Desde hace tres semanas, el carolinense Gerardo Cabanillas tenía en su manos una copia en inglés del libro “El camino a casa: Mi vida con los Yankees”, la biografía en la que el exreceptor puertorriqueño Jorge Posada cuenta su vida familiar, la relación con su padre –el cazatalentos Jorge Posada– y todos los factores que lo llevaron a ser uno de los protagonistas claves en una época dorada de los Yankees de Nueva York. 

También se podría decir que fue uno de los primeros en Puerto Rico en comprar el libro de Posada, tomando en consideración que cuando fue a hacer la transacción, en la librería Bookmark en San Patricio Plaza, el dependiente ni tan siquiera había sacado ningún ejemplar de su caja. 

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Ayer tuvo una alegría adicional. Cabanillas fue parte de un grupo de fanáticos que  ganaron un concurso  de Primera Hora y compartieron con Posada. 

“Para mí esto ha sido suerte. Llené las bases del concurso pensando que no iba a pasar y en el fin de semana recibí la llamada.  Estoy emocionado con esta oportunidad”, aseguró Cabanillas, quien  ya había compartido con Posada anteriormente y tiene planes de ir a la ceremonia del retiro de su número 20 el próximo 22 de agosto en el Yankee Stadium. 

Junto con Cabanillas, Robert García, Ignacio Rodríguez, Alvin Batista, José Morales, Antonio Colón e Ivian Meléndez y sus acompañantes tuvieron la oportunidad de hacer preguntas, fotografiarse y recibir una copia autografiada del libro.   

Sin embargo,  la persona que se robó el show con sus preguntas fue el pequeño José Antonio Morales Santiesteban, quien viajó desde Guayama para acompañar a su padre a conocer al que fuera su jugador favorito.  

-“¿Qué sentiste cuándo diste tu primer ‘out’ en el plato?”, preguntó Morales Santiesteban, adelantándose a todos y sin mostrar un ápice de timidez. 

-“Uno se siente bien contento porque obviamente estás en el Yankee Stadium y haces ese primer ‘out’. Pero me acuerdo más del primer hit en el Yankee Stadium”, dijo Posada. 

-“… ¿Y el primer jonrón?”

-“Me acuerdo que fue en Kansas City en el 1997. Desde ese día, ese fue uno de mis parques preferidos para batear”, respondió Posada con una sonrisa. 

-“¿Cómo te sentiste en el primer juego?”, ripostó rápido Morales Santiesteban en un intercambio que hizo que más de uno de los presentes dijeran que tiene madera  para ser periodista.  

-“La primera vez  que me senté en el dugout de los Yankees, lloré. Sentía que me había esforzado y trabajado muy fuerte para llegar ahí. Se me salieron las lágrimas porque uno mira atrás y ve el trabajo fuerte que uno hace para estar ahí”, contestó Posada. 

- ¿Cómo fue tu socialización con los diferentes jugadores (del equipo de los Yankees)? 

-“Tengo muy bonita relación con todos. Derek Jeter y yo  somos como hermanos. Gracias a una persona como Joe Torre, como Tino Martínez… tenemos una relación bien bonita. También está Bernie Williams. (Nosotros) tenemos una amistad que va a durar por siempre”, señaló Posada.  

Entonces, Cabanillas tomó la batuta en la conversación y le preguntó a Posada si había imaginado cómo será la ceremonia de agosto luego de haber acompañado a Williams cuando los Yankees retiraron el número 51 hace varias semanas. 

“Va ser un día bien emotivo. Va a ser un día en el que yo espero poder mantenerme (en control de las emociones), para hablarle a la fanaticada y la prensa de Nueva York, y no llorar  enfrente de todo el mundo. Poderme expresar bien.  Voy a estar con los grandes del béisbol. Con Lou Gehrig y con Babe Ruth… yo ser parte de ese grupo convertirá el día en uno superespecial. Todavía no he escrito lo que voy a decir, pero tengo en la mente lo que voy a escribir para poder agradecer a mucha gente”, manifestó Posada. 

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Lo más difícil para Posada en sus 17 temporadas en las Mayores fue alejarse de su familia.

“Lo más difícil es viajar, estar en un hotel solo, en una cama que a uno no le gusta y estar lejos de la familia. Uno extraña a la familia. Los nenes creciendo y uno afuera. Eso es lo que lleva  a uno a retirarse y estar más cerca (de ellos). Uno llega a veces a las cinco o seis de la mañana para jugar esa misma noche. Por eso es que (practicar) ese deporte es mejor cuando tú eres joven porque es un deporte que, cuando llegas a los 38 o 39 años de  edad, es demasiado fuerte para mantener el ritmo, esa vida. No es muy chévere”, explicó Posada. 

La rueda de preguntas de los fanáticos puso a pensar un poco a Posada. 

“Los fanáticos, al igual que los jugadores, cuando ganamos estamos orgullosos, estamos felices. Como fanático yankee, hay tres derrotas que nunca se me olvidan. La primera, contra Arizona en la Serie Mundial (2001), el ‘comeback’ de Boston  en el campeonato de la Liga Americana (2004) y la derrota de los Marlins en la Serie Mundial (2003). De esas tres, ¿cuál fue la peor para tí?”, preguntó Cabanillas. 

“En el 2001, tú empiezas el noveno episodio ganado por uno y con Mariano Rivera en la loma,  de 100 veces que vas a tener ese mismo escenario, 99  veces vas a ganar. Solo una vez pasó esto. Te lo digo porque si pasó ayer y pasa mañana el mismo escenario, lo haces igualito y nosotros ganamos una sexta sortija. Las cosas pasan de una manera que uno no se siente contento. Pero ese día sí. Ganando por una en el noveno inning de un séptimo juego, no se cambia nada”, expresó Posada.