“Sherly Ann estaba completamente … en una camilla, sin almohadas ni nada, le habían puesto unos tornillos en la cabeza con metal. Y tenía unos instrumentos por todo su cuerpo. La tenían sedada”.

De esa forma, entre sollozos, relató Irma Ávila el momento en que vio por primera vez a su hija Sherly Ann Goire Ávila en la madrugada del 5 de junio de 2017, luego del incidente violento ocurrido entre esta y su entonces pareja, Alberto García Merced, en el baño de la casa que compartían, que dejó a la joven cuadripléjica y con apenas un 3% de probabilidad de recuperar la capacidad de caminar.

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“Sherley volvió a ser una infante. Tenemos que hacerle todo. Sherley Ann está en una condición en que con terapia adquiere movimiento en algunos dedos (de la mano), pero aún no puede agarrar (objetos de) peso. Puede marcar el celular, tiene una ‘tablet’ que le han enseñado (a usar) en terapias. Pero coger objetos fuertes ni nada de eso puede hacerlo”, lamentó la madre en la Sala 602 del Tribunal de Bayamón, que preside la jueza Janette Perea López.

En el segundo día del juicio que enfrenta García Merced, contra quien pesan cargos por agresión agravada, maltrato agravado y violar una orden de protección, Ávila narró también el momento en que Sherly Ann, luego de insistirle, le ofreció su versión de los hechos ocurridos en la noche del 4 de junio en la casa del barrio Guaraguao en Guaynabo.

En la tarde del 5 de junio, durante el horario de visitas en el área de trauma intensivo del hospital Centro Médico “le pregunté ‘Sherly, ¿qué te pasó?’ Ella me dice ‘mamá, es muy largo, yo te cuento después’. Pero le insistí y me dijo que sí (que García Merced la había agredido). Me dijo que había sido muy fuerte, en el área del cuello, que habían tenido una discusión y que (el incidente) había sucedido luego”, dijo Ávila a preguntas de la fiscal Gretchen Pérez Catinchi.

De acuerdo con el testimonio que ofreció Sherly Ann el lunes, García Merced la siguió hasta el baño en el segundo piso del hogar luego de haber discutido frente al balcón de la casa, donde, supuestamente, el hombre la empujó, haciéndola caer “en unas matas”. En el baño, Sherly Ann comenzó a golpearlo en el área de la cara “como por dos minutos”.

Según el relato de la joven de 28 años, fue entonces que García Merced la agarró desde atrás, haciendo una especie de llave por debajo de los brazos y alrededor del cuello hasta que sintió un ‘clac’ en esa área y “mi cuerpo se apagó”.

Justo después de escuchar a su hija en el hospital en la tarde del 5 de junio, Ávila y Orlando Goire, padre de Sherly Ann, se dirigieron al cuartel de la policía en Guaynabo, donde presentaron una querella contra García Merced. Esa misma noche, acompañados por la agente investigadora Melissa Díaz, fueron hasta el Tribunal de Bayamón, donde la jueza Eillim Torres Ríos expidió una primera orden de protección a favor de Sherly Ann en contra de García Merced.

La defensa cuestiona los hechos

A lo largo de los testimonios de Ávila y de la agente Díaz, los abogados de la defensa, Antonio Figueroa y Paulette Lartigau, presionaron acerca de la declaración jurada que prestó la madre para propósitos del otorgamiento de dicha orden de protección.

En el testimonio de Ávila ante la jueza Torres Ríos, argumenta la defensa, la madre de Sherly Ann indicó que García Merced “la tiró” al suelo del baño, provocándole así la fractura cervical que la mantiene en silla de ruedas. Al cuestionársele sobre el asunto, sin embargo, Ávila reconoció que no recordaba que Sherly Ann hubiera narrado de esa manera el suceso.

La defensa, en los primeros dos días de juicio, ha manejado la teoría de que, como parte del forcejeo, Sherly Ann pueda haber caído al suelo y que, por lo tanto, su grave lesión haya sido producto de un accidente.

De igual forma, la defensa puso sobre la mesa la admisión que hiciera Sherley Ann, el lunes, de que al momento de la discusión con García Merced se encontraba bajo los efectos del alcohol tras haberse tomado cinco cervezas.

A preguntas del licenciado Figueroa y ante las objeciones de la fiscalía, la agente Díaz respondió en la afirmativa al planteamiento de si “sería importante” conocer el efecto que pudiera haber tenido el alcohol en “el balance” de Sherly Ann y “el recuerdo de la persona al momento en que está testificando”.

Según ha testificado Sherly Ann, la raíz de la disputa fue una tardía llegada al hogar de parte García Merced dos días antes del trágico desenlace. La mujer ha dicho que insistentemente exigió una explicación que nunca recibió de García Merced.

A lo largo de las semanas siguientes al suceso, García Merced envió a Sherly Ann decenas de mensajes a través de WhatsApp, con lo que violentó la orden de protección que se había expedido en la madrigada del 6 de junio.

El juicio por derecho continuará este jueves desde la 1:30 p.m. Este viernes, en tanto, se espera la comparecencia como testigo del neurocirujano Emil Pastrana Ramírez, quien tuvo a cargo la operación de Sherly Ann.