Son muchos los puertorriqueños que se han ido de la isla durante los pasados diez años, y otros que han regresado a forjar su propio camino ante las circunstancias que se viven tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico.

Una pareja que regresó a Puerto Rico hace un año decidió emprender su propio negocio para lidiar con la crisis económica y la escasez de oportunidades de empleo.

Un día se sentaron a pensar en el negocio que querían establecer de modo que fuera un proyecto estable, duradero y con posibilidades de expansión no solo en Ponce sino en otras partes.

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Así surgió Chuly Burgers, un negocio situado en la avenida Fagot 3004, de Ponce, donde circulan diariamente miles de automovilistas y en la que hay decenas de negocios, diversas escuelas y cientos de residencias.

“Vine de Estados Unidos y al no encontrar muchas oportunidades de trabajo, mi padre hizo un préstamo y pensamos que podíamos establecer un negocio de comida porque todo el mundo tienen que comer y como nosotros fuimos chefs en Orlando, en Disney, pensamos en el concepto de tener el mejor hamburguer de Ponce”, expresó Arlene Vásquez Llaverías, una chef de 20 años, que ve en el emprendimiento la mejor forma de salir adelante dentro de la recesión que ha provocado la salida de decena de miles de habitantes del país hacia Estados Unidos, pero también el regreso de una gran cantidad.

Vásquez Llaverías, junto a su pareja, Pedro Pomales, también de 20 años de edad, se encargan de brindar el servicio con la ayuda de sus padres y del cocinero alemán Patrick Pinter, que brinda refuerzo los fines de semana en el negocio que abre de miércoles a jueves de 12:00 del mediodía a 10:00 de la noche, los viernes de 12:30 del mediodía a 11:00 de la noche, y los sábados abren a las 6:30 de la tarde.

Los padres de Arlene, Francisco y Lissette, se mantienen a su lado para respaldar el proyecto, mientras durante la semana, cumplen con sus deberes en sus respectivas empresas, la industria del gas y los seguros.

“Nosotros entendemos y siempre ha sido así en nuestras vidas que el servicio tiene que ser personalizado y de calidad. Por eso tenemos productos de calidad, carnes angus y pan de alta calidad, así como el trato a los clientes, porque queremos que regresen y recomienden a sus amigos y familiares. El servicio y la calidad es nuestra carta de presentación”, explicó Lissette Laverías, mientras su esposo Francisco Vásquez, cargaba con bolsos de hielo para los refrescos.

Además de hamburguesas con papas, venden sándwiches, picadera, alitas y pechuga a la plancha, con refrescos o agua, pero ya han completado los trámites para los permisos de venta de cervezas y vino, así como otros destilados.

Los productos los cocinan en un carruaje de metal y “fiber glass” que han colocado en la marquesina del edificio que ocupan, ya que por las características de la avenida no pueden tenerlo en la acera, pero que agrega un tono especial.