Culebra. Varias interrogantes rodean el suceso de la niña que resultó con quemaduras el pasado jueves mientras vacacionaba en la playa Flamenco luego de tocar un artefacto bélico que encontró en el lugar.

No se sabe su nombre, su edad y, aunque los escuetos informes oficiales la identifican como oriental, una testigo asegura que la menor es de raza negra.

Pero la heroína de esta historia sí tiene rostro: Pat Lerozque, una norteamericana residente en la isla de Culebra que fue quien se percató de que la niña lloraba con su trajecito marrón ardiendo y botando humo, y corrió a echarle agua y alertar a las autoridades.

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Lerozque atendía su negocio de souvenirs en el muelle poco después de las 4:30 de la tarde cuando vio a la menor frente a la tienda con su vestido ardiendo.

“Cuando veo todo ese humo digo: ‘Ay, Dios’, y corro a la parte de atrás de la tienda y traigo un cubo de agua para ayudarla”, contó la comerciante, que lloró al recordar el incidente.

La mujer, a quien en el pueblo llaman cariñosamente “Captain Pat”, relató que la niña tenía entre siete y ocho años, y que la madre estaba cerca de ella. Dijo que, cuando vio el artefacto botando humo en el piso, un hombre que pensó que era el padre de la nena empezó a gritar “firecracker”.

Lerozque indicó que llevó a la mujer y a la niña al interior de la tienda porque el trajecito seguía ardiendo y el líquido del objeto le había caído a la menor en el área del estómago. “Yo no sabía que era una bomba (de humo) en ese momento. Busqué otro cubo y puse el objeto dentro del agua. Cuando le vi los dedos a la niña, le dije a los padres que pediría ayuda médica, pero me dijeron que no, que ella estaba bien”, narró Lerozque. “La madre decía: ‘Vámonos, ella está bien’”, dijo.

Describió el artefacto como de un pie de longitud, que parecía un hueso y que la nena lo había encontrado en el área de los tanques militares en Flamenco y se lo quería llevar de recuerdo creyendo que era un coral.

Dijo que la niña no pronunció palabra y que la madre se expresaba en buen inglés.

“Ella tenía quemaduras, yo las vi”, sostuvo la comerciante. Dijo que la niña tiene la piel color ébano. “Yo nunca había visto ese color de piel”, sostuvo la mujer, quien dijo que fue a avisar a los bomberos y, cuando regresó, ya la familia había abordado la lancha.

Narró que la familia dejó el artefacto en el cubo de agua, y se lo entregó a dos bomberos que llegaron al lugar, uno de los cuales sufrió un tipo de quemaduras en una mano al tener contacto con el líquido, que parecía ser un ácido.

Lerozque dijo que está muy preocupada con los hallazgos de artefactos abandonados desde la década de 1970 por la Marina de Guerra de Estados Unidos . “Algo se tiene que hacer”, sostuvo, para agregar que “tienen que limpiar el área”.

Un bombero que estuvo en el lugar dijo que, según testigos, la niña estaba jugando con el artefacto cuando se activó y le cayó encima. “Aparentemente, lo que era quemaba”, dijo el bombero, que no quiso identificarse.

Indicó que luego notificaron a la Policía de Culebra, que se llevó el cubo con el artefacto. Al día siguiente, miembros de la División de Explosivos de la Policía y del Negociado de Investigaciones Federales (FBI), se llevaron el objeto, acordonaron el área conocida comúnmente como playa Cacao, en Flamenco, y comenzaron a inspeccionar el lugar.

Ayer aumentaba el flujo de turistas a la isla municipio con motivo del receso de Semana Santa, y la Policía les recabó que no toquen ningún objeto extraño debido a que identificaron otros artefactos en el área, pero no los pudieron remover.

“Quiero expresarle al pueblo que esperamos que el miércoles (mañana) se duplique la cantidad de turistas, y le pedimos que no traspasen las áreas marcadas y restringidas”, dijo el teniente Carlos Olivo.

El oficial advirtió que en el lugar quedan artefactos que no pudieron ser detonados. “Quedan como cinco que fueron marcados. No es una gran detonación, pero aparentemente contienen elementos que causan daño a la piel”, sostuvo el policía, quien dijo que al día siguiente del incidente de la niña personal de Explosivos y del FBI llegó a inspeccionar el área y encontró varios artefactos, pero no los pudieron detonar todos.

Precisó que el lugar era el que la Marina utilizaba como polígono de tiro. “Es en la misma playa Flamenco, en un área restringida después del tanque, pero la misma gente saca el cyclone fence. Se le dice que allí no se puede pasar y que no se puede acampar, y pasan como quiera”, indicó.

“Aquí viene gente de todo el mundo. Esta es una isla bendecida”, sostuvo el teniente.

En el lugar hay rótulos que advierten sobre el peligro de municiones sin explotar, ¿por qué mucha gente los ignora?

Por la curiosidad del ser humano. Hoy día a la juventud le gusta los deportes extremos y los reality shows de supervivencia. Al turista también le gusta explorar y ver la vegetación. Por allí se llega a una playa de corales y a los turistas les llama la atención.

Pero, Olivo contó que no solo se han encontrado estos últimos artefactos en Flamenco. Dijo que en 2012, un jovencito encontró lo que describió como la punta de un misil. “La encontró en la misma área. Estaba mohosa y sellada. Parece que era un pedazo de proyectil que no se activó. Era un jovencito que no llega ni a los 18 años”, narró el policía, quien, además, indicó que sobre el incidente se hizo un informe.

“Para el jovencito fue como un juego y dijo que nosotros estábamos exagerando”, dijo al recordar que, al ver el objeto, un empleado del balneario le dijo al muchacho que no lo tocara y acordonaron el área hasta que el FBI determinó el proceso ha seguir.

Mientras Primera Hora entrevistaba a Olivo, recibió una llamada telefónica del director de la Oficina de Asuntos Federales de Puerto Rico en Washington, Juan Eugenio Hernández Mayoral. El oficial dijo que Hernández Mayoral le solicitó datos sobre el incidente de la niña.

El oficial de Servicios Técnicos, José Rodríguez, dijo que de la menor “no hay datos porque la familia se montó en la lancha y se fue a su destino”.