No paran, aumentan. 

El proceso de transición en el municipio de Guaynabo sigue generando preocupaciones en los miembros del comité entrante, cuyo presidente,  Antonio Pabón, se ha topado con un ayuntamiento que era “manejado como una empresa familiar” en vez de un ente con un “organigrama funcional”. 

Ayer, durante el segundo día de vistas públicas de transición en la Legislatura Municipal, Pabón expuso que “las preocupaciones van aumentando”, siendo la mayor de estas que “no tenemos toda la información” necesaria para dar un diagnóstico sobre el ayuntamiento.  

“Me atrevería a decir que no solamente se estaba micromanejando,  sino que se estaba manejando como una empresa familiar en la cual se hacen las transferencias y se atienden los asuntos de manera informal, a veces sin que una parte tenga conocimiento de la otra, y sin las implicaciones económicas”, dijo Pabón en un aparte con periodistas.

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Una de las consecuencias anticipadas es que se podrían encontrar con un déficit.

En el área de nómina, el comité entrante salió de la audiencia de la mañana sin una idea clara de cuántos empleados tiene el municipio “porque están segmentados, no los tienen englobados”, dijo otro miembro del comité,  Aura González, exsecretaria del Trabajo. 

El comité saliente informó que el número de empleados asciende a 2,414, sin embargo, hay una controversia con el número actual de empleados de confianza de si son 35 o 47. Entre estos empleados, destaca un “conserje en una posición de confianza”, dijo González. “No he visto eso nunca. Como único puedo pensar es que haya un puesto de conserje en la oficina propia del Alcalde”, agregó González.

También dijo que hay empleados que ganan más del sueldo que tendría el nuevo alcalde Ángel Pérez -electo tras la renuncia de Héctor O'Neill-, que asciende a $8,000. Por ejemplo, ahora  el puesto del administrador suma casi $11,000. Esta además cuestionó los criterios  para nombrar  a Eduardo Farria como director de Recursos Humanos, puesto que ya no ocupa. La respuesta del comité saliente apuntó a que se enmendó el plan de clasificación para ajustarlo a su preparación, comentó  González.

Pabón aclaró que pese a los cuestionamientos sobre los recursos humanos, “no estamos hablando ni queremos insinuar... que va a haber despidos de empleados por la condición económica que tenga el municipio”.

De otro lado, Pabón destacó que el custodio de los contratos del ayuntamiento  es la Oficina de la Secretaría Municipal -si se quiere una sana  administración-, pero bajo la administración O'Neill  estaban ante la custodia de la Oficina de la Vicealcaldesa, Aurialis Lozada, quien renunció.  

Otra de las inquietudes es la ausencia desde hace dos años de  un representante de interés público en la Junta de Subastas.

Se añade a la lista los museos porque, entre otros asuntos, no tienen informes de transición, dijo Pabón. Además, el Consorcio Guaynabo Toa Baja (que incluye a Cataño) inquieta, entre otras cosas,  porque es a partir de julio que desean operar con un seguro social patronal propio. Allí hay 19 empleados de confianza. Asimismo, Pabón añadió que le preocupa la falta de un ente municipal que vele por el patrimonio de Guaynabo.