El partido de la semifinal del Clásico Mundial de Béisbol fue una montaña rusa de emociones de principio a fin con un marcador cerrado en el que Puerto Rico venció a Holanda, 4-3, en la undécima entrada.

A pesar de lo cerrado en el encuentro, los fanáticos puertorriqueños congregados en el Tablado de Guaynabo, dentro del estacionamiento del coliseo Mario “Quijote” Morales, nunca se quitaron. Sabían que  la representación boricua preservaría su invicto en su séptima salida de la competencia.

“Ganamos  por la energía y la unión que irradiamos como País”, dijo Carolina Cestero, una de las más entusiastas fanáticas que había frente a un televisor ubicado en el negocio 5-15.

Relacionadas

Había dos pantallas gigantes para ver a “Los Nuestros” dar el todo por el todo en la competencia, que ha bajado la criminalidad y ha paralizado el País.

“Me había perdido los juegos del Clásico porque me encontraba de viaje en Noriega. Este es el primer juego que puedo ver completo y tengo que decir que tenemos tremendo equipo. Siempre supe que íbamos a ganar.  Nosotros no nos quitamos”, prosiguió Cestero.

Una hora antes de que diera comienzo el encuentro, las personas comenzaron a llegar al Tablado. Unos se ubicaron al final para ver el encuentro en una pantalla gigante, mientras otros decidieron tomar una silla y colocarla frente al negocio de su preferencia.

El tema de conversación era la impresionante carrera que han tenido “los nuestros” en la competencia. Una demostración de coraje y  orgullo que ha ayudado al país a detener la ola criminal que nos azotaba desde el inicio del año.

 “La realidad es que me han impresionado.  No esperaba todo lo que está pasando. La manera en que estamos jugando y el ánimo de los jugadores es increíble. Han lucido y hemos ganado de manera limpia”, dijo Roberto Maldonado.

El guaynabeño, residente del Barrio Santa Rosa I, aseguró que Puerto Rico ha jugado de forma perfecta el béisbol.

“Las victorias no han sido por el factor suerte. Ellos han jugado extremadamente bien. Han rayado en la perfección”,  prosiguió Maldonado.

El partido ya estaba en la parte alta de la primera entrada  y comenzaban a escucharse en el Tablado los primeros gritos de celebración.  No era para menos, Jurickson Profar fue sacado de out en la inicial en un tiro de  Yadier Molina a T.J. Rivera. Cayó el segundo out del partido.

“Vamos, Vamos… ese es el caballo”, exclamó uno de los presentes.

Sin embargo, la celebración duró poco. Wladimir Balentien conectó un cuadrangular de dos carreras ante los envíos del derecho cayeyano Jorge López. Posteriormente, Jonathan Scoop se convirtió en el tercer out de la entrada con un rodado por el cuadro.

“Lo cogemos ahora.  Deja que le caigamos a palos”, gritó otro de los presentes tan pronto la transmisión televisiva se fue a anuncios.

Al lado de Maldonado se encontraba José Santiago observando con detenimiento cada una de las jugadas del partido.

“La experiencia de Yadier Molina se ve. Es lo que nos ha llevado aquí. Obviamente, el cuadro interior ha hecho el trabajo, los bateadores también han sonado y los lanzadores han hecho el trabajo. Hemos elevado el nivel de juego. En la manera en que están jugando, se le va a hacer difícil a cualquier equipo ganarnos”, manifestó Santiago.

El robo de la tercera base de Javier Báez en la cuarta entrada volvió a levantar los ánimos. Todos protestaron la decisión del árbitro cuando decretó out la entrada y pidieron revisión al mismo tiempo que el bayamonés le pedía al dirigente Edwin Rodríguez que saliera del dugout a solicitarla. 

La revisión fue cambiada y todos celebraron. Entre ellos se encontraba Cestero, quien se levantó con los brazos abiertos en la silla en la que estaba apoyada. Otro batazo de Balentien empató el marcador nuevamente 3-3 y los ánimos volvieron a bajar.  Bueno, hasta que Ángel Pagán abrió el quinto episodio con un inatrapable a los jardines.

“No vengas, no vengas”, dijo Dennis Rivera entradas más tarde al ver al dirigente de Holanda, Rod Delmonico, pedir revisión de la jugada en una jugada en la primera base con un batazo de Francisco Lindor.

Fue la cuarta revisión de jugada que se pidió en el desafío.

“Estamos bien. Por si acaso se les había olvidado. Estamos bien”, continuaba diciendo Cestero, dando varios aplausos, en su intento de darle tranquilidad a todos los presentes.

Con un doble play en la séptima entrada todo cambio. Se comenzó a escuchar fuerte y claro el “despierta boricua”.

Cada vez que en trasmisión se escuchaba un “Dale boricua”,  en el tablado replicaban con un “Vamos!”.

Y el despertar llegó en entradas extras con Edwin Díaz repartiendo azúcar y respeto en la loma. Siguiendo las normas de la Federación Internacional de Béisbol, Puerto Rico empezó la parte baja de la undécima entrada con corredores en las primeras dos almohadillas.

Molina realizó un excelente toque para adelantar corredores y Javier Báez fue enbasado. Entonces, Eddie Rosario se vistió de héroe al sacrificarse con un elevado al jardín central que trajo, en un pisa y corre en las piernas de Carlos Correa, la carrera del gane, 3-0.

En el tablado todos se pusieron de pie, brincaron y se abrazaron.  De repente se escuchó: “Vamos para la final, Puñ&%^”.