Te fijas en alguien, salen, se enamoran, y llega el tan esperado día de presentarles tu nuevo amor a tus padres. Organizas el encuentro para que todo sea perfecto, pero de nada valió el esfuerzo. A ellos no les gustó tu pareja, y no tienen ninguna intención de disimularlo, mientras tú, deliras por ella. ¿Qué hacer?

Lo primero que debes tomar en cuenta es que cuando te juntas con alguien todo el mundo a tu alrededor -incluyendo mamá y papá- tendrá una opinión acerca de esa persona. En el mejor de los casos, hay aceptación o, incluso, empieza a surgir el cariño de familia.

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Sin embargo, las diferencias en el nivel socieconómico, la religión o la edad a veces despiertan reservas o prejuicios, como también puede ocurrir con las relaciones de personas del mismo sexo.

Sea cual sea el escenario, a la mayoría de la gente que enfrenta este problema le genera mucha angustia, ansiedad y frustración no poder conciliar su relación amorosa con su relación familiar, destaca la doctora Naychaly Rivera Nieves.

La recomendación en estos casos es comenzar por evaluar los límites que existen en el vínculo entre padres e hijos. En una relación saludable entre personas adultas debe de existir espacio para las diferencias de opinión. Se entiende que cada quien es responsable de escoger lo que considera mejor para sí, y esto incluye experiencias y parejas.

Si no hay límites apropiados, los padres pueden ser incapaces de respetar la decisión de sus hijos buscando castigarlos, incluso, con el rechazo o el chantaje de escoger entre ellos y otra persona en su vida.

Esta conducta suele ser común en padres que siempre han sido muy autoritarios y se acostumbraron a imponer su criterio. No quiere decir que lo hagan a propósito. A veces simplemente están repitiendo patrones aprendidos sin comprender el daño que pueden provocar.

Por supuesto, los padres siempre van a desear lo mejor para sus hijos y evitar cualquier sufrimiento. El problema es que las buenas intenciones no pueden ir por encima del derecho de los hijos a vivir su propia vida, incluso si esto implica cometer errores. A menos que tu nueva pareja no abuse de ti física o emocionalmente, o se aproveche de ti, lo más probable es que el rechazo provenga de algún prejuicio o patrón de comportamiento que -consciente o inconscientemente- tu familia inmediata ha arrastrado y ahora impone sobre ti.

“No es lo mismo opinar que decir: ‘yo no te quiero con fulano o fulana’”, explica la doctora Karent Ureña.

A los hijos que enfrentan este dilema con sus padres les aconseja tener una conversación donde establezcan que respetan la opinión de ellos porque saben que su intención es buena, pero al mismo tiempo pidan espacio para desarrollar su relación con la persona que escogieron.

“Más que nada, se trata de validar la preocupación y escuchar sus consejos. Decirles, ‘voy a estar pendiente de lo que dices, pero esto me compete a mi’”, enfatiza la doctora Ureña.

Los hijos también pueden pedirles a los padres que al menos se den la oportunidad de conocer a su nueva pareja. Una buena forma de promover la comunicación es provocar encuentros donde pueda aflorar algún tema o actividad que podrían disfrutar en común, como la cocina, el teatro o algún evento deportivo donde la interacción pueda fluir de una manera más espontánea.

La doctora Rivera Nieves plantea que la pareja puede aprovechar los encuentros para demostrar que su relación funciona y que existe un deseo de celebrarla y compartirla con la gente importante en sus vidas. Pero si el intento no resulta exitoso, nunca deben permitirse las faltas de respeto o el desprecio. Si ocurren, el hijo o hija debe establecer, con cortesía, que esto no es aceptado. De esta manera, da el ejemplo de cómo deberían tratarse entre sí, aunque no estén de acuerdo.

“Una cosa es intentar encajar, otra es aceptar la humillación”, enfatiza la doctora Ureña, al aconsejar que mientras se mantenga la cordialidad, la pareja debe mantenerse presente en el ambiente familiar y sus miembros deben apoyarse entre sí.

El hijo o hija que tiene que enfrentar la resistencia de sus padres debe hacer todo lo posible por apoyar a su acompañante, vigilando que no se sienta excluido ni solo en un ambiente donde no goza de simpatía.

Por su parte, los padres que por alguna razón no toleran la relación sentimental de sus hijos deben examinar de dónde surgen sus reservas. Esto no significa que no pueden dejar saber su opinión de una manera respetuosa y utilizando un estilo de comunicación asertivo en lugar de hiriente.

“Cuando, como padres, nos acercamos a hablar con nuestros hijos sobre una preocupación, lo que más les molesta es la desvalidación. Si los desvalido a ellos o a la pareja, automáticamente estoy sentado el precedente para que no fluya la conversación”, explica la doctora Ureña.

En cambio, destacar las cualidades de tu hijo o hija, e incluso de su pareja, antes de expresar que a pesar de sus virtudes no llena tus expectativas como padre, es una mejor forma de llevar el mensaje. Al final, estar cerca de ellos y dejarles saber que cuentan con tu apoyo es la mejor protección que puedes ofrecerles.

Ese primer amor de la adolescencia

Cuando se trata de un amor entre adolescentes, algunas veces la reacción natural de los padres es oponerse. Sin embargo, es un buen momento para conversar sobre el tema. A continuación algunas recomendaciones de cómo afrontar el asunto: 

Jamás te burles –ni permitas que otros lo hagan– de su relación o sus sentimientos.

No minimices la importancia que él o ella le adjudica a sus sentimientos.

No hagas prohibiciones tajantes. Los límites tienen que nacer de las fronteras previamente establecidas.

Nunca le pegues ni lo (a) maltrates de ninguna manera.

No interrumpas la comunicación. Esto no es cuestión de hablar de esto una vez y ya.

Haz todo lo posible por conocer lo más que puedas sobre esa persona a la que llama su novio(a) (qué edad tiene, cómo es su familia, a qué escuela asiste, cómo es la conducta que manifiesta, etc.).

Aconséjale que no permita que la relación afecte sus estudios y que no deje amistades ni abandone algún deporte o alguna otra actividad propia de su edad que le gustara desde antes de tener novio(a).

Háblale sobre la relación de noviazgo como algo natural y propio de su edad, pero con los debidos límites establecidos.

Establécele fronteras para que sepa lo que esperas de él o ella.

Deja bien claro que tú siempre tendrás el derecho a supervisar todo.

Si el menor reaccionara con rebeldía y desafío a la intervención de sus padres, que se aseguren de buscar ayuda para que un profesional de la salud mental y la conducta ayude tanto a padres como a hijos a lidiar con el conflicto.

(Fuente: Dra. Alicia Fernández) 

Toma nota

A los hijos | Establece de manera respetuosa cuáles son los límites en términos de tu derecho a escoger de quien te enamoras.

A los padres | Examina por qué rechazas a esa persona. No permitas que tus prejuicios dañen tu relación con tus hijos. Expresa tu opinión pero no la impongas.

A la pareja | Acompaña a tu enamorado y no permitas que se sienta excluido cuando te acompaña en un ambiente donde no goza de simpatía.