El mundo entero llora la partida de uno de los seres humanos más influyentes en la historia del siglo 20, Nelson Mandela.

Y el deporte no podía faltar al duelo.

Y es que la grandeza del recién fenecido ex presidente de Sudáfrica también incluye el plano deportivo. El deporte lo impactó tanto como él impactó al deporte. Más aún, disciplinas como el fútbol y el rugby se destacaron como herramientas para erradicar del país la segregación racial.

“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo, tiene el poder de inspirar. Tiene el poder de unir a la gente de una manera que pocas cosas pueden. El deporte puede crear esperanza donde antes había solo desesperanza. Es más poderoso que el gobierno derribando las barreras raciales”, dijo el ganador del Premio Nobel de la Paz de 1993.

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En otra ocasión, señaló que quería “usar el deporte como un factor de unión y reconciliación”. Y así lo hizo.

El expresidente de Sudáfrica fue un férreo defensor de los derechos humanos en su lucha contra el "apartheid", causa por la que fue encarcelado durante 27 años.

Desde muy joven, a Mandela le gustaba correr y aprendió a boxear. Sin embargo, en sus años de prisión en Robben Island –donde pasó 18 de los 27 años que pasó encarcelado–, fue el fútbol la disciplina que sirvió para que él y los demás reclusos negros se salvaran de la locura al servir como una de las pocas distracciones . Al mismo tiempo, el fútbol fue una bandera de resistencia y desafío a las autoridades de raza blanca.

Una vez elegido presidente de Sudáfrica en 1994, hizo política como se practica el deporte en su estado más puro, pues, como un buen deportista, abrazó a sus contrincantes al final del “juego”. En lugar de buscar venganza y ejercer la fuerza del poder político para atacar a quienes lo encarcelaron, siguió fiel a los ideales que lo llevaron a prisión –y a los valores del deporte– y trabajó en pos de la unión de las razas.

Mandela consiguió que en 1995 Sudáfrica fuera la sede de la Copa Mundial de Rugby. Aunque este deporte era y es muy popular en el país, se identificaba principalmente con los blancos. Entre otras cosas, “Madiba” –nombre del clan al que pertenece Mandela en el idioma Xhosa y como cariñosamente se le conoce en Sudáfrica– se encargó de que el rugby llegara a las comunidades pobres y marginadas.

El equipo sudafricano, sorpresivamente, llegó hasta la final y ganó la Copa, como se cuenta en la popular película Invictus, dirigida por el estadounidense Clint Eastwood. En esa final, Mandela desafió una vez más las diferencias raciales y utilizó la camiseta oficial de la selección de rugby, un símbolo de la raza blanca que dominó el país hasta las primeras elecciones en las que los ciudadanos de raza negra pudieron votar y que ganó el ex prisionero político.

Como ejemplos de la unión entre pueblos y razas que puede lograr el deporte, Sudáfrica también fue sede de la Copa Africana de Naciones de fútbol en 1996 y, en 2003, de la Copa Mundial de Cricket.

Pero, sin duda, el evento deportivo de mayor trascendencia llegó tan reciente como en 2010, cuando Sudáfrica fue el país donde se celebró la Copa Mundial de Fútbol, el acontecimiento deportivo más importante del mundo después de los Juegos Olímpicos.

Una vez más, Mandela jugó un importante papel para cumplir uno de sus sueños, que era precisamente ver la celebración del Mundial en su país. Una vez más, el anhelo de Madiba era no solo el sueño de Sudáfrica, sino de todo el continente que albergó la Copa por primera vez.

El ex presidente sudafricano viajó hasta Suiza y Trinidad y Tobago para abogar por que Sudáfrica fuera la sede del torneo.

“Fue gracias a sus esfuerzos constantes por lograr la reconciliación”, manifestó en 2010 el aún presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma.

“También trabajó mucho personalmente para llevarnos hasta este momento glorioso”, agregó.

El 11 de julio de 2010, en el estadio Soccer City de Johannesburgo, un Mandela cerca de cumplir 92 años dijo presente en el partido final entre España y Holanda.

Ese día, Mandela recibió una gran ovación, como se merecía, a nombre de su país, del continente africano y del mundo entero.

Cumplir uno de sus sueños le valió ser reconocido en vida como uno de los luchadores por la igualdad más importantes de la historia de la humanidad.

Ese día, el deporte y la gente le devolvieron a Mandela la unión y el respeto que él le dio al mundo.

Lester Jiménez colaboró en esta historia.

Imágenes históricas del líder sudafricano.