Un viernes de locura en el que todo se vale... hasta la violencia. ¡Triste y vergonzoso!

Miles de puertorriqueños se amontonaron frente a las tiendas durante la madrugada del viernes, algunos desde el jueves y tras hartarse de la abundante cena del Día de Acción de Gracias, para lograr la ansiada “meta” de la temporada navideña: la compra del “preciado” objeto en rebaja, aunque para ello tuvieran que –tras esperar por horas– empujar, agredir física y verbalmente, pasarle a la gente por encima o brincar y tumbar vallas de seguridad.

El frenético escenario de la Venta del Madrugador en la Isla hizo tanto ruido que hasta el New York Post posteó un vídeo de lo ocurrido en Mayagüez, ciudad donde se registraron la mayoría de las escenas de histeria y violencia.

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“Lo que vimos fue a un pueblo desesperado, un pueblo que está económicamente atrás –la recesión económica inició en el 2006–, y que hace cualquier cosa por comprar un televisor barato”, dijo Dr. Shoper, Gilberto Arvelo.

“El televisor no es un artículo de primera necesidad. ¡Imagínate si tuviéramos que pasar por una hambruna! ¡Nos estaríamos matando!”, sentenció.



Hay gente, dijo, que hasta vendió prendas de oro para obtener efectivo, ya que el Gobierno no adelantó el bono de Navidad. Otros, especialmente mayores de edad, compraron cámaras de seguridad, reflejo del problema de seguridad en el país, recalcó.

La jornada de consumismo fue tan bestial, que de inmediato comenzaron a parir memes en las redes sociales mofándose de esa violencia que se vivió. Eran como la evidencia de las compras irracionales y desmedidas, adjetivos utilizados por los sociólogos Linda Colón y Manuel Torres, respectivamente.

Se retrató así a parte de los miembros de una sociedad consumista, conducta que se disparó a partir de la década del setenta cuando llegaron los centros comerciales y las grandes cadenas estadounidenses, dijo Colón.

Según la socióloga, los que se amanecieron son aquellos que encuentran en las Ventas del Madrugador una alternativa para socializar y entretenerse, estimulados por bocinas que ambientan el área como si se tratara de una fiesta. “Parte de la conducta del puertorriqueño es que evade hacerle frente al problema, creando un relajo de las cosas”, sostuvo Colón.

Entres los incidentes destacó el de una mujer agredida con un puño en la nariz por un hombre, lo que muestra a personas “programadas” para lograr su “meta” de consumo “sin importar lo que sea, que es agredir, faltar el respeto o empujar”, es decir, se “vale cualquier cosa”, dijo la psicóloga Astrid Morales.

“Un hombre que levanta la mano y golpea a una mujer por un televisor es reflejo de la violencia de género que vivimos en este país. Pero es preocupante, por otro lado, escuchar a alguien –la mujer agredida expresó satisfacción porque pudo quedarse con el aparato– decir que mi vida corrió peligro, pero el televisor vale más que su integridad física. ¿Cuáles son nuestras prioridades”, añadió.

Sale entonces a la luz otra característica: la mecha corta que tienen muchos en el país. “Por eso nos colamos, gritamos, empujamos, agresiones físicas y verbales, y las Ventas del Madrugador son como declarar tierra de nadie y sálvese quien pueda”, dijo Torres.

“Es un consumismo frenético que pone aún más en evidencia lo corta de la mecha... Se ha ido convirtiendo como en una locura, pero es un espejo de una sociedad que le rinde culto al consumo desmedido ”, dijo.

Doce horas después, el Departamento de Asuntos del Consumidor reportó 49 multas a comercios y 100 quejas de consumidores. También hubo arrestos por apropiación ilegal, informó la Policía.

Miles de ciudadanos llegaron a distintas tiendas como parte de la tradicional venta del Viernes Negro.