Cumplir las fantasías sexuales de tu pareja, cuando estas no necesariamente te complacen, es costumbre en una sociedad aun marcada por el machismo. La noción general es que la mujer tiene que complacer al hombre, lo que lleva a muchas a la disyuntiva de si deben ceder en algo con lo que no están moral, emocional o físicamente de acuerdo. 

A juicio de la sexóloga Ivelisse Cintrón, en materia de fantasías sexuales, aplica perfectamente el refrán que señala que “el hombre llega hasta donde la mujer permite”. En ese sentido, ninguna mujer debe decir sí a una fantasía si no está de acuerdo, por más insistente que pueda ser su pareja al respecto. 

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“Si vamos a la verdad, el mayor tabú en Puerto Rico lo arraiga la mujer, no el hombre. El hombre es más abierto por su naturaleza. En muchas ocasiones cuando nosotras las mujeres decidimos complacer a nuestras parejas antes de complacernos a nosotras es porque hay muchas inseguridades dentro de nosotras: el miedo a perderlo, el miedo a perder la estabilidad económica que quizás tenemos con ellos, y de alguna manera yo tengo que complacerlo para que no se me vaya. La realidad es que cuando profundizamos en estas mujeres, el arraigo a la tradición y a la costumbre es tanta porque la educación que traemos desde pequeñas es un tabú que nos enseña a complacer a la persona que esté al lado de nosotros, no obstante, no complaciéndonos a nosotras primero”, explicó Cintrón.

La doctora señaló que antes de siquiera considerar la fantasía sexual de su  pareja, la mujer debe complacerse primero a sí misma. Esa satisfacción, afirmó, debe abarcar no solo el aspecto sexual, sino también el aspecto emocional. 

“Yo siempre digo que tú no puedes dar de lo que tú no tienes. Cuando tú tratas de complacer a tu pareja sin complacerte tú primero la realidad es que siempre vas a quedar insatisfecha, y va a llegar el momento en que te vas a aburrir de complacer a tu pareja y no complacerte a ti, porque ya se convierte en una rutina. Yo no puedo complacer a mi hombre completamente cuando mi hombre me pide –por poner un ejemplo, tener relaciones orales, cuando a mí no me gusta– pero por complacerlo lo voy a hacer. Si yo no disfruto a plenitud lo que estoy haciendo, lamentablemente, él va a llegar al orgasmo y a la eyaculación y va a quedar complacido, pero no voy a profundizar en lo que yo quiero, que es integrarlo en la relación íntima conmigo”, abundó.

Pero para que las mujeres puedan sentirse complacidas física y emocionalmente, la sexóloga subrayó que es necesario que estas conozcan bien su cuerpo y lo que les gusta, que exploren su sexualidad consigo mismas y se sientan seguras de sí mismas. Luego, entonces, podrían entrar en la consideración de si cumplen las fantasías sexuales de su pareja o no. 

“Vamos a explorar nuestro cuerpo, como mujeres. No esperemos llegar al acto para conocer qué me gusta y qué no. Vamos a sacar tiempo para nuestra propia intimidad, para tocarnos de diferentes formas, para erotizarnos, para usar mis manos en diferentes partes de mi cuerpo para experimentar, pero antes de eso vamos a educarnos sexualmente para ver cómo yo voy a llevar a cabo la relación sexual”, afirmó.

Al mismo tiempo, fue enfática en que la mujer, por su carácter emocional debe estar segura a la hora de hacerlo porque si cumple alguna fantasía que no va a tono con sus gustos o creencias puede no  sentirse satisfecha. Eso lastimaría a la fémina a tal grado, que podría terminar en el rompimiento de la relación. 

“Si no está preparada para poder afrontar sicológicamente lo que va a pasar en un futuro, es muy probable que esta pareja se rompa”, dijo la sexóloga, quien mencionó que las fantasías sexuales más recurrentes en los hombres lo son la integración de una tercera persona en el acto sexual, tener relaciones sexuales en público, ser observados durante el momento de la intimidad y el sexo anal.

Cintrón señaló que siempre se puede llegar a punto medio, en cuanto a fantasías sexuales, pero es importante fomentar la comunicación en la pareja. 

“Lo primordial es tener una comunicación abierta y efectiva con mi pareja y dialogar sobre lo que a él le gusta y a ti te gusta y llegar a un ‘happy medium’, que ninguno de los dos salga afectado porque la fantasía sexual es una fantasía hasta que la concretizamos”, reiteró.

De igual forma, indicó que la imaginación y los juegos sexuales juegan un papel importante en la intimidad de la pareja, sobre todo en las fantasías que involucran a más de dos personas. 

“Hay juguetes sexuales, tanto femeninos como masculinos que los podemos integrar a la imaginación. La fantasía sexual está en la siquis. Una vez yo pueda integrar esas dos cosas no necesariamente, tengo que tener una tercera persona físicamente para poder complacer a mi pareja. Podemos integrar juguetes, palabras, nombres sin que físicamente esa persona esté”, abundó.

Cómo decir que no

Al reiterar la importancia del diálogo, la doctora señaló que fantasías como los tríos, orgías o el voyeurismo pueden tener serias implicaciones en la pareja. Sin embargo, es importante saber cómo decir que no cuando ese es el deseo de ella para no herir los sentimientos de él. 

“La sexualidad hay que abordarla de frente. No podemos esconderlo porque una vez consumamos el acto, sicológicamente nos puede afectar para bien o para mal”, sostuvo.

De acuerdo con la profesional en conducta sexual, con cariño se le puede comunicar a la pareja que esa fantasía podría afectarla a nivel emocional. Otra alternativa es pedirle a él que se coloque en su lugar.   

“Al preguntarle ‘¿tú estarías dispuesto a que yo integre otro hombre?’, lo vas a poner contra la pared. Cualquier hombre que realmente le interese esa mujer, que sea una pareja formal, que no sea simplemente sexo, va a chocar contra la pared e inmediatamente va  a formar una visión en su mente y va a decir ‘no, espérate, gracias, pero no’. Esa regularmente es la forma que yo establezco para hablarle a tu pareja, poniéndolo en el lugar que él que te quiere poner a ti”, aseguró. 

También resaltó que es importante no esperar el momento de la intimidad para hablarle a la pareja de sus gustos en la intimidad y también de lo que no le gusta. 

“Eso hay que dialogarlo antes para que él sepa cómo complacerte en el momento”, concluyó.