Cada vez son menos las personas que en estos tiempos deciden montarse en el carro y llegar hasta algún comercio para alquilar una película.

Sin embargo, pese a todos los pronosticos, en algunos pueblos de la Isla todavía se mantienen operando negocios que se dedican a rentar películas.

Tal es el caso de Machito’s Mini Market & Video Club, que está abierto al público en el barrio Ingenio de Toa Baja desde hace 20 años.

Rafael Ortega, su propietario, dice que se mantiene en el intento de hacerle frente a una competencia desleal de la piratería y de las grandes compañías de máquinas expendedoras de películas para alquiler.

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Por eso, ya planifica igualar los precios de estas máquinas de alquiler “para empezar a hacer movimiento, que la gente vengan por los precios y se lleven algo alquilado”, destacó quien de tres dólares por el alquiler de películas, “bajé a $2.50 (por alquiler) y ahora, pienso bajarlos a $1.50. No voy a ganar lo mismo, pero es para ver si el negocio vuelve a coger vida”.

Ortega, también piensa vender una parte de las películas que tiene en la tienda “porque poco a poco tengo que ir comprando, pero, a la vez , saliendo de algunas películas para ir bajando el inventario”. Machito’s Mini Market & Video Club abrió en la carretera 867 km 4.7 del barrio Ingenio en 1996, inicialmente, como videoclub, y diversificó su oferta a colmado por la necesidad de sus clientes de alquilar y comprar artículos de primera necesidad en un solo lugar.

“Fui a los permisos de administración de Reglamentos y Permisos (ARPE) y pregunte y me dijeron que podía. Entonces, en vez de Machito’s Video Club le puse Machito’s Mini Market and Video Club”, contó Rafael, quien en la actualidad considera que ha sobrevivido a la evolución en los formatos de películas y cambios en la tecnología de casete a DVD a Blue Ray, también, el internet y a la televisión por cable ya que está establecido en una comunidad de escasos recursos económicos que recurre a los canales disponibles por señal aérea.

Sin embargo, según contó Ortega, lo que le ha dado duro, es la piratería, que ofrece una cantidad mayor de películas por un precio ridículamente barato.

“Diría hace como 10 años de esto ya. Al principio, la película pirateá de cine, como tal, no estaba haciendo tanto daño. el problema ahora, es que compran el mismo tipo de DVD que compro, le quitan el seguro que tienen de información y le sacan copias en computadora. Y ahora puedes encontrar un DVD a tres “pesos” pirateá y todo el mundo sigue sacándole copias a la película. Mientras que la competencia de alquiler en máquinas expendedoras me afecta, en otro por ciento, pero lo que realmente me afecta es la piratería”, subrayó Ortega, quien esperaba que el gobierno se pusiera más agresivo para combatir este tipo de delito.

En años anteriores a que la piratería estuviese en su apogeo Ortega generaba de $4 a $5 mil en alquiler de películas. “Ahora mensual, no hago ni $300” añadió.

“El problema aquí es que pago una patente, empleados, tengo gastos del comercio y cuando vienes a ver tengo que bajar horas al empleado. En las películas como tal, tuve que bajar la compra de películas. Antes compraba tres películas de cada una, ahora, compro una nada más, porque ya no se mueve como tal”.

Actualmente, lo que mantiene abierto el negocio es el colmado.

“Lo que pasa es que las he mantenido (refiriéndose a la películas), porque como yo empecé con esto. Tengo clientes, dicho por ellos, vienen a buscar películas, porque los maestros los mandan a buscarlas para hacer proyectos”, relató, quien comparte la zona con Platinum DVD en la 5ta sección de Levittown, cuyo dueño es Samuel Ramos.

“Antes tenia amistades ya no tengo casi ninguna, porque todos han cerrado los negocios. La gente debe entender tu vas a pagar, parte es para gastos de empleados y lo otros para impuestos”, destacó quien tenía dos empleados y ahora, se mantiene trabajando con su esposa.

Otro factor a su favor es que su local está ubicado en una comunidad de bajos recursos económicos. (Para El Norte / Alvin J. Baez)

Ortega ha bajado los precios para poder competir. (Para El Norte / Alvin J. Baez)