Los legisladores quedan bien, pues el propósito puede ser loable. El gobernador firma la ley y también luce bien, porque la gente piensa que se ha resuelto un problema y todo el mundo “gana”.

Excepto que no es así. Pues si la ley no se cumple o los ciudadanos no la obedecen, y el gobierno no hace algo al respecto y tampoco se mide el cumplimiento o resultado, entonces, se ha perdido el tiempo y el dinero de los contribuyentes, que somos usted y yo.

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Ejemplo: Las bolsas reusables.

¡Qué gran fiasco! Ocho años después de la ley que prohíbe las bolsas plásticas en los comercios, el problema es peor.

Se supone que los establecimientos comerciales no distribuyan bolsas para las compras de forma gratuita. La ley exige que las bolsas, si las necesita el consumidor, que pague por ellas. Además, tienen que ser reusables.

La idea es que cuando el cliente vuelva al supermercado, lleve las bolsas que ya compró. Por supuesto que eso no es lo que pasa. Usted habrá visto en el supermercado las personas con su carrito lleno de bolsas nuevas. Bolsas que, por cierto, son mucho más gruesas que las de antes y que después vemos en la basura. Entonces el problema que se quiso evitar, ahora es peor.

A algún legislador se le ocurrió entonces que vuelvan a regalar las bolsas, si total la gente las sigue usando. Eso es, como dice el refrán, de Guatemala a Guatepeor. Pero sin duda, hay que hacer algo al respecto.

Se me ocurre, por ejemplo y sin haber realizado un estudio o evaluación experta, que pudieran imponer un cobro mucho más alto por las bolsas, pues pagar $1 por las 10 bolsas, evidentemente, no es suficiente disuasivo. Podrían imponerle un IVU mayor a las bolsas. Pudieran exigir que se vendan únicamente las bolsas compostables, que ahora son muy accesibles y son una gran alternativa. Estas se pueden reusar, pero si llegaran a la basura no van a tardar 500 años en descomponerse.

Son algunas ideas para darle garras a la ley que sigue siendo necesaria, pero que no nos ha ayudado en nada a adelantar en la lucha por proteger nuestros recursos naturales.

Otro asunto que ha sido objeto de críticas es que no hay fiscalización alguna en torno al asunto de las bolsas “reusables” que nadie reutiliza. Se supone que el DACO verifique el cumplimiento. Algunos grupos han sugerido que la Autoridad de Desperdicios Sólidos o alguna agencia ambiental, se encargue de fiscalizar esta regulación, pues el DACO no tiene el expertise. Que hace falta un proceso de evaluación para conocer cual realmente ha sido el impacto de esta ley que casi va a cumplir 10 años.

Yo pienso que si Recursos Naturales, la Junta de Calidad Ambiental y la Autoridad de Desperdicios Sólidos no han sido capaces de impulsar un proyecto de reciclaje; de detener construcciones ilegales, cuando son realizadas a la vista de todos; de ayudar a las empresas privadas que quieren sí reciclar determinados productos; de conducir eficientemente el reciclaje de gomas de automóvil, algo por lo que todos pagamos; mucho menos van a poder controlar lo que hacen millones de personas con las bolsitas de compra.

Creo que la solución está en el bolsillo. No hay mejor forma de modificar conducta no deseada que hacerles pagar por ella.

Si 10 chavitos por bolsa no ha sido suficiente, entonces tiene que ser más. Así nos aseguramos de que una buena idea no termine siendo, literalmente, basura.