Durante las últimas dos semanas, personal del Complejo Generatriz de la Autoridad de Energía Eléctrica en San Juan, estaban denunciando a los patrones sobre unas presuntas irregularidades que ponían en riesgo a los empleados de la planta donde ayer un obrero murió y otros tres resultaron con quemaduras de gravedad por hechos que aún se investigan.

Tan reciente como el pasado jueves, fue la última vez que David Claudio, presidente del Capítulo de la Central de Puerto Nuevo y Palo Seco de la Unión de la Industria Eléctrica y Riego (Utier), le comunicó al Administrador de Operaciones de la Central de San Juan, Rafael Pérez y al supervisor Héctor Caño, sobre las deficiencias en algunas áreas de trabajo.

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Las denuncias fueron acompañadas de frustración pues, Claudio estaba consciente de que las quejas debían ser atendidas con prontitud.

El tiempo era determinante para evitar una tragedia fatal como la ocurrida ayer cuando el mecánico de turbinas Sergio Hernández Muñiz falleció mientras trabajaba en un generador que estaba fuera de servicio, pero que explotó cuando este lo monitoreaba.

En el incidente resultaron heridos Luis Rivera, Luis Sánchez y Juan Rodríguez.

“La reacción de Caño fue ignorar las advertencias de salud seguridad... imagínese, se alteró y se fue de la consola cuando se lo dije... esto es una crónica de una muerte anunciada”, expresó Claudio con notable tristeza sobre la alegada actitud del supervisor al conocer sobre las preocupaciones que incluían el sobrecalentamiento de una de las turbinas de los generadores que hay en la planta.

“Una de las turbinas se prende en fuego y lo que han hecho es poner una manga con agua prendida 24 horas... y esa no es la solución a este problema”, destacó quien también labora como operador en la central y ayer trató de socorrer a sus compañeros de faena.

La tragedia

Según Claudio, era poco más de la 1:30 de la tarde cuando se escuchó un fuerte ruido de explosión en la planta. El sonido llegaba de las plantas generadoras donde laboraban el occiso y los heridos.

“Enseguida salimos de las consolas y cuando llegamos encontramos a los tres compañeros quemados y al otro (el fallecido) en la turbina... quedó pillado”, relató sobre el momento en que vio a sus colegas en estado catatónico y visiblemente heridos.

“Los tenía cerca conmigo. Estaban como perdidos, desorientados y les dije: 'estoy con ustedes'. Es que es algo que uno no espera y sus quemaduras eran bastante serias... tenían quemado el pelo, la cara, el cuerpo, la ropa. Fue algo serio”, dijo sobre el estado en que vio a los trabajadores a los que socorrió con la ayuda de otros obreros colocándoles unas mantas sobre sus cuerpos.

“Rápido llamamos al 9-1-1 y la ambulancia se los llevó... me dijeron que uno de ellos está entubado porque tuvo complicaciones porque es diabético y los otros están en la unidad de quemados”, agregó sobre la situación clínica de los accidentados.

¿Qué pasó?

Según el presidente de la Utier, Ángel Figueroa Jaramillo, el accidente ocurrió por una “aparente concentración de hidrógeno, aún cuando se alega que se hicieron las pruebas correspondientes”.

“La información que tenemos es que los instrumentos no estaban trabajando adecuadamente. Desde la consola no había forma de monitorear correctamente el trabajo que se estaba haciendo en el campo. Además, hay ingenieros nuevos que desconocen el procedimiento a seguir. Y nuestra investigación va más allá del por qué, pues veníamos advirtiéndolo hace dos semanas. Hay muchas irregularidades e ineficiencias”, aseveró.

Mientras, el director ejecutivo de la AEE, Juan Alicea, dijo que no se sabe a ciencia cierta qué ocasionó la tragedia y que el caso está bajo la investigación de un grupo interagencial compuesto por la Policía de Puerto Rico, el Cuerpo de Bomberos, el FBI y Homeland Security.

“Además, designé un comité multidisciplinario con personal ejecutivo, personal técnico conocedor de los eventos, miembros de los comités de salud y seguridad gerencial y unionado”, indicó Alicea quien era amigo personal del difunto.