A Manuel ‘Manny’ Huerta lo cubano no se lo puede despintar nadie. Quien le escucha hablar rápido reconoce que el triatleta tiene sus raíces en la Mayor de las Antillas. 

Pero desde que el natural de La Habana visitó por primera vez a Puerto Rico en el 2003, sintió que en el suelo boricua había encontrado el lugar más parecido a su país natal, el cual dejó a los 13 años junto con su mamá y hermana

Esa conexión con lo boricua fue creciendo con el pasar de los años, e hizo que Huerta le diera un giro a su vida de deportista al dejar de representar a los Estados Unidos, país al que llegó a vestir sus colores en las pasadas Olimpiadas de Londres, y optara por acoger el reto de defender la otra “ala” que conforma el pájaro que le da vida a la relación entre cubanos y puertorriqueños. 

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“Vine a vivir acá porque Puerto Rico me identificaba como persona. Para mí,  significa los dos mundos en los que nací y me crie”, dijo Huerta  en una entrevista reciente con Primera Hora. 

Desde finales de 2013, Huerta es tan boricua como el coquí, y ahora se prepara para representar a su segunda patria en los próximos Juegos Panamericanos de Toronto. 

“Son mis primeros Panamericanos con Puerto Rico, que nunca ha podido ganar una medalla a ese nivel en Triatlón. Quiero abrir el camino para los chicos de Puerto Rico, de que sí podemos ganar”, señaló Huerta, medallista de  plata en Guadalajara 2011 con los Estados Unidos. 

Su vida cambió 180 grados

Huerta salió de Cuba en 1997. Su abuela fue parte de los sobre 100,000 cubanos que conformaron el Éxodo del Mariel en 1980 y que partieron hacia los Estados Unidos y, con el pasar del tiempo, se hizo ciudadana americana y pudo reclamar a su hija y nietos. 

Como era de esperarse, para Huerta la transición de culturas le tomó tiempo. 

“Los primeros meses eran cosas nuevas. Siendo un niño, todo era nuevo como en las películas: los carros, los edificios, las calles. Todo era completamente diferente”, recordó Huerta, quien gracias al deporte pudo aclimatarse a su nueva vida. 

Desde sus primeros años de vida en Cuba, Huerta gustaba de nadar y más adelante, ya en los Estados Unidos, comenzó a correr lo cual le llevó a tener como hobby el practicar el triatlón. 

Gracias a su talento, consiguió una beca de la Universidad de Florida Atlantic. 

Más adelante, abrió los ojos de la selección de los Estados Unidos.  

Esa participación con el conjunto estadounidense le dio la oportunidad de competir en varios eventos, uno de ellos siendo en el 2003 en el pueblo de Rincón, en lo que fue el primer contacto de Huerta con Puerto Rico. 

Desde ese momento, sintió algo especial por Borinquén y, por años,  estuvo viniendo a la Isla ya fuera a competir o de vacaciones. 

Quiere dejar su huella en Puerto Rico

Huerta se había ganado por derecho propio su pase a los Panamericanos de 2011, pero la selección norteamericana optó por dejarlo como alterno. 

No obstante, una lesión de un compañero de equipo a seis días de la justa continental le abrió la puerta y, con poco tiempo de preparación,  pudo lograr la medalla de plata.

Al año siguiente, estuvo en Londres, y luego de esto ya estaba en el proceso de cambiar de ciudadanía deportiva para levantar el deporte que le apasiona en su segunda casa.

En los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz, Huerta fue parte del equipo boricua que ganó medalla de plata en relevo mixto y ahora va con el tiempo suficiente de preparación en pos de darle a Puerto Rico su primera presea a nivel panamericano. 

“La clave es el timing. Al ser un deporte tan duro y yo con 31 años, es difícil tener una forma pico tantos años. El curso (la ruta) de Toronto es plano y será un poco frio”, describió Huerta,  quien reconoce que hay altas expectativas de medalla en Toronto y con orgullo acepta el reto. 

De igual forma, aprovechó la oportunidad para dejarle un mensaje a aquellos que en ocasiones no ven con buenos ojos que atletas de otros países representen a Puerto Rico.  

“A mí me dijeron que patria no se nace, se hace. Es cierto que no nací aquí y competí por Estados Unidos, pero ahora vivo, entreno acá. A los Panamericanos llegaré comiendo mofongo y habichuelas”, acotó Huerta. 

“No vine a quitarle el puesto a nadie. Vengo a aportar y desde que vine he podido entrenar con los muchachos del equipo nacional de acá”, agregó Huerta, agradecido de cómo ha sido aceptado en la comunidad boricua y con la meta de dejar su huella en el deporte local. 

“Para mí Puerto Rico es lo más cercano a Cuba. 

El idioma, el amor de la gente, la pasión por el deporte, me siento como en casa”, señaló Huerta, cuyo evento será el 11 de julio.