Además de las fuertes lluvias, distintas partes del municipio de Fajardo fueron también inundadas por un fuerte olor que catalogaron las autoridades como “objetable”, ya que no podía descifrar su procedencia.

Muchos ciudadanos, a través de las redes sociales, comenzaron a quejarse del fuerte hedor y algunos, adjudican al suceso síntomas de vómitos y mareos. 

“La gente empezó a quejarse del olor y muchos de nuestros empleados estuvieron con síntomas de vómitos y mareos. El olor apenas dejaba a la gente trabajar. Por lo que convocamos inmediatamente a la Junta de Calidad Ambiental y a los Bomberos, quienes tienen una división especial para estos casos y discutimos la situación. Se está trabajando una investigación para determinar de dónde provino este olor tan fuerte que afectó varias partes del municipio, todas distantes unas de otras”, explicó el alcalde de Fajardo, Aníbal Meléndez. 

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Según el alcalde, personas de varias urbanizaciones y zonas del municipio, como el casco urbano, parte de Florencio, Demajagua, Naranjo, Santa Isidra, Paraíso, entre otras zonas de Fajardo, se quejaban del persistente olor.

“Se llegó a considerar que fuera algo que estuviera corriendo por los cuerpos de agua porque como estaba lloviendo demasiado y se sentía en tantas zonas distantes, pues podía ser que era algo arrastrado por las aguas. Pero donde desemboca el río, en el área de Maternillo, no se sentía el olor, por lo que se descartó esa teoría. También se pensó que tuviera que ver con las alcantarillas, pero en el Barrio Paraíso no hay alcantarillas ni en Florencio y en ambos se percibía el olor. Solo nos queda pendiente la probabilidad de que algún camión estuviera dejando el combustible esparcido debido a alguna filtración y que eso corriera por las calles”, mencionó el alcalde, quien dice estar esperando por el informe final de la Junta de Calidad Ambiental. 

Por su parte, Augusto Márquez, gerente interino del área de Emergencias Ambientales de la Junta de Calidad Ambiental, estableció que no tienen una razón específica que responda al suceso, más analizan varias teorías que pudieron haberlo ocasionado. 

“El jueves nos reunimos con el alcalde, los bomberos, Emergencias Estatal y Municipal y fuimos a las supuestas áreas donde estaba sucediendo y no se encontró el causante del olor. Hay varias cosas que pudieron haberlo ocasionado como la crecida del río, ya que se pudieron haber llevado un tanque de diesel y como el agua se lleva todo no hay manera de comprobarlo. También fuimos al vertedero para ver si hubo problemas, pero se inspeccionó ese mismo día y estaba todo bien. Además, estuvo una técnica en esa área hoy (lunes, 21 agosto) y todo está en cumplimiento. Incluso, recorrimos el municipio a ver si se trató de algún camión que derramó aceite en la zona, pero no había rastros y pudo haber sido que el agua limpió todo”, indicó Márquez. 

Lluvias impiden procesar desperdicios industriales

No obstante, averiguaciones de este semanario apuntan a que el olor aparentemente provino del vertedero de Fajardo. Allí ubica la recién instalada planta Landfill Gas Technologies, empresa que produce energía a través del gas metano que se obtiene de la descomposición natural de los desperdicios. 

No obstante, la empresa, a través de su abogado, el licenciado Javier Vázquez, negó que fuera metano el olor que se percibió en el municipio y adjudicó el suceso a que precisamente ese día recibieron una carga de residuos industriales, y las fuertes lluvias no les permitieron realizar el proceso habitual para que no se esparcieran los gases.

“El suceso del jueves no tiene nada que ver con las actividades de extracción de gas metano. Primero hay que entender que el gas metano es un tipo de gas de carácter inodoro, no es posible detectar su olor si no se utilizan equipos para estas monitorias. Por consiguiente, cualquier emanación que se pueda sentir no es de metano. Lo que he deducido con los gerentes es que ese día se combinó el depósito de aceites provenientes de residuos industriales con el hecho de que no se pudo tapar la carga inmediatamente por las condiciones del tiempo y, al haber cambio en la dirección del viento, esto pudo haber provocado que el olor se sintiera en sectores aledaños al vertedero”, explicó Vázquez.

Según el portavoz de la empresa Landfill Gas Technologies, otro factor que puede aumentar el olor en estos residuos líquidos, es la existencia de hidrocarburo, compuesto que suele estar en esos desechos industriales y que asegura no tiene ningún impacto en la salud, por lo que le extrañó las quejas de residentes del municipio, quienes reflejaron síntomas de vómitos y mareos.

“He estado allí cuando llega este tipo de desperdicios y se percibe una pestilencia tipo aceitosa, como cuando se quema gasolina o goma, pero esto es parte de las operaciones normales del vertedero. Estos son residuos de actividades industriales que pueden tener concentraciones de hidrocarburo, pero no al punto de afectar la salud porque su disposición está permitida en vertederos autorizados. No tiene nada que sea particularmente contaminante. Son actividades que se han llevado a cabo durante años. Nunca habíamos tenido una incidencia de que el olor hubiese causado un efecto. Si los 10 a 12 empleados no tuvieron síntomas, no entiendo como alguien a seis millas pudo haberlos tenido”, cuestionó Vázquez.

Según el abogado de la empresa, el proceso de disposición de estos residuos industriales se trabajó como de costumbre, más solo faltó depositarle un aditivo absorbente para que se pudieran solidificar los residuos. 

“Normalmente se reciben los residuos industriales, se vierten en un revestimiento, se le echa material absorbente y se deja un tiempo en lo que se solidifica y se convierte en una especie de tierra que luego es desechada. Ese proceso dura de tres a cuatro horas. Se puede extender en la medida en que las inclemencias del tiempo no permitan realizar el proceso como es usual y eso fue lo que pasó ese jueves”, estableció el licenciado. 

Sin embargo, Vázquez admitió que “no es la primera vez que ocurre este tipo de suceso” y que la empresa está haciendo las gestiones para realizar cambios operacionales que ayuden a evitar futuros eventos de esta índole. 

“El asunto se está analizando. Estamos en conversaciones a ver si el cliente hace un tratamiento antes de disponer del material y que así se pueda minimizar el olor de los residuos. Ya destacamos el personal de salud y seguridad y se hará un ajuste operacional para calendarizar descargas de estos residuos cuando no haya avisos de lluvias frecuentes. Se van a hacer los cambios operaciones que sean necesarios. Esas son las instrucciones que dio la gerencia”, culminó el abogado.

Augusto Márquez, gerente interino del área de Emergencias Ambientales de la Junta de Calidad Ambiental, por su parte, dijo desconocer que la situación fuera originada por este proceso de la empresa y pidieron tiempo para poder analizar esta versión del abogado.

“Es la primera vez que escucho esta versión. El día que estuvimos allí nadie nos había informado acerca de esto. La técnica que estuvo en el vertedero hoy acaba de llegar y estoy a la espera del informe. Tengo que verificar e investigar para poder dar una respuesta”, sostuvo Márquez.

Desde la óptica ambientalista 

Según el ambientalista Juan Rosario, director de la Alianza para el Manejo Sostenible de los Recursos 2025 (AMANESER 2025), la versión de que el olor perceptible fuese metano, no es posible ya que, en efecto, el metano es inodoro.

“Los gases inflamables son inodoros, pero el marcador que le ponen es producto de materia orgánica y sí tiene un fuerte olor. Me imagino que si la gente habló de azufre es porque lo que se sintió fue un olor penetrante, invasivo e irritante. Pudiera ser hidróxido de azufre que es lo que se siente en los manglares que es como un olor a huevos podridos. Los hidrocarburos son derivados de petróleo como es el caso de los aceites lubricantes y el combustible”, explicó Rosario, quien cuenta con una maestría en ciencias con especialidad en salud ambiental del Recinto de Ciencias Medicas. 

En cuanto a que el olor haya viajado largas distancias desde su punto de origen y las alegaciones de la empresa de que los empleados que trabajan en la planta, no sufrieron de síntomas relacionados a este suceso, Rosario estableció que “en ocasiones las circunstancias varían y las temperaturas altas o bajas hacen que los gases viajen más o menos. Pero, es un hecho que el cuerpo se acostumbra inhabilitando los sensores de olor. Si los empleados o vecinos de la zona llevan tanto tiempo cerca el olor, el cuerpo se acostumbra y se defiende. Me preocupa que estén manejando muy a menudo este tipo de residuos”, finalizó el líder ambientalista.