Cayey. Leonardo Rosario Cruz, de 17 años, ya se siente parte de la universidad, aunque no sabe si algún día lo será de la sociedad.

“Tienes que llegar a la universidad y tienes que llegar ahora porque si no te vamos a perder… En ese grado (10) no están explotando todo tu potencial”, le dijo su psicólogo a Leonardo, uno de los estudiantes considerados dotados que tiene el País. 

El joven ya había tenido oportunidades para acelerar en la escuela elemental e intermedia, pero no fue hasta que llegó a décimo grado que se dieron las circunstancias para que, a mitad de semestre, se brincara undécimo y pasara al 12.

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La decisión no estuvo exenta de momentos agrios. El grupo a cargo del cambio no lograba consenso en cuanto a si era conveniente o no que brincara de grado, y mientras ese debate ocurría, Leonardo se sentía frustrado e inseguro.

Finalmente, saltó el grado  11 dando comienzo al 12, pero la aceleración pudo ocurrir a sus 13 años.

El adolescente cursaba octavo cuando le surgió la oportunidad de moverse a la escuela superior y empezar la universidad.

A esa edad tomó el College Board, suceso que vio como un “experimento” que sorprendió a los estudiantes de 10, 11 y 12. “¿De qué grado tú eres?”, le preguntaron. “Yo estoy en octavo”, contestó asombrando a todos. “Le dañé la prueba a todo el  mundo, porque yo estaba tranquilo. Yo terminaba mis partes rápido, no tenía presión… ‘Yo no tengo nada que buscar cogiendo el College Board a los 13 años. ¿Pa’ qué? Obviamente, era un experimento a ver qué pasaba”, indicó.

Leonardo obtuvo una puntuación de 2,831, su meta era llegar a los 3,000. Pero iba a tener muchas oportunidades más para llegar a esos números. 

A la universidad entonces la veía muy lejos. Le asustaba el cambio porque sería “uno muy radica y todavía no estaba listo”.  Si de algo él estaba seguro, era que quería tener la experiencia de la escuela superior. “Y en 12 todos mis días contaban por tres… hice todo lo inimaginable, le saqué el jugo”, dijo.

El año pasado, Leonardo comenzó a estudiar Educación secundaria, con concentración en Español. A su juicio, el cambio “fue bien abrupto” y “fuerte”.

Sin embargo, ya se adaptó. Tiene las manos llenas entre las clases y el trabajo en la emisora de la universidad, un espacio donde siente que puede expresar su parte creativa. 

¿Tu inteligencia es una bendición?

Sí, demasiado. Es el vivo ejemplo de las cosas grandes que Dios puede hacer con una persona sin importar cuán joven sea.