Gracias a la colaboración ciudadana, el fugitivo Rosendo Ortiz Feliciano, acusado por el asesinato de su pareja, Anabel Marrero Pérez, fue arrestado esta madrugada en la intersección de las carreteras PR-2 y PR-160 de Vega Baja.

Tirado en una cuneta, molido a golpes y en estado de embriaguez, fue encontrado el hombre, de 52 años, buscado por la Policía desde el lunes pasado, cuando apuñaló a su pareja en una residencia abandonada del barrio Maricao de Vega Alta.

El teniente Rafael Oquendo, director del Cuerpo de Investigaciones Criminales de Vega Baja, indicó que al momento de ser localizado por los agentes del equipo especial de trabajo creado por el inspector Rafael Rosa Córdova para su captura, el individuo les manifestó que había ingerido el veneno para ratas conocido como “tres pasitos”.

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“Lo encontramos tirado en el pavimento, en una cuneta, estaba con la ropa sucia, parece que con la misma que lleva días huyendo, estaba en aparente estado de embriaguez y nos dijo que había tomado tres pasitos. Luego de salir del negocio El Farolito, alega que fue golpeado. El individuo no mostró arrepentimiento”, detalló el teniente Oquendo a este medio.

El detenido fue transportado al Hospital Wilma N. Vázquez de Vega Baja, donde quedó recluido tras recibir asistencia médica por los golpes recibidos y la ingesta del veneno.

 Horas antes de su arresto, a eso de las 10:30 p.m. del viernes, explicó el teniente Oquendo, que el automóvil marca Toyota Yaris, color blanco de cuatro puertas, el cual utilizó para evadir la justicia y que era propiedad del padre de su víctima, fue localizado quemado, con una tablilla que no le pertenecía y con dos guardalodos pintados de negro, en el barrio Río Arriba de Vega Baja.

Se requirió del análisis de los peritos de la División de Vehículos Hurtados para confirmar que era el vehículo que utilizaba para evadir a las autoridades por zona rurales entre los pueblos de Vega Alta y Corozal.

De acuerdo con la investigación, entrevista a familiares y confidencias de la ciudadanía, los agentes habían establecido que Ortiz Rodríguez, a diario ingería grandes cantidades de bebidas embriagantes y que frecuentaba cafetines de zonas rurales.

Toman la justicia en sus manos

Según el teniente Oquendo, tras quemar el automóvil, el individuo estuvo tomando en un negocio del área de Vega Baja donde varios de los parroquianos lo reconocieron a pesar de que había cambiado su aspecto físico y lucía distinto a la foto del fichaje diseminada para que la ciudadanía colaborara en su captura.

Éste se había recortado el cabello bien pegado a la cabeza y se había cambiado la forma del bigote, indicó el oficial.

“Lo reconocieron, le dieron una pela por las costillas y diferentes partes del cuerpo y quedó tirado en una cuneta de un sitio solitario, parece que lo reconocieron, porque la gente estaba cooperando con nosotros. Llamaron de forma anónima y nos dijeron dónde estaba”, detalló Oquendo.

Cuando llegaron los agentes al sector, les manifestó que un grupo de jóvenes lo había agredido y que había ingerido el veneno tres pasitos el cual mezcló con bebidas alcohólicas el viernes por la tarde.

El día del crimen el individuo le pidió prestado el vehículo a su suegro para llevar a Marrero Pérez, de 38 años, una cita médica, pero se desvió su ruta hacia la vivienda abandonada donde la asesinó.

“No habla de arrepentimiento lo que sí es que se preocupó por su agresión y por haber ingerido el veneno. No expresó nada al momento sobre ella (su pareja)”, agregó Oquendo.

El jueves pasado, el juez Elmer Rodríguez había expedido una orden de arresto en su contra y le fijó una fianza de $1 millón 250 mil, tras ser acusado en ausencia, por los delitos de asesinato en primer grado, infracción a la Ley de Armas, Ley 54 de Violencia Doméstica y violación a la Ley 8 de Propiedad Vehicular. Una vez se dado de alta del hospital, se procederá con el diligenciamiento de la orden de arresto.

Ortiz Feliciano, quien solo cursó hasta el noveno grado, cumplió seis años de prisión de una sentencia de 25 años por el crimen de Betty Marvel Santiago, asesinada a tubazos en febrero de 1995, en una residencia de la carretera PR-159 entre Toa Alta y Corozal. Tras salir de la cárcel, el sospechoso fue acusado en el 2011 por otro caso de violencia de género y quedó en libertad en el año 2013.