La investigación federal anticorrupción vigente contra la Policía de Puerto Rico y que podría redundar en arrestos próximamente está nutrida, en parte, por dos referidos de la propia agencia gubernamental, afirmó esta tarde el jefe policiaco José Caldero.

En una inusual conferencia de prensa en el Cuartel General citada para confirmar la existencia de una investigación que aún no ha producido acusaciones, Caldero reconoció que hay agentes investigados por delitos que todavía están trabajando armados.

“Nosotros confirmamos que hay unas investigaciones que están llevándose a cabo de corrupción en la Policía de Puerto Rico contra agentes. Esta investigación está siendo llevada a cabo por la Policía en coordinación con agencias federales”, dijo Caldero.

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El jefe policiaco no reveló cuándo comenzó esta investigación que se realiza en conjunto con el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). “Desde que asumí la dirección de la Policía ha habido investigaciones y arrestos. Estas investigaciones continúan”, expresó sin entrar en mayores detalles.

Caldero no precisó cuántos arrestos espera que se produzcan como resultado de la presente investigación del FBI, ni los delitos que se sospecha han cometido uniformados o las ramas de la Policía que serían impactadas. Sin embargo reconoció que habrá arrestos.

Preguntando sobre la lógica de confirmar una investigación que sigue en curso, Caldero dijo que lo hace “para que el pueblo sepa”. Más temprano, el presidente del Frente Unido de Policías Organizados (FUPO), Diego Figueroa, dijo a una emisora (Radio Isla) que se le informó que al menos 25 agentes serían acusados por las autoridades federales. La citada organización, entre otra que representan a agentes estatales, ha asumido en reiteradas ocasiones la representación legal de uniformados acusados de violaciones de ley.

De producirse los arrestos en masa, como se rumorea desde temprano, no sería la primera vez que el FBI toma esa iniciativa. Hace 15 años durante un operativo denominado Vergüenza Azul, decenas de policías fueron detenidos e implicados en actos criminales. Algunos agentes fueron sentenciados por delitos diversos, pero otros fueron exonerados. 

Algunos de los cargos de corrupción incoados contra agentes estatales se relacionaron con apoyo a narcotraficantes y en casos que empañaron la imagen de la agencia se imputó que dieron escoltas a vehículos en los que se movieron cargamentos. 

Caldero reclama transparencia

De cara a nuevos arrestos, Caldero defendió su gestión y reafirmó su posición a favor de sacar de la Policía a las manzanas podridas, que, nuevamente, consideró una minoría.

“Estamos administrando la Policía con total transparencia y siempre lo hemos dicho… vamos a limpiar la casa. El Policía que venga a delinquir lo vamos a arrestar y lo vamos a llevar a los tribunales”, afirmó al descartar que investigaciones y arrestos a nivel estatal y federal desde el 2011 sean un indicativo de que hay un problema de raíz en la agencia que dirige. 

“Somos la segunda Policía más grande de Estados Unidos detrás de la de Nueva York… Hay sus problemas… Yo le garantizo al pueblo de Puerto Rico que la Policía es la más honesta. La gran mayoría de nuestro personal es un personal comprometido y con devoción… sí hemos reconocido y reconocemos que tenemos un problema de supervisión de primera línea”, subrayó.

Explicó que la primera línea de supervisión la componen los sargentos, pero recordó que a finales de agosto se dio el examen de opción para que 1,431 agentes ascendieran a ese rango. De esa cifra, 1,237 aspirantes se colgaron.

Defiende el nombre de agente asesinado

A preguntas de este medio, Caldero reconoció que no tiene toda la información sobre la investigación que realiza el FBI sobre su agencia, por lo que no descarta que el agente Miguel Pérez Ríos, asesinado el lunes de la semana pasada en una gasolinera del Camino Alejandrino, en San Juan, haya sido objeto de una pesquisa federal.

Sin embargo, recalcó que a base de la información que tiene sobre Pérez Ríos, a nueve días de su asesinato, puede afirmar que el policía era “honesto”.

La investigación sobre el crimen de Pérez Ríos es dirigida por el Cuerpo de Investigación Criminal de San Juan, pero con asistencia del FBI. 

“Aquí hay un asesinato de un policía que nosotros informamos desde el principio que tenía 11 querellas en su carrera policiaca. No hay ninguna otra información que nosotros tengamos o que haya llegado a nuestro conocimiento de que estuviera envuelto en actividades de corrupción. Les pido espacio porque hay una madre, una esposa y unos hijos, y es fácil lanzar lodo contra personas que no se pueden defender”, dijo Caldero.

En los pasados días ha trascendido que Pérez Ríos era observado de cerca por la propia Policía ante una supuesta conexión con actividades de corrupción ligadas a su trabajo con agente antidrogas y por sus intervenciones como agente de precinto con narcotraficantes. 

Esta tarde Caldero enumeró nueve de las once querellas que Pérez Ríos, de 35 años, tenía en su expediente: dos por pérdida de propiedad, dos por accidentes vehiculares, dos por no asistir a una citación de un tribunal, una por maltrato verbal, que fue archivada, una pendiente de resolución por registro ilegal durante un arresto y una recomendación de suspensión de 15 días de empleo y sueldo, por no excusarse a un caso judicial. 

Caldero no entró en detalles sobre esta última querella, pero en mayo del año pasado 15 policías de la División Drogas San Juan, donde trabajó Pérez Ríos hasta el 2012, fueron arrestados como resultado de un operativo federal denominado Cantazo Azul, luego de que se les imputara conducta como entrar ilegalmente a lugares con órdenes de allanamiento falsas o sin órdenes, robar droga y dinero, realizar detenciones ilegales de vehículos y, entre otros asuntos, no comparecer a los tribunales para que se cayeran los casos a cambio de sobornos.

Ante preguntas reiteradas sobre Pérez Ríos, el titular de la Policía insistió en describir a Pérez Ríos como un agente honesto que murió por un asunto relacionado a su trabajo. Igualmente defendió su decisión de ascender póstumamente al policía al rango de sargento.

¿Le sorprendería que surgiera información que demostrara lo contrario?, se le preguntó. “Sí”, respondió Caldero.

En cuanto al avance de la investigación sobre su asesinato, solo dijo que va “bien”.

“Es un caso que es bien complejo y que hay que trabajar con mucha evidencia científica y técnica. Eso coge tiempo”, afirmó al indicar que del vídeo de seguridad de la gasolinera Shell donde ocurrió el crimen se desprende que los asesinos no están enmascarados.

“Siempre hemos dicho que los podemos identificar”, agregó cuando se le recordó que ha identificado a dos personas que todavía describe únicamente como “personas de interés”: un individuo conocido como Satanás y otro al que llaman Manuelito. 

Estos dos individuos corren con otro hombre llamado Joíto un punto de drogas en el camino Los Martínez, de Caimito, lugar en el que Pérez Ríos realizó arrestos. 

También ha sido descrito como persona de interés en el crimen a Marlon Laguna Santos, conocido como Malito. Este hombre fue arrestado varias veces con drogas en el residencial Alejandrino, cuyo punto de drogas es controlado desde el residencial Manuel A. Pérez por un individuo conocido como Orlan.

Malito está preso en el complejo carcelario de Bayamón, pendiente de ser enjuiciado por un caso de sustancias controladas.