Tras perder la casa que compartieron con su matriarca en Carolina, Abimael Laboy Squiabro y Rebecca Acevedo Pagán apelan a la solidaridad de la gente para rehabilitar una residencia que les fue donada en medio de tiempos grises.

La pareja residía en el hogar de Ana Hilda Squiabro Hernández, madre de Laboy Squiabro, quien luego de una caída quedó incapacitada y requería cuidados médicos allí.

La pareja junto a sus hijos Gianna y Gabriel Laboy Acevedo, de 11 y 10 años, no dudaron en sacrificarlo todo. 

Acevedo Pagán dejó su trabajo como maestra para cuidar a tiempo completo a “Tata”, como le dicen los niños. 

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El saldo final es que, cuando el deudor y dueño de la casa muere, la residencia pasa a manos del banco o a los herederos le corresponde pagar la hipoteca que es lo mismo a pagar el valor de la casa, desde cero, más los gastos legales del proceso, la tasación e intereses.

“Intentamos extender el proceso (en los tribunales). Después del receso navideño vienen otra vez y me notifican que la corte tiró sentencia. Se te van a dar 90 días…También perdí la guagua, tuve que entregarla porque (tenemos) una sola entrada al mes y todo empezó a bajar”, narró a Primera Hora Laboy Squiabro.

Sin embargo, en medio de la desesperación, ocurrió “un milagro”. Una amiga de la familia les donó una casa. La estructura requiere reparación considerable tras siete años deshabitada. Hay porciones de paredes y techo deteriorados. Los gabinetes están rotos y urge pintarla. También hay escombros por doquier, pero la familia espera rehabilitar el espacio con ayuda de buenos samaritanos.

“Somos unos fajones. Somos creativos”, dijo Acevedo Pagán esperanzada. Explicó que han pedido apoyo a la comunidad, a pesar de lo difícil de procurar ayuda.

“Estamos muy agradecidos”, señaló con ojos llorosos. “No es que nos guste estar pidiendo”, agregó compungida.

Relató que durante los años con “Tata”, vivían con lo justo. Explicó que su esposo fue uno de tantos cesados por la Ley 7 y luego buscó un guiso aquí y otro allá. Trabajó como asistente electricista, como artista gráfico, ofreciendo servicios de entrega o en lo que fuera.

Ella puso en pausa su profesión para cuidar a su suegra, pero cuando Squiabro Hernández murió, ambos salieron a buscar mejores empleos; el panorama no pintó bien y hoy todo se ha complicado.

Las entrevistas de trabajo han sido muchas, aseguraron, pero no las llamadas de vuelta. Laboy Squiabro trabaja actualmente brindando servicios de entrega a una empresa de productos de belleza, pero cada vez son menos viajes y menos horas. “Si los vendedores no venden, yo no trabajo”, dijo.

“Borré toda mi educación de mi resumé para poder solicitar en fast foods”, confesó. En uno de esos negocios trabajó tres meses y después le indicaron que no pasó “el tiempo de probatoria”.

A pesar de los duros retos, la familia se mantiene optimista con un llamado a todos aquellos que puedan aportar con mano de obra o equipo para restaurar lo que será su nuevo hogar. Son bienvenidas manos para el recogido de escombros, pintura, brochas, rolos, sacos de cemento, así como dos sets de inodoro y lavamanos, entre otros artículos.

Si desea ayudar puede llamar al 787-750-7625. También puede aportar alguna donación en la cuenta de First Bank 5000125636.

Clama por ayuda para reconstruir estructura que le regalaron tras perder su techo.