El fallecimiento de un segundo trabajador de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) víctima de las quemaduras sufridas en una explosión en la central termoeléctrica de San Juan el pasado 13 de julio pasado, convierte al accidente en el de “mayor envergadura”.

Luis Rivera Rivera estaba en coma inducido en la unidad de intensivo en el Hospital Industrial de la Corporación del Fondo del Seguro de Estado con quemaduras serias. Ayer, a la 1:15 de la tarde, murió.

“Este es el accidente de mayor envergadura, donde dos compañeros mueren en un mismo accidente”, señaló el presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier), Ángel Figueroa Jaramillo, quien estaba ayer brindándole apoyo a la familia del obrero fallecido.

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El secretario de la Utier, Ricardo Santos, hizo énfasis al decir que las dos muertes tienen nombre y apellido.

“Hay mucha información que la Autoridad de Energía Eléctrica tiene que darle a la familia y al pueblo. Se cometieron errores graves que yo catalogo como crímenes del trabajo”, expresó.

“Ya es hora que en Puerto Rico los patronos paguen por los crímenes. Está bueno ya de que se cometan errores graves y al otro día los patrones sigan caminando como si no hubiera pasado nada”, agregó

Según Santos, el higienista de la planta, el ingeniero de turno y el jefe y supervisor inmediato tienen que contestar las preguntas sobre por qué ocurrió el fatal accidente.

“Nosotros sabemos lo que pasó y la Autoridad sabe lo que ocurrió desde el primer día. Si tú metes gente en un espacio confinado a bregar con un gas que es explosivo como lo es el hidrógeno, y no tomas medidas para tener allí a un higienista industrial que tome control sobre el ambiente, el resultado va a ser ese. Desde el primer momento sabe lo que ocurrió: una explosión por hidrógeno”, insistió.

La semana pasada, el secretario auxiliar de Puerto Rico OSHA, Israel Droz, adelantó que el personal de su oficina tiene que hacer muchas entrevistas y revisar múltiples documentos antes de poder llegar a una conclusión sobre el estallido donde murió el operador mecánico Sergio “Beto” Hernández y ahora Luis Rivera Rivera.

Aclaró que ellos lo que buscan es identificar cuál fue la deficiencia para que no vuelva a ocurrir, asunto que es administrativo, no criminal.

Figueroa Jaramillo, portavoz la familia de Rivera Rivera, dijo que ahora, “con más razón”, tenían que redoblar la lucha y que, además de servirle al pueblo, era importante regresar con vida.

El director ejecutivo del Hospital Industrial, Carlos Cabrera, explicó que el obrero de 60 años siempre estuvo en la unidad de intensivo, “donde se le dieron todos los cuidados pero nunca pasó del nivel de intensivo”.

“El paciente estuvo estable dentro de la condición. Ese (Rivera Rivera), en particular, tenía un por ciento mayor de quemaduras”, indicó.

Los también obreros de la AEE, Luis Sánchez Domínguez y Juan Rodríguez Tirado, continúan recluidos en el Hospital Industrial.

Sánchez Domínguez sigue entubado, pero Rodríguez Tirado ya está fuera del área de intensivo.

A Rivera Rivera le sobrevive la esposa y tres hijos.

Todo lo relacionado a los actos fúnebres y la información que quiera compartir la familia será comunicada por Figueroa Jaramillo, quien ayer informó que pidieron espacio para pasar por este momento difícil.

“Están pidiendo el mismo espacio en los actos fúnebres”, declaró el dirigente de la Utier.