El funeral celebrado hoy en Baltimore del joven negro Freddie Gray, fallecido hace dos semanas mientras se encontraba bajo custodia policial, ha desatado nuevos enfrentamientos entre manifestantes y agentes policiales en las calles de la ciudad, lo que ha generando fuertes disturbios.

Pese a que durante la ceremonia para despedir a Gray, a la que acudieron miles de personas, las autoridades llamaron a la calma y "la paz", al final del ritual se desencadenaron nuevas protestas en las que hubo lanzamientos de piedras, ladrillos y botellas entre los ciudadanos y la policía.

Al menos siete agentes del orden se encuentran heridos de consideración, mientras el nivel de violencia se ha ido incrementando con el paso de las horas, lo que ha provocado que incluso el gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, haya puesto en alerta a la Guardia Nacional para que esté preparada en caso de que sea necesaria su intervención.

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Los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, lanzaron piedras y ladrillos contra un autobús y destrozaron un vehículo de la policía en el noroeste de la ciudad, a pocas calles del lugar del entierro, mientras la policía trataba de contener los disturbios con gases lacrimógenos.

Los manifestantes también dañaron y quemaron varios vehículos particulares, así como contenedores de basura y saquearon varios establecimientos.

Debido al incremento de las tensiones, el partido de béisbol que se iba a celebrar esta noche entre el equipo de los Orioles y los Medias Blancas de Chicago ha quedado pospuesto.

El joven afroamericano, de 25 años, sufrió un golpe en la espalda mientras la Policía de Baltimore (Maryland) procedía a su detención el pasado 12 de abril, una situación ante la que Gray solicitó asistencia médica que nunca le fue otorgada.

Este nuevo caso ha vuelto a reabrir las heridas entre la comunidad afroamericana, quien tras la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri) el pasado agosto, reivindica que existe un notorio uso desproporcionado de la fuerza por parte de los agentes policiales respecto a la población negra.

Las protestas volvieron a sucederse tras el fallecimiento de Gray, por lo que la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, emitió un "llamado a la paz" después de que este domingo la policía de la ciudad detuviera a 31 adultos y cuatro menores de edad durante las manifestaciones, y seis agentes resultaran heridos.

"Nos definimos por cómo respondemos y espero que, en la medida que los ojos del país están puestos en Baltimore, se vea muy claramente que ésta es una comunidad que está dispuesta a enfrentar temas difíciles, que está dispuesta a exigir la rendición de cuentas, y que también exige la paz y el progreso al mismo tiempo", dijo la alcaldesa.

La ciudad, que cuenta con casi dos tercios de la población de raza negra, tiene una larga historia de tensiones entre la policía y la comunidad afroamericana, una herida que se ha reabierto a raíz de la muerte de Gray, cuyas circunstancias exactas aún no se han aclarado.

El funeral, que se celebró en la Nueva Iglesia Bautista Shiloh, con capacidad para 2,200 personas, llenó el templo de amigos, vecinos y representantes políticos para acompañar a la familia de Gray en su último adiós.

Entre ellos, también se encontraban los familiares de Eric Gardner, el afroamericano que murió el pasado año en Nueva York en otro altercado policial, así como varios altos funcionarios de la Casa Blanca.

Muchos de los asistentes acudieron vestidos totalmente de blanco en protesta por la muerte del joven, mientras dentro de la iglesia colgaba una pancarta que rezaba: "Las vidas de los negros importan y todas las vidas importan".

En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, rehusó hacer comentarios sobre las circunstancias en que murió Gray para no "interferir" en la investigación, y recordó que el Departamento de Justicia ya está recopilando información sobre lo ocurrido.

Sobre las tensiones de los últimos meses entre la Policía y las comunidades afroamericanas en varios puntos del país, Earnest reiteró que afrontar este problema requiere del "compromiso" de las autoridades y agentes locales, y que es algo que el Gobierno federal "no va a resolver por sí solo".

Por su parte, el representante afroamericano Elijah Cummings, demócrata por Maryland, prometió justicia a la familia de Gray durante la ceremonia de hoy.

"He dicho a menudo que nuestros niños son los mensajes vivientes que enviamos al futuro que nunca veremos, pero ahora, nuestros hijos nos están enviando a un futuro que nunca verán", dijo Cummings durante un emotivo discurso.

"Estoy en el ocaso -agregó dirigiéndose a la madre del fallecido-, pero les digo que no vamos a descansar, no vamos a descansar hasta que logremos esto y veamos que se haga justicia".

El legislador, emocionado durante su intervención, cerró con una cita del Antiguo Testamento: "Quiero justicia, océanos de ella. Quiero honestidad, ríos de ella. Eso es lo que quiero. Eso es todo lo que quiero".