Cuando el juez Francisco Borelli Irizarry, del Tribunal de Carolina declaró culpable este martes al expolicía, Roberto Quiñones Rivera, de matar y desaparecer el cuerpo de su novia, Yexeira Torres Pacheco, comenzó a cicatrizar una herida que permanecía abierta entre los miembros de su familia desde que no supieron más de su paradero a finales de octubre de 2011.

A su salida de sala, la mamá de Yexeira, Iris Pacheco Calderón, se expresó satisfecha con la decisión que le permite cerrar una etapa de su vida y agradeció al juez y a la fiscal Alma Méndez Ríos, quien representó al Ministerio Público junto a la fiscal Sonia Polanco Viera, por su trabajo.

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"Me siento muy triste de que Dios me haya escogido a mí para dar mi hija en sacrificio para que esto pasara un día como hoy y se quedara latente en los libros de justicia de este País. Dios bendiga a mi hija Yexeira que hace esto posible, aunque es un sacrificio muy grande para mí", afirmó.

"Pero lo más importante es que Puerto Rico en este momento tiene un nuevo comienzo y una nueva esperanza de que toda persona que asesine y disponga de un cuerpo, con evidencia circunstancial, se podrá probar que es un criminal. Roberto asesinó a mi hija y así yo lo hice saber desde octubre de 2011 y se probó que yo estaba diciendo la verdad", agregó.

La lectura de sentencia quedó pautada para el 4 de septiembre y Quiñones Rivera, que actualmente extingue una pena por otros cargos, se expone a una pena de 99 años de cárcel.

Pero la culminación del largo proceso judicial, que entre la fase de vista preliminar y juicio se extendió por años, también ofreció al magistrado Borelli Irizarry una tribuna para visibilizar el flagelo de la violencia de género en Puerto Rico.

Antes de anunciar su fallo, el juez Borelli Irizarry realizó una alocuión en la cual criticó la "inercia" de algunos testigos ante las múltiples manifestaciones de violencia de género que sufrió Yexeira a manos de su compañero en el tiempo que tuvieron de relación.

"Poco hicieron para detenerlas", afirmó ante una sala atestada de público.

Luego de repasar la literatura sobre violencia doméstica, advirtió que un "pueblo que adopta la indiferencia se hace insensible ante la violencia".

Como parte de sus palabras, que pronunció en ese tono pausado que caracteriza a un profesor universitario, también trató de derrumbar el mito de que sin cuerpo no hay delito, como ocurrió en este caso.

Aseguró que esta noción tenía sus raíces en una interpretación equivocada del refranero popular.

En un salón de sesiones donde se sentía la tensión y en el que el papá de Yexeira, Víctor Torres Santiago, sollozaba, el juez repasó la prueba que desfiló ante su consideración e insistió que con prueba circunstancial se puede probar un caso.

En su teoría el Ministerio Público había planteado que el hoy convicto mató a su compañera de forma violenta y premeditada entre el 24 y el 29 de octubre de 2011. Las fiscales indicaron que estando en el interior de la van del acusado, la bailarina recibió un golpe contundente con un nivel de construcción que luego se encontró en el vehículo con manchas de sangre y cabellos.

El juez indicó que la muestra más reveladora de la contundencia del golpe que recibió Yexeira en la van del acusado fue la mancha de sangre que se coló detrás del cubre falta del espejo retrovisor de la ventana del pasajero, lo que denota la fuerza con que salió expulsado el líquido de su cuerpo.

Afirmó que en la conversación que sostuvo el acusado -antes de viajar a Estados Unidos- con el sonidista del rapero Miguelito (con quien Yexeira trabajaba como bailarina), admitió "la ocurrencia de un acto de violencia contra Yexeira".

El juez recordó los arañazos del acusado luego de la desparación de la muchacha, que entonces tenía 23 años, y describió su comportamiento controlador.

"Ese patrón llegó a convertirse en asfixiante en el sentido real y figurado", indicó.

Señaló, además, que era razonable inferir que el evento violento entre la pareja ocurrió el 24 de octubre de 2011 después de la última llamada registrada en el celular de Yexeira.

"El 24 de octubre Yexeira ya había tomado la decisión de dejarlo. Él estaba descontrolado y fue evidente en varios actos posteriores", señaló.

Afirmó también que para el convicto de 37 años, matar a su pareja "era la última manera de mantener el control sobre ésta" e indicó que dio credibilidad a los acusados que escucharon la supuesta confesión del acusado.

"El Ministerio Público ha probado más allá de duda razonable que el acusado dio muerte a Yexeira y posteriormente desapareció su cuerpo", afirmó Borelli Irizarry, mientras Quiñones Rivera escuchó sus palabras con el rostro serio.

La decisión del magistrado provocó que algunos familiares de Yexeira lloraran en sala, mientras que algunos testigos del caso estrechaban manos con alegría.

Previo a su decisión, el juez Borelli Irizarry escuchó las argumentaciones finales de la fiscal Méndez Ríos y del licenciado Jorge Gordon Menéndez, quien compartió labores de defensa con el licenciado Orlando Cameron Gordon.

La fiscal repasó su prueba y aseguró que había prueba robusta para una convicción, mientras que el abogado aseguró que la fiscal solo presentaba una colección de conjeturas.

El licenciado Gordon Menéndez reiteró que no se había establecido que Yexeira estaba muerta y que su cliente la había matado.

También cuestionó el análisis de la prueba que hizo el juez.

"El juez en su aloución es la única persona que conecta a Roberto el 25 de octubre del 2011 con Yexeira. Nadie más en la prueba lo conecta", subrayó.

Méndez Ríos, por su parte, reiteró que siempre confió en su prueba.

"Que lo que ocurre en otras juridicicones llegó a Puerto Rico. Que lo que está en teoría y en papel en nuestras Reglas de Evidencia y Reglas procesales se lleva a cabo y se aplica en la realidad", afirmó sobre el alcance de la decisión.

En la Isla se han logrado convicciones en otros casos donde no estaba el cuerpo de la víctima, pero este el es primer caso donde hay una convicción sin un testigo presencial de los hechos.