Washington.- Cinco grandes aeropuertos estadounidenses introducirán pronto un nivel extra de control para intentar localizar a cualquier pasajero de países afectados por el ébola que pueda portar la enfermedad.

Se comprobará la temperatura corporal de unos 150 pasajeros diarios con termómetros que no requieren contacto físico, y las autoridades sanitarias esperan que se produzcan falsas alarmas por fiebre debida a la malaria.

Los controles extra probablemente no habrían identificado a Thomas Eric Duncan cuando llegó de Liberia el mes pasado sin presentar síntomas. Duncan, la primera persona a la que se diagnosticó el ébola en Estados Unidos, murió el miércoles en Dallas.

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La enfermedad ha matado al menos a 3,800 personas en el África occidental y no da signos de remitir. Los presidentes de Liberia, Guinea y Sierra Leona, los países más afectados por la pandemia, pidieron el jueves al Banco Mundial más ayuda para sus naciones.

"Lo que estamos pagando ahora es el no haber invertido en esos países antes", dijo Francisco Ferreira, principal economista del Banco Mundial para África. Los tres estados contaban apenas con instalaciones sanitarias mínimas cuando estalló el brote.

En Washington, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, pidió el miércoles que más países contribuyeran a la lucha contra el ébola, diciendo que las operaciones internacionales necesitaban 300 millones de dólares más. Kerry dijo que los países debían redoblar deprisa sus esfuerzos con una amplia variedad de recursos, desde médicos a centros médicos portátiles o ayuda humanitaria básica como comida.

El ejército estadounidense está levantando centros médicos portátiles en Liberia y envió 4.000 soldados para ayudar con la crisis. Reunido en el Pentágono con el general David Rodriguez y otros altos cargos, Obama dijo que garantizar la seguridad de esos soldados es una prioridad.

"Tenemos capacidades únicas que no tiene nadie más", dijo Obama. "Nuestro ejército está básicamente construyendo una infraestructura que no existe para facilitar el traspaso de personal, equipo y suministros".

Los nuevos controles de aeropuerto comenzarán el sábado en el aeropuerto internacional JFK de Nueva York, y después se extenderán al Washington Dulles y a los aeropuertos internacionales de Atlanta, Chicago y Newark, Nueva Jersey. La Casa Blanca dijo que el sistema llegará a más de 9 de cada 10 viajeros que llegan al país desde la zona del brote.

En el resto del mundo, las autoridades sanitarias luchaban por responder a la enfermedad. En España, los médicos dijeron que podrían haber determinado cómo una auxiliar de enfermería se convirtió en la primera persona en contagiarse del ébola fuera del África occidental en este brote. Teresa Romero dijo recordar que en una ocasión se había tocado la cara con el guante tras salir de la habitación aislada donde se atendía a un paciente de ébola. El estado de Romero era estable.

El perro de Romero, Excalibur, fue sacrificado siguiendo una orden judicial por miedo a que pudiera estar infectado del virus, pese a una protesta y a la campaña en medios sociales realizada por defensores de los animales, que querían salvar a la mascota.

Mientras, en Sierra Leona, los equipos de enterradores volvieron al trabajo de recoger los cuerpos de las víctimas del ébola, tras un día de huelga para reclamar el salario por peligro que se les debía.

Por su parte, los trabajadores sanitarios en la vecina Liberia amenazaron con otra huelga si no se cumplían sus demandas de más dinero y equipo de protección personal para el final de la semana. El salario medio de los empleados sanitarios es inferior a 500 dólares al mes, incluso para el personal más cualificado.

El Banco Mundial estimó que el coste económico del mayor brote de ébola de la historia podría alcanzar los 32.600 millones de dólares si sigue extendiéndose el año que viene.