El Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín espera contar a partir de mañana con un radar tipo militar que permitirá aumentar el número de vuelos comerciales, informó Agustín Arellano, principal oficial ejecutivo de Aerostar Holdings, empresa que administra la instalación.

Según Arellano, el radar permitiría elevar el número de vuelos comerciales a 18, casi la mitad de los vuelos que salen al momento.

El huracán María afectó el funcionamiento de tres de los cuatro radares del aeropuerto.

Hasta ayer, solo cinco aerolíneas (American Airlines, Jet Blue, Delta, United Airlines y Spirit) realizaban 10 vuelos domésticos a Orlando, Atlanta, Fort Lauderdale, Nueva York, Miami y Newark.

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Mañana también podrían añadirle vuelos internacionales, anticipó Agustín Arellano, principal oficial ejecutivo de Aerostar Holdings, empresa que administra la instalación.

Pero hoy 13 vuelos despegaron del aeropuerto luego de que Southwest se sumó a lista de aerolíneas que transportan pasajeros hacia Estados Unidos. 

Southwest realizó dos vuelos a Orlando, uno en la mañana y otro en la tarde, mientras que Jet Blue Airlines realizó un inesperado vuelo adicional.

La lista de vuelos que se añadirán a partir de mañana incluirá vuelos internacionales de Iberia, Copa y Avianca, que realizarán viajes a España, Panamá y Colombia, indicó Arellano.

A casi una semana, del devastador paso del huracán María por la Isla, continuaba la saga de los pasajeros que trataban de salir del país para regresar a sus hogares.

Una enorme fila que cruzaba la acera a lo largo de dos terminales anticipaba un largo tiempo de espera para entrar al único terminal de salida de vuelos.

Bajo un cielo grisáceo y con aire húmedo, cientos de mujeres y hombres esperaban con sus maletas para acceder a un recinto sin aire acondicionado y donde las transacciones se realizan manualmente.

En el estacionamiento y en otros puntos donde había tomacorrientes grandes y pequeños se congregaban para cargar sus celulares, en un país que se mantiene a oscuras luego que colapsó el sistema energético.

Afuera, oficiales armados de la Guardia Nacional y de la agencia federal de Homeland Security custodiaban el lugar. Adentro, algunos pasajeros se paraban frente a abanicos para refrescarse mientras esperaban por realizar el trámite que le permitiría abordar un avión.

Acostados en Gustos Café, que desde hace dos días se convirtió en su nuevo alojamiento, Betty Marrero, Mildred Zinaman y Wilfredo Roldós se abanicaban con pedazos de cartón.

El trío llegó a San Juan luego que cancelaron los vuelos desde el Aeropuerto de Aguadilla por los daños que sufrió tras la embestida del ciclón María.

"Vinimos de vacaciones. Debíamos partir el sábado", contó Marrero.

"Nos quedamos en casas de amistades, pero luego terminamos en un motel pagando $100 la noche", agregó.

Ante la falta de comunicación, el trío decidió trasladarse a San Juan. 

Al cruzar la línea territorial de Dorado logró señal de celular y contacto con la familia.

Marrero explicó que debido a la fragilidad de las comunicaciones tuvo que esperar a llegar al aeropuerto para lograr contacto con JetBlue. La aerolínea ofreció al trío un vuelo saliendo el próximo 30 de septiembre.

Pero la insistencia de un familiar en Nueva York rindió frutos. Logró mover la fecha de salida para mañana a las 2:00 p.m.

"No volvería a la isla. Aquí no hay unidad", afirmó Zinaman, mientras mostraba un vídeo que capturó en su celular.

En la cinta se observaba a unos empleados de un supermercado en Aguadilla negarle agua a los ciudadanos que llegaban desesperados al lugar, pero repartiéndose las botellas entre ellos.

"Aquí no hay unidad. Hay gente saqueando en estos momentos", insistió la mujer de ascendencia boricua.

Mientras, frente al terminal de los vuelos de salida se estacionaba un cambió con agentes especiales de la guardia costanera, quienes escoltados por colegas con armas largas llegaron al lugar a repartir agua y ofrecer barras de granola.

Con uniforme de fatiga, varias agentes recorrieron la acera y el interior del aeropuerto para regalar agua y tratar de paliar el calor de una tarde.

"We came to help (Vinimos a ayudar)", soltó una agente que entregó botellas a varias mujeres que se encontraban arremolinadas en el área de inspección de equipaje.

Sentado contra una pared donde había un tomacorriente, donde cargaba su celular, Antonio Santiago intentaba descifrar el próximo paso a seguir. Quedó varado en la Isla solo. Su papá y su hermano partieron hoy y su pasaje de regreso tiene fecha del 7 de octubre.

"No me quieren adelantar la fecha", comentó el muchacho.

"Mi papá y mi hermano salieron hace un rato. Como mi papá es diabético le buscaron un acomodo. Mi hermano lo acompañó para ayudarlo con su condición", agregó.

El trío llegó a la isla para un funeral de un familiar en Salinas cuando María los sorprendió.

Santiago indicó que ha dormido en la acera del terminal desde el viernes, pero que pondera buscar una habitación de hotel. También pedirá ayuda a su novia en Nueva York para tratar de conseguir un vuelo de salida en los próximos días.

"Esta es mi primera visita a Puerto Rico y ha sido una experiencia única", comentó con una sonrisa irónica.