HANOI, Vietnam. Después de derribar uno de los últimos vestigios del antagonismo de la Guerra Fría con un viejo enemigo de guerra, el presidente Barack Obama, siguió adelante con su esfuerzo por estrechar lazos con el pueblo vietnamita. En medio de la iniciativa de estatismo geopolítico, el presidente recibió peticiones de que aborde con más firmeza un historial de derechos humanos en el país que se considera desastroso.

Obama esperaba celebrar reuniones con miembros de la sociedad civil y empresarios y tenía previsto ofrecer un discurso dirigido al pueblo de Vietnam, un día después de anunciar el levantamiento de un embargo de armas impuesto hace cinco décadas. La decisión pretende impulsar una nueva relación económica y de seguridad con esta nación joven y de rápido crecimiento en el sureste asiático.

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El presidente debe alcanzar un equilibrio entre el deseo de mejorar las relaciones y los esfuerzos por pedir cuentas al gobierno comunista por lo que los activistas describen como abusos generalizados contra disidentes.

El plan de Obama era volar el martes desde Hanoi a Ho Chi Minh City, antes Saigón. Esperaba visitar la Pagoda de Jade, considerada como una de las más hermosas del sur de Vietnam y que custodia documentos religiosos, más de 300 estatuas y otras reliquias.

Pasando de lo histórico a lo moderno, Obama tenía previsto visitar el complejo de negocios Dreamplex en el centro de Ho Chi Minh City, un espacio para emprendedores que encaja con el mensaje de Obama sobre los beneficios potenciales de estrechar los lazos con la creciente economía vietnamita y su pujante clase media.

Obama también tenía previsto reunirse con emprendedores, lo que le permitiría defender los beneficios del nuevo acuerdo comercial transpacífico, que abarca a 12 naciones y está atascado en el Congreso. Los principales aspirantes para las elecciones generales de noviembre en Estados Unidos se oponen al texto.

Durante una conferencia de prensa el lunes con el presidente de Vietnam, Obama describió la relación entre ambos países como una historia de cooperación, conflicto, "dolorosa separación" y una larga reconciliación. "Si uno considera dónde estuvimos y dónde estamos ahora, la transformación en las relaciones entre nuestros dos países es llamativa", dijo Obama.

Más tarde, en una elaborada cena de estado, el presidente de Vietnam Tran Dai Quang dijo dar gracias por los esfuerzos del pueblo americano por poner fin a "un capítulo infeliz en la historia de los dos países", en referencia a la guerra de 1965-1975 de Estados Unidos contra los comunistas de Vietnam, que ahora gobiernan el país.

En el conflicto murieron 57,000 efectivos militares estadounidenses y hasta 2 millones de civiles y militares vietnamitas.

"Las heridas de la guerra no han sanado por completo en los dos países", añadió Quang, insistiendo en que ambas partes están decididas a tener una relación más cooperativa.

Esa actitud era evidente en la multitud de simpatizantes que llenó las calles mientras el convoy de Obama recorría Hanoi. Cuando Obama salió de un diminuto restaurante vietnamita tras una cena de seis dólares con el popular cocinero Anthony Bourdain, estrechó las manos de algunas personas en la entusiasmada multitud y saludó como si tuviera pocas ganas de volver a la limusina.

Se espera que el discurso de Obama el martes haga hincapié en la importancia de tener un "diálogo constructivo" incluso cuando hay discrepancias entre ambos países en temas como derechos humanos, indicó un miembro de la Casa Blanca.

Es improbable que eso aplaque a los activistas, que han acusado al presidente de ceder su mejor herramienta negociadora para presionar a Vietnam en materia de derechos al levantar el embargo.

Vietnam tiene unos 100 presos políticos y se han producido nuevas detenciones este año, algunas en la última semana. Hanoi afirma que sólo se persigue a los que incumplen la ley.