Hormigueros. - Margarita González lloró desconsoladamente cuando se despidió esta mañana de su gato Tito.

En el patio de su casa su esposo, Mario González, construyó un nicho especial para el animal.  La pareja quería que los restos del gato descansaran en la tumba donde se supone descansen ellos, cuando la muerte los llame. Sin embargo, Tito no pudo ser enterrado en el cementerio municipal de Hormigueros. 

El alcalde Pedro García dijo que "el departamento de Sanidad no lo permitió".

"Lamento que por las leyes no pudieran enterrarlo en el cementerio.  Pero debo agradecerles el gesto que han tenido, porque le sirve de ejemplo a la ciudadanía. Debería haber cementerios para animales", dijo el alcalde.

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Amigos y familiares acompañaron a la pareja hasta el patio de la casa, como en comitiva fúnebre, para despedir al felino.

La pareja cargó la caja de madera donde yacía el gato vestido con su mejor ropa. Lo taparon y lo metieron en el nicho, mientras los vecinos y amigos consolaban a Margarita, desgarrada de dolor, mientras Mario tapaba con cemento la tumba.

La mujer gritaba sin consuelo: "Dios mío, mi hijo. Te fuiste y me dejaste. Señor tu sabes cuanto lo quería".