Su pasión motorista inició cuando apenas tenía ocho años de edad y a escondidas de su madre hacía corridas por su comunidad.

Los años pasaron y su afición por los vehículos de dos ruedas aumentó al extremo que, aún cuando ha tenido varios accidentes, se visualiza hasta el final de sus días encima de una de ellas.

“El motociclismo me da sensación de libertad... un carro es una cúpula en la que uno está encerrado y todo se restringe”, dice Edwin Santiago, de 46 años, mientras muestra su “última adquisición”: una motora Ducati.

Explicó que en los tiempos de crisis económica que atraviesa en el País, es mucho más favorable transportarse en motora.

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“Es como si fuera un (carro) híbrido. Uno ahorra mucho. Además, se puede adelantar mucho en los tapones”, dijo.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para Santiago, quien ha sufrido cuatro accidentes a bordo de motocicletas.

En su opinión “son cosas que pasan”.

Pero lo cierto es que los motociclistas son mucho más vulnerables a accidentes que los conductores de autos, en particular si se exceden en velocidad o si acostumbran a darse el palo mientras conducen.

“En mi caso, una de las caídas fue por las malas condiciones de la carretera y la última, que fue la peor, fue a causa de un carro que no puso la señal e hizo un cambio indebido de carril y me tiró hacia un lado”, expresó sobre la colisión en la que rompió con su pecho el volante de su moto, impacto por el que estuvo convaleciendo tres semanas.

Luego, volvió a la calle a montado en su transporte de dos ruedas.

Relató que su esposa, Jill Rodríguez, también sufrió un terrible accidente en 2012, en el que incluso, otra persona murió implicada en el accidente.

“Ella estuvo malita y la han operado dos veces de una rodilla, pero nos seguimos montando en la motora”, aseguró.

Él y su esposa acostumbran fotografiar a motociclistas extremos que se aventuran a desafiar las curvas de las carreteras solitarias del País.

“Se supone que uno no corra, pero lo hacemos con precaución porque aquí no hay una pista de circuitos para motoras. Sólo hay pista de dragueo”, confesó, al agregar que también acostumbra “chinchorrear” durante los fines de semana.